COREA DEL SUR: Las huelgas despiertan escasa solidaridad

Los sindicatos de Corea del Sur paralizaron a millares de trabajadores y prometen nuevas movilizaciones contra el programa de reestructuración económica del gobierno, pero las protestas no obtienen demasiado apoyo en un país atenazado por la crisis.

Los sindicalistas piden detener el programa de reestructuración por su impacto negativo sobre el empleo, lo denuncian como una estrategia que nunca fue negociada con los gremios, y exigen que cese el procesamiento de dirigentes.

Las huelgas de la semana pasada lograron paralizar numerosas industrias, entre ellas las de automóviles y los astilleros. Los sindicatos anuncian que, en el futuro, las protestas serán más grandes.

Los sindicatos afirmaron que 70.000 personas participaron en el movimiento de paralización, pero el Ministerio de Trabajo aseguró que no fueron más de 36.000.

En circunstancias "normales", las huelgas tal vez habrían producido reacciones de apoyo entre otros trabajadores y gran parte de la opinión pública, pero la situación es diferente en medio de la crisis económica.

"Los inversionistas extranjeros desconfían del mercado surcoreano, y el rechazo a la reestructuración por parte de los trabajadores se suma a las señales negativas", advirtió Ha Bong- Wu, consultor de la firma de corretaje Kim and Chang.

Economistas locales advirtieron que una huelga de grandes dimensiones podría costar hasta uno por ciento del producto interno bruto, causando la paralización de industrias estratégicas y profundizando la crisis al mantener alejados los flujos de capitales.

El presidente Kim Dae Jung, que en anteriores ocasiones demostró solidaridad hacia los sindicatos, en esta oportunidad puso límites y advirtió que "bajo ninguna circunstancia aceptaremos el uso ilegal de la huelga y la violencia".

Kim aseguró que los despidos masivos causados por la reestructuración fueron resultado de un consenso entre trabajadores, empleadores y gobierno, y advirtió que se trata de una medida dolorosa pero inevitable.

"Casi nadie está inmune a la crisis. Los accionistas de empresas pierden dinero, los contribuyentes deben aumentar sus aportes, y los trabajadores también deben compartir el sacrificio", comentó el mandatario.

Pero en Corea del Sur ningún sacrificio es más doloroso que la pérdida del empleo. Y ya hay 1,5 millones de desempleados como resultado de la reestructuración de grandes empresas, bancos y empresas públicos. Se estima que a fin de año la cifra será de dos millones.

La mayor parte de las personas que pierden el empleo son trabajadores "de cuello blanco" de grandes conglomerados, oficinas del gobiernos y empresas públicas que se fueron a pique.

El mes pasado, el gobierno decretó la "muerte virtual" de 55 debilitadas empresas al cortar todas sus líneas de crédito en los bancos. La privatización de empresas públicas también debería aportar una cuota importante de desempleados.

Los sindicatos alegan que las empresas despiden más gente de la necesaria, pero sus planteamientos no logran conmover a la sociedad.

"La decisión de los gremios de protestar y realizar una huelga es equivocada y podría afectarnos a todos", destacó un comentarista editorial del diario "Dong-Ah Ilbo", Kim Yong-Jong.

La huelga comenzó a perder fuerza al finalizar la semana, cuando 20.000 trabajadores de Hyundai Motor Co. Decidieron retornar a sus puestos de trabajo.

Mientras los sindicatos piden reconsiderar la estrategia de reestructuración, el gobierno sigue firme en su aplicación. "Si queremos minimizar su efecto sobre el empleo, debemos aplicarla más rápido y su alcance debe ser aún mayor", sugirió el ministro del Trabajo, Lee Ki-Ho. (FIN/IPS/tra-en/amy/ral/mk/lc-ml/if-lb/98

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