Miles de indígenas de Canadá reclaman al gobierno federal compensación financiera por el maltrato sufrido bajo el sistema escolar residencial que operó en este país norteamericano durante 300 años.
Cambios en la política gubernamental y recientes decisiones de cortes judiciales hicieron inevitable la compensación a las víctimas de los internados canadienses.
En junio, la Corte Suprema de British Columbia decidió que el gobierno federal, que financió el sistema escolar, y la Iglesia Unida, una denominación protestante que administró internados en la provincia, son legalmente responsables del sufrimiento de indígenas canadienses en esas escuelas.
Al menos 1.000 indígenas canadienses abrieron juicio contra el gobierno y las iglesias que gestionaron los internados. John Milloy, historiador de la Universidad Trent en Peterborough, Ontario, indicó que ahora se organizan juicios conjuntos alegando "abuso cultural".
"El tema continuará creciendo, y no hay dudas de que las víctimas indígenas de abusos serán compensadas", afirmó Milloy.
Ed Metatabowin recuerda el día en que misionarios lo sacaron de la pequeña casa de sus padres en las costas de la subártica Bahía James para llevarlo al internado. "Tres minutos después de haber llegado allí, vino mi primer bofetada. Caí al suelo y contra la pared", recuerda.
Metatabowin tenía cinco años en aquella tarde de septiembre de 1944. Al igual que miles de otras personas indígenas en Canadá, afirma que el programa de asimilación del gobierno de este país lo dejó física y espiritualmente quebrado. "Suelo mirar a niños de cinco años y me digo, 'Cielos, ¿era yo tan pequeño?"'.
El abogado de Vancouver Peter Grant, quien representó a la mayoría de las 30 personas que abrieron juicio, dijo que la decisión de la corte es una gran victoria para las víctimas del sistema escolar.
"Mis clientes han sufrido mucho y deben tener el derecho de seguir adelante con su sanación", dijo Grant.
"Pese a que la iglesia y el gobierno federal no han hecho otra cosa que negar, negar y negar, la corte adoptó nuestro argumento de que los internados eran un emprendimiento conjunto. Son responsables 50 y 50 por ciento del sufrimiento y abusos sexuales sufridos por mis clientes", dijo el abogado.
La mayoría de los indígenas canadienses involucrados en el juicio de British Columbia fueron víctimas del abuso sexual y físico de Arthur Henry Plint, un supervisor de dormitorios que trabajó en la Escuela Residencial Port Alberni en la isla de Vancouver, entre 1948 y 1968.
Plint fue sentenciado a 11 años de prisión en 1977 por un juez que lo llamó "terrorista sexual".
Durante los primeros años de la colonización de Canadá, sólo una pequeña minoría de niños indígenas fueron educados por misionarios cristianos. Sin embargo, a medida que los asentamientos se expandieron al oeste y el norte, las autoridades utilizaron los internados como método de asimilación cultural.
En la década de 1880, el retiro forzado de niños de reservas indígenas para instalarlos en escuelas residenciales, a menudo a cientos de kilómetros de sus familias, se convirtió en política gubernamental. Las escuelas llegaron a su fin en los años '60, y la última cerró en 1985.
Entre 1900 y 1960, Australia tuvo un programa similiar de alejamiento de niños aborígenes de sus familias para situarlos en escuelas dirigidas por misioneras o familias no aborígenes.
Dos factores abrieron la posiblidad de compensación para víctimas del sistema escolar residencial de Canadá, la disculpa oficial a sobrevivientes del sistema en enero, y un nuevo informe de agogados federales según el cual el gobierno tiene responsabilidad legal por el abuso en las escuelas.
Más de 80 escuelas residenciales operaron en el momento más alto del programa, a mediados de este siglo. Autoridades oficiales estiman que unos 125.000 niños indígenas pasaron por el sistema.
Las escuelas se caracterizaron por no educar a los niños para las exigencias de la vida en la cultura indígena y tampoco en el mundo no indígena.
Phil Fontaine, abogado indígena que preside la Asamblea de Primeras Naciones, organismo nacional que representa a los canadienses indígenas, indicó que la escuela residencial a la que concurrió no tuvo ningún graduado de la escuela secundaria en más de 50 años de funcionamiento.
Fontaine obtuvo su educación después de años de luchar contra los efectos de haber sido alejado de sus padres cuando era un niño pequeño.
Los indígenas canadienses afirman que los internados atrajeron a sádicos, personas violentas y abusadores sexuales. El abogado Grant afirma que hubo miles de víctimas de escuelas residenciales en Canadá.
Ahora, las iglesias cristianas de Canadá enfrentan un desastre financiero si el gobierno no las rescata de la ola de juicios que se esperan para los próximos años.
"Es una gran amenaza para cada iglesia en el país. Los costos potenciales son demasiado altos. El número de casos crece y crece", dijo el portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá Gerry Kelly. (FIN/IPS/tra-en/mb/kb/lp/hd/98