El gobierno de Chile tomó hoy con calma una encuesta que refleja la fuerte inquietud de la población por la marcha de la economía y afirmó que "la crisis está en Asia y aquí hay sólo problemas derivados de esa situación".
El ministro secretario general de Gobierno y portavoz presidencial, José Joaquín Brünner, admitió sin embargo ante corresponsales de prensa extranjera que el ajuste dispuesto por las autoridades tendrá costos políticos para el oficialismo.
Una encuesta didundida este jueves mostró que 62 por ciento de los chilenos piensan que la crisis asiática tendrá un fuerte impacto en el país, mientras 33,4 prevén un impacto débil y sólo 1,7 por ciento estiman que no tendrá ningún efecto.
La inquietud va en aumento, ya que una encuesta similar hecha en marzo registró 45,6 por ciento para la opción del fuerte impacto, en tanto 40,3 de los consultados pensaban en una repercusión débil y 8,5 por ciento en ninguna repercusión.
Pese a que las cifras oficiales muestran un mínimo incremento de la inflación de 1,9 por ciento en el primer semestre de este año, en la encuesta de la firma Adimark 61,4 por ciento de los consultados afirmó que advierte alzas en los precios.
"La crisis está en Asia y aquí hay un problema derivado de esa situación, frente a lo cual el gobierno dispuso un ajuste que reducirá la velocidad de crecimiento de la economía, pero en Chile no hay recesión ni contracción", dijo Brünner.
El jueves de la semana anterior, el ministro de Hacienda, Eduardo Aninat, y el presidente del Banco Central, Carlos Massad, anunciaron un conjunto de medidas para contrarrestar el impacto de la crisis asiática en la economía chilena.
Las decisiones, calificadas de "fuerte apretón", consistieron básicamente en liberalizar el ingreso de capitales, permitir una flotación restringida del dólar al alza y una fuerte reducción del gasto público.
El depósito de garantía anual para inversiones no productivas o capitales golondrinas fue rebajado de 30 a 10 por ciento, en tanto el gasto del Estado disminuirá unos 200 millones de dólares.
Las presiones sobre la economía chilena provienen sobre todo del comercio exterior, con la reducción de la demanda asiática de productos mineros, pesqueros y agrícolas, y la baja de precios de las exportaciones, como consecuencia también de la crisis.
El cobre, principal rubro de la balanza comercial del país, cayó este jueves a su más baja cotización de los últimos 11 años al transarse a sólo 72,34 centavos de dólar la libra en la Bolsa de Metales de Londres.
Junto a la depreciación del cobre, que en 1997 se vendió a un promedio de 103 centavos por libra, la economía chilena vivió esta semana un brusco repunte del dólar, que superó la barrera de 470 pesos.
Brünner recalcó que pese a las medidas de ajuste, Chile tendrá este año un crecimiento de 5,5 por ciento, que será el mayor de América Latina, de acuerdo con las actuales proyecciones.
"Lo que hemos hecho es bajar la velocidad del crecimiento mediante el control del gasto, para enfrentar el problema derivado de la crisis asiática y retomar desde el año 2000 el dinamismo de la economía", afirmó el portavoz del presidente Eduardo Frei.
Brünner desmintió rumores sobre una salida de Aninat del Ministerio de Hacienda, afirmando que, al contrario, es el funcionario más seguro en su cargo, ya que su relevo sería una pésima señal en una situación económica "que no es drmática, aunque sí delicada".
Agregó que el gobierno no pretende "bajarle el perfil" a la última encuesta y dijo que ese mismo sondeo demostró que la población ajusta a las actuales condiciones su expectativa de consumo, endeudamiento y ahorro.
Sin embargo, admitió que el incremento de la brecha entre las expectativas y la realidad puede significar un costo político para el gobierno y la Concertación por la Democracia, la oficialista coalición de centroizquierda.
Los efectos de mayor influencia en el terreno político pueden ser el incremento del desempleo, con un punto de crecimiento hacia fin de año de la actual tasa de 5,5 por ciento, y el temor de la población de no poder pagar sus deudas, dijo el ministro.
Agregó que, en todo caso, la adopción de las medidas de ajuste en una situación preelectoral demuestra "el valor y la responsabilidad" con que el gobierno enfrenta las repercusiones de la crisis asiática.
En diciembre de 1999 tendrán lugar en Chile elecciones presidenciales y legislativas, pero el proceso de definición de los precandidatos tanto en el oficialismo como en la oposición ya está en marcha.
El opositor Partido Comunista proclamó oficialmente como candidata a la presidencia a su secretaria general, Gladys Marín, quien no tiene posibilidades de triunfo, pero podría restar votos al candidato de la coalición gobernante.
En la Concertación por la Democracia, los precandidatos son el socialista Ricardo Lagos, ministro de Obras Públicas, y el democristiano Andrés Zaldívar, presidente del Senado.
En la oposición derechista el nombre más mencionado es el del alcalde Joaquín Lavín, de la Unión Demócrata Independiente, aunque también se postulan el ex senador Sebastián Piñera y el actual senador Sergio Romero, ambos del Partido Renovación Nacional. (FIN/IPS/ggr/ff/if ip/98