Los preparativos de la Convención Nacional que trazará en Colombia el camino para la negociación de paz con el insurgente ELN, estarán en manos de nueve civiles y un guerrillero, que tienen la misión de determinar la participación de la sociedad en el proceso.
El llamado Grupo de los 10, que el día 15 intervino en la firma del acuerdo preliminar que coronó las conversaciones en Alemania entre el ELN (Ejército de Liberación Nacional) y 40 representantes de la sociedad civil colombiana, se reunirá el jueves en Bogotá para comenzar su trabajo.
El Grupo delos 10 está integrado por Milton Hernández, del ELN, el empresario Sabas Pretelt, el escritor Alfredo Molano, los periodistas Francisco Santos y Ana Gómez, el senador Samuel Moreno, el sindicalista Hernando Hernández, el juez Carlos Gaviria, el dirigente comunista Jaime Caicedo y el ex canciller Jorge Ramírez.
El documento suscripto en la ciudad alemana de Maguncia señala que la Convención Nacional, a instalarse antes de tres meses, "buscará elaborar las bases para un acuerdo político de transformaciones sociales con miras a la democratización del Estado y la sociedad".
Así mismo, el llamado acuerdo de las Puertas del Cielo, por el convento en que fue firmado, puso en debate el papel que jugará la sociedad civil en las negociaciones de paz.
Horacio Duque, presidente de la no gubernamental Fundación Participación Civil, señaló que la participación de la sociedad civil no puede limitarse a grupos "con mucho peso económico, político y religioso, que desde luego son importantes, pero no suficientes".
En opinión de Duque, en Maguncia, más que un encuentro de la sociedad civil con el ELN, "se dio una cumbre bastante exclusiva" de empresarios, políticos, líderes religiosos, algún académico y dirigentes sindicales aislados de sus bases.
"La sociedad civil es una realidad más compleja, y lo que cabe preguntar es si en Colombia contamos con ese nivel de organización", dijo Duque a IPS.
La reunión de Maguncia, que fue patrocinada por la Iglesia Católica alemana y la colombiana y a la que no fue invitado el gobierno de Ernesto Samper, "dejó sentir una genuina preocupación por el tema de la sociedad civil y su escaso desarrollo en Colombia", destacó.
En cuanto a la Convención Nacional, puede ser "un paso nada despreciable para la formación y desarrollo de una sociedad civil pluralista y abierta", que englobe todas las expresiones de la vida pública, agregó Duque.
Pero el procurador (fiscal del Estado) Jaime Bernal, que asistió a la reunión de Maguncia, dijo que "la gran protagonista" del diálogo en Alemania fue la sociedad civil.
Según Bernal, los compromisos que contrajo el ELN, de acatar las normas del derecho internacional humanitario para "humanizar la guerra" fueron producto de la presión de la sociedad civil.
El ELN se comprometió a no secuestrar menores de edad, mujeres embarazadas ni personas mayores de 65 años, y a suspender el uso de minas antipersonales en las zonas de conflicto.
A juicio de algunos analistas, la convocatoria a la Convención Nacional podría ser el camino para una reforma política. Pero el sentido de esa reforma lo dará la presencia de la sociedad civil.
"Las reformas que se abocan corren el riesgo de convertirse en un pacto entre las élites políticas y militares", si no hay una verdadera participación de todos los sectores sociales, advirtió a IPS un dirigente del izquierdista Partido Socialista de los Trabajadores.
Otras fuentes destacaron que la presencia de delegados de la sociedad civil en Maguncia fue resultado de un proceso comenzado en octubre, con la consulta popular para el "Mandato ciudadano por la paz", en la que 10 millones de colombianos pidieron con su voto el cese de la violencia.
El Mandato fue promovido por la Red de Iniciativas por la Paz (Redepaz), de la que forman parte cerca de 30 organizaciones no gubernamentales.
Tras la votación del Mandato ciudadano, traducida en una protesta contra la violencia en todas sus manifestaciones, el ELN inició los primeros contactos con Redepaz y liberó a varios niños que retenía por su presunta colaboración con grupos paramilitares.
Esa decisión fue considerada una muestra de buena voluntad del grupo insurgente para el comienzo de un diálogo preliminar de paz. La Iglesia católica también ha tenido papel importante en este proceso inicial. (FIN/IPS/yf/ff/ip hd/98