/BOLETIN/INTEGRACION/ CHILE: Acuerdo comercial con Canadá, una ventajosa compensación

El acuerdo comercial de Chile con Canadá, concebido como compensación parcial ante el fracaso del proyecto de ingreso en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), es el más ventajoso de los pactos bilaterales firmados por este país.

El acuerdo con Canadá, que entró en vigor el 5 de julio de 1997, permitió un incremento del comercio bilateral de 40 por ciento. Las exportaciones de Chile a Canadá crecieron 57 por ciento.

Pero ese no es el único aspecto positivo a la hora de las evaluaciones, que rescatan otras particularidades de la negociación llevada a cabo en 1996 por los dos gobiernos.

El convenio que el presidente Eduardo Frei rubricó el 5 de diciembre de 1996 con el primer ministro canadiense Jean Chrétien fue para Chile el primer pacto comercial con una nación no sólo industrializada, sino además miembro del exclusivo Grupo de los Siete (G-7).

Fue igualmente el primero y hasta ahora único acuerdo comercial negociado por Chile que incluyó anexos específicos sobre temas laborales y ambientales, soslayados en los convenios bilaterales con países latinoamericanos.

Este país tiene pactos de libre comercio con Bolivia, México, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela, además de un tratado de asociación y liberalización del intercambio con el Mercado Común del Sur (Mercosur), que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

Chile y Canadá son socios del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, en inglés), y desde principios del próximo milenio formarán parte del Area de Libre Comercio de América (ALCA), que reunirá a todo el hemisferio, con la sola excepción de Cuba.

El proceso de liberalización comercial en la APEC, que debería materializarse entre los años 2005 y 2010, está retrasado como consecuencia de la crisis asiática, lo cual afecta a Chile por su alto volumen de exportaciones al área de Asia-Pacífico.

El llamado "efecto dragón" obligó al gobierno de Frei a un rediseño de las estrategias comerciales en que aumentan la importancia de la Unión Europea y de los socios en el continente americano.

Es en este contexto que el acuerdo comercial con Canadá sigue acumulando puntos a su favor, tanto por la recesión en Asia como por la incertidumbre de Chile en sus vínculos económicos con Estados Unidos.

El gobierno de Frei había apostado desde su instalación, en marzo de 1994, al ingreso de Chile al TLC, un objetivo alentado por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, en la I Cumbre de las Américas, celebrada en Miami en diciembre de aquel año.

Clinton, Chrétien y el presidente de México, Ernesto Zedillo, invitaron formalmente a Frei a adherir al TLC para crear lo que se llamó en Miami el grupo de los "cuatro amigos".

Chile invirtió esfuerzos y dinero en gestiones diplomáticas en Estados Unidos con vistas a concretar su entrada al TLC. Pero el entusiasmo fue decayendo paulatinamente desde fines de 1995.

La negativa del Congreso estadounidense a conceder a Clinton la facultad de la vía rápida (fast track) para negociar acuerdos comerciales dejó a Chile fuera del tratado de América del Norte.

El gobierno de Frei enfocó entonces su prioridad sobre el Mercosur, y hacia mediados de 1996, cuando nuevamente fracasó el pedido de Clinton de "fast track", optó por la negociación bilateral con Canadá.

Las conversaciones fueron bastante expeditas y sentaron un principio novedoso para los complejos temas laborales y ambientales: fijar metas de mejoramiento paulatino a partir de la realidad de cada país y no de la imposición de normas comunes para ambos.

Mientras las perspectivas de ingreso al TLC o de un tratado bilateral con Estados Unidos siguen siendo lejanas, Chile no sólo cumplió un año de acuerdo con Canadá, sino que además firmó una ampliación del convenio de 1991 con México.

El objetivo ahora en lo que respecta a Canadá es disminuir aún más la brecha en la balanza comercial, que aún favorece al país norteamericano, pese al aumento relativamente mayor de las exportaciones chilenas.

En los 10 meses transcurridos desde julio de 1997 a mayo de este año, las ventas chilenas a Canadá llegaron a 144,8 millones de dólares, con un incremento de 57,7 por ciento respecto de similar período anterior.

Las importaciones desde Canadá totalizaron 446,6 millones en el mismo lapso, con un incremento de 37,7 por ciento, según las cifras del Banco Central.

Chile vende al mercado canadiense cobre y otros metales, así como productos pesqueros, vinos, frutas y otros rubros agrícolas. (FIN/IPS/ggr/if/ff/98

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