La creación de un Tribunal Penal Mundial (TPI) parece cada vez más lejana, aunque 159 países reunidos en esta capital a mediados del mes pasado asumieron el compromiso de llegar a un acuerdo antes del fin de cinco semanas de negociaciones.
Las disputas políticas más espinosas están lejos de resolverse, y algunas delegaciones de países y organizaciones no gubernamentales (ONG) afirman que sería necesaria otra reunión para que el tribunal pueda ser instalado.
Al final de la tercera semana de la conferencia de Roma, más de 1.000 términos u opciones permanecen entre paréntesis en el borrador del estatuto del TPI. Los paréntesis indican un desacuerdo sobre el texto.
Algunos gobiernos acusaron al bloque de países árabes por plantear una catarata de enmiendas, y otros a Estados Unidos y Gran Bretaña por presentar propuestas que consumieron demasiado tiempo.
"Cada día se reúnen 10 grupos de trabajo. Es difícil seguir la pista de los documentos", se quejó un diplomático. Muchos representantes del mundo en desarrollo están preocupados simplemente porque no pueden participar en todas las discusiones sobre las minucias legales del TPI.
"Los temas se vuelven más complejos, y se suman la lentitud, el empantanamiento y la apertura de temas que parecían cerrados", dijo Bill Pace, de la Coalición de ONG para un Tribunal Penal Internacional.
El principal problema, según Pace, es que los gobiernos pueden estar tan ansiosos por llegar a una conclusión antes del 17 de julio que aceptarán el "mínimo común denominador".
En ese caso, sería razonable realizar otra conferencia sobre el TPI para finalizar el trabajo sobre el texto. "Si lleva uno o dos años más, no es necesariamente un fracaso", alegó.
Pace afirma que el énfasis debería ponerse en resolver la cantidad mayor posible de temas en las próximas semanas. Pero, advirtió, ningún tratado importante fue adoptado en un sólo debate, y el estatuto del TPI podría no ser una excepción.
Algunos gobiernos comparten esa opinión. Un diplomático occidental admitió que es poco posible que las disputas sobre las potestades y jurisdicción del TPI queden zanjadas en las próximas dos semanas.
Otros no están seguros de que el retraso sea de ayuda. "Hubo un momento culminante en Roma. Es muy peligroso confiar en que una segunda conferencia sea posible sin un mayor esfuerzo que el necesario para realizar" las actuales negociaciones.
Pero Sacirbey reconoce que el apuro por producir un texto completo en los próximos días tiene consecuencias prácticas. Uno de los efectos son acusaciones de obstruccionismo contra algunos grupos.
"Toda la acusación contra los estados árabes se basa en que queremos tener rápidamente una solución porque el tiempo se agota", sostuvo.
Algunos activistas afirman que aún es prematuro preguntarse si una miríada de obstáculos, que varían de diferentes sistemas legales a amplias brechas políticas, podrán superarse en los próximos días.
"Es demasiado pronto", dijo Jelena Pejic, del Comité de Abogados por los Derechos Humanos, y agregó que la posibilidad de futuras conferencias en esta etapa podría estimular a algunos gobiernos a detenerse en lugar de presionar por soluciones ahora.
En relación a otros muchos tratados, el estatuto del ICC se está procesando bastante bien. "Hay más señales positivas que negativas", dijo.
Pero las principales disputas parecen no resueltas. La oposición de Estados Unidoas a las potestades propuestas para el fiscal del TPI no se diluyó.
Además, rumores de un acuerdo sobre la supervisión del Consejo de Seguridad, en la cual este votaría para retirar algunos temas de la jurisdicción del TPI, aunque sólo durante 12 meses cada vez, no llegaron a resultados concretos.
En última instancia, como dijo un diplomático, al menos algunos asuntos deberán decidirse mediante votación. (FIN/IPS/tra-en/fah/js/aa/lp/hd ip/98