CUBA: Cruceros reconquistan las aguas cubanas

El regreso de los cruceros a Cuba a partir de noviembre próximo confirma el protagonismo del sector turístico en la estrategia del gobierno para salir de la severa crisis económica que sufre el país caribeño.

Desde el noviembre arribarán a La Habana entre tres y cinco barcos cruceros cada semana con turistas interesados en conocer Habana Vieja, barrio capitalino declarado Patrimonio de la Humanidad por agencias de las Naciones Unidas, informó el ministro cubano de Transporte, coronel Alvaro Pérez.

Pérez, sin embargo, no reveló por el momento el nombre de la compañía propietaria de los cruceros, un lucrativo negocio que había reaparecido en Cuba el 2 de diciembre de 1995 con el barco Costa Playa, de la empresa mixta de capitales italiano-cubanos CUBANCO SA.

Considerada la quinta línea de cruceros del mundo, la naviera italiana Costra Crociere (CC) desvió el Costa Playa de Medio Oriente, donde rendía ruta hacia el Caribe, hasta Cuba, en una exitosa operación de casi dos años, a juicio de sus ejecutivos.

En sus primeros ochos meses de operaciones, el Costa Playa llevó unos 18.000 pasajeros y en 1997 superó los 25.000 que se había propuesto como aspiración, tras cambiar su itinerario inicial.

Por eso a fines de 1997 cayó como un balde de agua fría en la isla la noticia de que Costa Crociere estaba siendo vendida al consorcio estadounidense con sede en Miami, Carnival Corporation, (CC) la mayor línea de cruceros a nivel mundial.

Como colofón inmediato a la transacción, el Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos fijó el 24 de noviembre como fecha para liquidar las operaciones de este crucero de lujo, de cuatro estrellas, con su capacidad para 480 pasajeros hasta Cuba siempre cubiertas.

"Una sociedad de capital estadounidense debe respetar la normativa del embargo económico impuesto por el gobierno de Estados Unidos a Cuba", declaró entonces a la prensa italiana Pier Luigi Foschi, el nuevo consejero delegado de CC.

Analistas discreparon de si se trató de una decisión política disfrazada de negocio o una transacción comercial que, además, cumple objetivos políticos, pero nadie dudó de que el naciente sector del turismo de cruceros de la isla había sufrido un duro golpe.

CUBANCO SA había establecido instalaciones portuarias especiales para recibir cruceros en La Habana, Santiago de Cuba, 967 kilómetros al este de la capital cubana, y en Punta Francés, al sur de la isla.

También con grandes auspicios había nacido en 1996 Don Juan, primer experiencia marítima de la cadena hotelera española Sol Meliá en conjunto con la entidad cubano-española CUBACAN y la naviera ibérica Transmediterránea.

Con capacidad para 460 pasajeros, categoría de lujo y casino a bordo, este crucero, que operaba en aguas internacionales y en el sur de Cuba, no tuvo el éxito esperado y quebró el mismo año en que surgió.

Aunque no se ha revelado la procedencia de los cruceros que arribarán a la isla a partir de noviembre, todo parece indicar que el relevo procede de Europa, principal emisor de turistas a Cuba, con Italia, Alemania y España al frente.

La industria turística cubana prevé en 1998 un crecimiento de visitantes, en relación con 1997, de 22 por ciento, lo que implicaría el ingreso al país de 1.430.000 turistas, calculó el viceministro de Turismo, Eduardo Rodríguez.

Expertos estiman que, para lograrlo, sería muy útil aprovechar el negocio de los cruceros, teniendo en cuenta que el Caribe representa 50 por ciento del total mundial de las operaciones de ese sector y que Cuba prioriza cada vez más el turismo en su estrategia para salir de la crisis económica. (FIN/IPS/da/mj/if/98

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