El trabajo permite a la gente sobrevivir, pero es también representa un grave problema de salud. En Brasil murieron 5.538 personas en accidentes laborales en 1996, más de 15 por día, según los últimos datos oficiales.
Las estadísticas de los Ministerios del Trabajo y de la Previsión Social también son síntomas de una enfermedad. De 1995 a 1996 el total de accidentes cayó de 424.137 a 395.455, pero las muertes aumentaron 39,6 por ciento, ya que pasaron de 3.967 a 5.538.
Es más confiable el número de muertos, que no se puede ocultar, mientras los accidentes sufren el problema de las omisiones en los registros, reconoce Rui Magrini, responsable de seguridad y salud de la oficina del Ministerio de Trabajo en Sao Paulo.
En base a las estadísticas oficiales, la Confederación Nacional de la Industria (CNI) renovó el lunes la Campaña de Prevención iniciada el año pasado.
Los accidentes de trabajo "matan más que el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), una verdadera calamidad", dijo el presidente en ejercicio de la CNI, Arthur Joao Donato, preocupado también por los costos económicos, de 3.450 millones de dólares al año.
Tres cuartas partes de esas pérdidas corren por cuenta de las empresas y solo un cuarto es cubierto por el sistema público de seguridad social. Por eso constituyen "uno de los componentes más dramáticos del llamado 'costo Brasil"', el encarecimiento de la producción, destacó Donato.
La campaña para eliminar riesgos en ambientes de trabajo, compuesta de información, distribución de un manual técnico y realización de seminarios, derivó en una mejora en la actitud de los responsables de la seguridad.
El índice de sanciones en relación con las inspecciones hechas en 1997 se redujo 24 por ciento en comparación con el año anterior. La corrección de irregularidades aumentó 43 por ciento y en consecuencia duplicó la liberación de equipos interdictados por riesgosos.
El Servicio Social de la Industria, mantenido por el sector, registró también un gran aumento de demanda en cuestiones de seguridad y salud, observó Donato. Las consultorías prestadas a las empresas se quintuplicaron y las evaluaciones ambientales aumentaron 83 por ciento.
La industria manufacturera fue responsable de 21,86 por ciento de los accidentes fatales ocurridos en 1995, pero está directa o indirectamente involucrada en 60 por ciento de las muertes, admitió Donato.
Pero la industria extractiva, la construcción y las actividades de transporte y almacenaje son las más peligrosas, según el coeficiente de casos fatales por cantidad de trabajadores ocupados.
Los datos de 1995 apuntan 57,2 muertes cada 100.000 empleados en la industria extractiva, 44,5 en la construcción y 41,76 en transportes y almacenaje. Son también las áreas que más provocan invalidez permanente, respectivamente 82,11, 46,03 y 22,37 por cada grupo de 100.000 trabajadores.
Las muertes en el trabajo crecieron drásticamente desde 1993, cuando se registraron 3.110 casos, poniendo fin a un ciclo de caída iniciada en 1987, año en que se alcanzó la cifra sin precedentes de 5.738 muertes.
A partir de 1994, año en que el fin de la alta inflación en Brasil impulsó el crecimiento económico, los números vienen en alza. De los 3.129 muertos en aquel año se pasó a 3.967 en 1995 y a 5.538 en 1996, un aumento de 78 por ciento en tres años.
La necesidad de elevar rápidamente la productividad, ante la apertura del mercado nacional y la consecuente competencia del exterior, y mecanismos como la tercerización son apuntados como causa del problema.
En los 25 años terminados en 1996 se acumularon en el país 27.863.055 accidentes, con 107.188 muertes. En la clasificación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Brasil ocupa el decimocuarto lugar entre los países de mayor índice de accidentes laborales.
En América Latina es superado por El Salvador, Ecuador y Nicaragua, que ocupan respectivamente el séptimo, decimosegundo y decimotercer lugares.
El índice de muertes en el trabajo en Brasil es hoy más elevado que el de Europa en los años 60, comparó el representante de OIT en el país, Armand Pereira.
El agravamiento del cuadro en esta década preocupa la OIT que, por eso, decidió realizar en Brasil el próximo Congreso Mundial de Salud y Seguridad en el Trabajo, en 1999. (FIN/IPS/mo/mj/he lb/98