La falsificación de manufacturas aumentó en Brasil 150 por ciento en los últimos tres años, hasta un valor de 10.000 millones de dólares sólo en los sectores de ropa y calzados de marca, aseguró la Asociación Internacional de Marcas Comerciales (INTA).
La INTA sitúa a Brasil como el séptimo país más perjudicado por la piratería de marcas industriales, detrás de Pakistán, Rusia, Venezuela, Arabia Saudita, India y China.
Pero, como ocurre con toda actividad clandestina, las cifras exactas de la piratería en Brasil se desconocen y no se sabe siquiera a ciencia cierta cuáles son los sectores industriales más afectados por la falsificación.
La Asociación Brasileña de Combate a la Falsificación (ABCF) informó de cantidades bastante inferiores a las de la INTA, pues sólo computa 5.000 millones de dólares en todas las industrias.
El diario financiero Gazeta Mercantil señaló que las áreas preferidas de los "piratas" industriales son los discos compactos, cigarrillos, bebidas, programas para computadoras y juguetes.
"Cien por ciento del mercado de casetes de audio, que vende 40 millones de unidades por mes, ya está en manos de falsificadores, pues la industria (formal) no los produce más", dijo a IPS el presidente de la Asociación Brasileña de Productores de Discos (ABPD), Manuel Camero.
En cuanto a los discos compactos, el crecimiento de la piratería ha sido tan vertiginoso que en los últimos seis meses pasó de tres a 18 por ciento de las ventas legales, que llegan a los 1.000 millones de dólares, advirtió Camero.
Las empresas nacionales y extranjeras se vieron obligadas a invertir cuantiosas sumas en el combate a la piratería industrial. En el caso de los discos compactos, la inversión para enfrentar a los falsificadores llega este año a los 4,5 millones de dólares.
Como subproducto del auge de la piratería, surgieron empresas especializadas en la investigación de falsificaciones, como una especie de detectives privados que se ocupan exclusivamente de este tipo de delito.
Una de las compañías que mayores sumas destina al combate a la piratería es la filial brasileña de la marca de productos deportivos Reebok, que en los últimos 12 meses logró que las autoridades decomisaran productos falsificados por valor de 30 millones de dólares.
Las ventas de Reebok en Brasil oscilan alrededor de 100 millones de dólares.
Y no se trata de una estrategia local. Reebok sigue al pie de la letra la política trazada en su casa matriz en Estados Unidos y, tanto en ese país como en Brasil, tiene un departamento jurídico especializado que controla a los fabricantes acreditados de la marca y las oficinas tercerizadas en todo el mundo.
En las últimas semanas Brasil se ha visto sacudido por una variante especialmente peligrosa de la piratería industrial: la falsificación de medicamentos en gran escala.
Laboratorios clandestinos se dedican a fabricar toda clase de remedios -inclusive los citostáticos usados contra el cáncer y antibióticos- que luego distribuyen en las farmacias a bajo precio.
Algunos de esos fabricantes no autorizados llegaron a ganar licitaciones para suministrar medicamentos a los hospitales públicos, ya que la industria formal no puede competir en precios con productos desprovistos de su principio activo.
Los médicos comprobaron que numerosos enfermos de cáncer habían fallecido después de someterse a largos de meses de tratamiento con citostáticos falsificados.
La indignación fue tal que en una semana el gobierno logró la aprobación en ambas Cámaras legislativas de un proyecto que establece severas penas para la falsificación de remedios.
Mientras, uno de los grandes distribuidores de calzado del sur del país, la empresa Fila do Brasil, invierte hasta 300.000 dólares por año en el combate a la falsificación de sus productos, que alcanza a unos siete millones de dólares anuales, equivalentes a 30 por ciento de su producción.
Otras empresas, como los representantes de Time-Warner, mantienen un equipo propio de "espías" que, desde el segundo semestre de 1996, descubrieron más de 500.000 imitaciones de la Warner, principalmente de personajes como el Conejo Bugs o Piolín.
Pero el presidente de la ABCP, Fernando Ramazzini, señaló va que la falsificación continuará en crecimiento hasta que la persecución a los piratas vaya más allá de las tiendas.
"El blanco prioritario que se debe perseguir es la producción de mercaderías falsas, incluyendo la fabricación de las piezas necesarias para montar el producto pirata", afirmó Ramazzini. (FIN/IPS/rs/ff/if/98