El ala derechista del exilio cubano en Estados Unidos parece prepararse para regalarle un verano bien movido al gobierno de Cuba.
Desde los disturbios antigubernamentales del 5 de agosto de 1994, julio y agosto son considerados los meses más difíciles en la isla socialista debido a la vinculación de los efectos de la crisis económica con las severas condiciones climáticas.
El envío sorpresivo de una balsa teledirigida hace una semana y la organización de una flotilla de aviones este lunes permiten establecer que los exiliados derechistas mantendrán sus viejos métodos pero introducirán además nuevos métodos de lucha.
La balsa "responde a una nueva táctica en su estragia no violenta para reclamar su derecho de ayudar al pueblo de Cuba", afirmó una declaración del Movimiento Democracia responsable de la acción del lunes 6.
La medida, realizada sin previo anuncio, fue un fracaso en términos propagandísticos pues recaló en una playa de las afueras de La Habana donde ese mismo día se filmaba una película de ficción que acaparaba la atención de los curiosos.
El portavoz de la cancillería, Alejandro González, dijo que la balsa que arribó al este del malecón de La Habana fue enviada por "una pandilla de terroristas que está desesperada por lograr cualquier tipo de provocación".
El gobierno de Fidel Castro mantenía este lunes silencio sobre el anuncio en la ciudad estadounidense de Miami de un homenaje, en aguas internacionales cercanas a Cuba, a los 41 fallecidos el 13 de julio de 1994 en el hundimiento del remolcador 13 de marzo.
Cuba asegura que el naufragio del remolcador, donde viajaban unas 70 personas que pretendían emigrar ilegalmente hacia Estados Unidos, ocurrió al producirse un choque accidental con una embarcación similar que trataba de darle alcance.
El homenaje incluiría el vuelo de avionetas privadas hasta el lugar donde, según la versión estadounidense, fuerzas aéreas cubanas derribaron el 24 de febrero de 1996 dos aeronaves tripuladas por pilotos de Hermanos al Rescate.
Acciones similares podrían esperarse en agosto en ocasión del aniversario de los disturbios que, en agosto de 1994, dieron pie a la apertura de las costas cubanas para todo aquel que quisiera salir de la isla rumbo a Estados Unidos.
Al activismo de organizaciones como el Movimiento Democracia y el grupo Hermanos al Rescate se sumaron este fin de semana las revelaciones de un exiliado de 70 años.
"Habrá noticias emocionantes pronto"dijo al diario The New York Times el disidente cubano Luis Posada Carriles.
A un año del estallido de dos artefactos explosivos de baja intensidad en los hoteles Capri y Nacional, en el centro de La Habana, Posada se responsabilizó por la organización de una ola de atentados contra la industria turística cubana.
Acusado de ser uno de los autores del sabotaje que provocó el derribo de un avión de Cubana de Aviación con 73 personas a bordo, el exiliado de 70 años aseguró que está buscando otro método para perjudicar la economía cubana.
Antes "eramos patriotas, ahora terroristas", comentó Posada, quien confesó haber recibido durante años fondos de Jorge Más Canosa, el más influyente político del exilio cubano, fallecido en noviembre.
La Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), creada por Más Canosa en 1981, se proclama como la más representativa de las voces cubanas en Estados Unidos que pretende debilitar al régimen de Castro por la vía política y no violenta.
"Cualquier alegación, implicación o sugerencia de que miembros de la FNCA financiaron algunos de los supuestos 'actos de violencia' contra el régimen de Castro es total y concretamente falso", afirmó la FNCA en una declaración pública.
Expertos en la isla estiman que, aunque la influencia de la FNCA se ha debilitado con la muerte de su principal líder, la organización sigue detrás de buena parte de las acciones anticastristas.
"En la esfera de gobierno hay conciencia de que vienen momentos difíciles", dijo a IPS un militante del gobernante Partido Comunista que recordó la decisión oficial de evitar los cortes de electricidad en los meses de verano.
Observadores locales vieron otra muestra de la preocupación oficial en la programación del carnaval habanero para varios fines de semana a partir del día 24.
Las fiestas, que habían sido trasladadas a los meses de invierno para que coincidieran con la temporada alta turística, regresaron a los meses de verano como se realizaban desde hacía décadas.
Expertos estiman que a ocho años del inicio de la peor crisis económica del gobierno de Castro, la situación continúa muy difícil este año con una nueva caída de la producción de azúcar y los perjuicios del clima a la agricultura.
Fuentes del servicio de guardacostas estadounidenses afirman que en junio se superó la cifra de indocumentados cubanos interceptados en alta mar cuando intentaban llegar de forma ilegal a territorio de Estados Unidos. (FIN/IPS/da/mj/ip/98