BURUNDI: Conversaciones y tensión

Casi dos años después del golpe de Estado que le llevó nuevamente al poder, el presidente de Burundi, Pierre Buyoya, espera sacar al país del aislamiento regional mediante un plan para la reconciliación nacional.

Buyoya publicó un libro, "Misión Posible", en el que expresa con optimismo que los problemas internos de Burundi, aparentemente sin solución, pueden ser resueltos. El libro pregona tolerancia y comprensión, resta importancia a las históricas divisiones étnicas del país y reclama la unidad.

Con la misma actitud, Buyoya dio firme respaldo a una nueva ronda de conversaciones en la ciudad de Arusha, Tanzania.

Funcionarios de Burundi dialogan en Arusha con dirigentes opositores, con la mediación del ex presidente de Tanzania Julius Nyerere, a pesar de las reservas del gobierno respecto del lugar y del mediador.

El tono conciliador de Buyoya apunta claramente a mejorar el perfil regional de Burundi y conseguir el levantamiento de las sanciones que sus vecinos imponen a Burundi desde hace dos años.

"Hemos hecho más de lo que se nos pidió", afirmó en Tanzania el ministro de Reconciliación de Burundi, Ambroise Niyonsaba, mientras participaba en las conversaciones.

Los partidos políticos burundianos difundieron un comunicado antes de viajar a Arusha para destacar que "la situación socio- política del país es favorable al levantamiento inmediato de las sanciones, y urgimos a los líderes de los países de la región a tomar nota de ello.

El apoyo personal de Buyoya al proceso de Arusha implica un claro mensaje sobre el amplio propósito de las negociaciones.

La última ronda de conversaciones finalizó el 21 de junio con una declaración conjunta firmada por los 17 participantes.

En la misma se destacó la necesidad de una solución negociada a los problemas internos de Burundi, y se comprometió a "todas las partes armadas en conflicto" a suspender las hostilidades a partir del 20 de julio.

Se acordó que se formarían cinco comisiones encargadas de áreas como democracia y gobierno, reconstrucción, reintegración de refugiados, reforma judicial y procedimientos legales para juzgar el genocidio.

Pero desde la declaración del 21 de junio, que recibió el entusiasta apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea, surgieron serias complicaciones.

El gobierno rápidamente aclaró que deben ser los "grupos armados" y no "todas las partes armadas en conflicto" que deben suspender el fuego, estableciendo una distinción entre el ejército y los movimientos rebeldes como las Fuerzas por la Defensa de la Democracia (FDD) y las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN).

Un portavoz gubernamental advirtió que "el cese al fuego es nada más que un eslogan vacío, sin base real".

Como era de previsible, se cuestionó la representatividad de signatarios clave de la Declaración de Arusha.

La oposición radical hutu manifestó que Leonard Nyangoma, líder el Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia no tenía derecho a firmar ningún documento en nombre de las FDD.

Así mismo, el portavoz de las FDD, Jean Ndiho, afirmó que "los dos principales beligerantes, el ejército de Buyoya y las FDD, consideran que el acuerdo no les concierne, lo cual quiere decir que el acuerdo de Arusha no vale nada".

La actividad militar de las FDD en Burundi no parecen disminuir. La rebelión enfrenta a grupos armados de la mayoría étnica hutu con un gobierno controlado por la minoría tutsi.

Al otro extremo del espectro político, la Unión para el Progreso Nacional (Uprona), dominada por los tutsi, reiteró su oposición a cualquier acuerdo de paz con los insurgentes.

El líder de la Uprona, Charles Mukasi, desautorizó al representante de su grupo en la reunión de junio en Arusha, Libere Bamangeretse, y advirtió que no se debe hacer concesiones a los rebeldes.

Mukasi acusó a la embajada de Burundi en Tanzania de estar dominada por partidarios del CNDD y del hutu Frente por la Democracia en Burundi (Frodebu), de tendencia moderada.

El Frodebu, el partido más numeroso en la asamblea nacional ampliada, con 65 bancas en un total de 121, parece respaldar firmemente el proceso de Arusha.

Su líder en el exilio, Jean Minani, firmó la declaración el 21 de junio, y ha dado a entender que estaría dispuesto a que miembros de su partido aceptaran puestos de gobierno.

Se espera que las conversaciones de Arusha continúen durante dos semanas. La agenda no es clara, pero fuentes cercanas al mediador Nyerere inormaron que se pondrán en funcionamiento las cinco comisiones creadas en la última ronda y que se invitará a figuras internacionales de prestigio para colaborar con el diálogo. (FIN/IPS/tra-en/cs/di-ff/ip/98

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