El Mercado Común del Sur (Mercosur) recibió con satisfacción los progresos hacia la apertura de negociaciones de un tratado comercial con la Unión Europea (UE), pero mantuvo la cautela sobre el polémico problema agrícola.
Representantes gubernamentales que asistieron en Buenos Aires a la Cumbre Economíca del Mercosur 1998 reiteraron que no habrá tratado comercial si el Consejo de Ministros de la UE no incluye los productos agrícolas en los planes de liberación arancelaria.
El miércoles pasado, la Comisión Europea propuso al Consejo de Ministros de la UE que inicie las negociaciones con el Mercosur y Chile para crear una zona de libre comercio, informó en Bruselas el Comisario Europeo para las relaciones con América Latina, Manuel Marín.
El acuerdo de la comisión despeja parcialmente el camino, tras la resistencia expresada en los últimos días por un grupo de países, que encabezan Francia y Alemania, a la inclusión de los productos alimentarios del Mercosur en un acuerdo comercial.
De acuerdo con la información entregada por Marín en Bruselas, los rubros agrícolas no serían excluidos en principio, pero la UE demandaría "tratamiento especial" para tres grupos de productos que "constiuyen elementos de sensibilidad".
Estos productos son los cereales, la carne bovina y el azúcar, cuyo ingreso en gran escala al mercado europeo preocupa a los productores de ese continente, por sus efectos sobre la política agrícola común (PAC) de los 15 países de la UE.
Los cuatro países del Mercosur, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, son grandes productores de granos, carnes y azúcar, no así Chile, miembro asociado del bloque, cuyo comercio agrícola con la UE se basa sobre todo en frutas y hortalizas.
No obstante, el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, José Miguel Insulza, se unió a los funcionarios de los países del Mercosur en el catégorico rechazo a una posible discriminación de la agricultura en las futuras conversaciones con la UE.
Insulza participó esta semana en Buenos Aires de la cumbre de hombres de negocios vinculados con el Mercosur, convocada por el Foro Económico Mundial (WEF, en inglés), una organización internacional que reúne a 500 grandes empresas.
Este encuentro finalizó el jueves, horas antes del inicio en la ciudad argentina de Ushuaia, 3.580 kilómetros al sur de Buenos Aires, de la Cumbre de Presidentes del Mercosur, con los mandatarios de los cuatro países, más los de Bolivia y de Chile.
El embajador de Brasil en Argentina, Luiz Felipe de Seixas, dijo que "todos los temas comerciales deben estar sobre la mesa en la negociación con la UE".
"Si se van a dejar temas fuera, mejor no sentarnos a la mesa, porque sería una negociación desequilibrada, con todas las concesiones desde nosotros", advirtió.
Como bloque, la UE es el principal inversionista en el Mercosur y también su mayor socio comercial, con exportaciones hacia este grupo sudamericano que se triplicaron en la última década.
Según un documento difundido en mayo en Bruselas por la Subcomisión Comercial UE/Mercosur, los europeos tienen un superávit en el intercambio comercial entre los dos bloques de 6.500 millones de dólares.
El mismo informe especificó que 95 por ciento de las exportaciones de la UE al Mercosur son productos industriales, mientras que las ventas de manufacturas del Mercosur a la UE sólo llegan a 45,5 por ciento del total.
El restante porcentaje de 54,5 por ciento corresponde a productos primarios y servicios, lo cual fundamenta el interés del Mercosur en que la UE se abra a su oferta agrícola, no sólo para ampliar mercados, sino también en busca de un equilibrio comercial.
Marín dijo en Bruselas que "Europa no tiene que tener ningún complejo en defender su posición privilegiada" como exportador e inversionista en el Mercosur, ante la competencia de los Estados Unidos en esta misma zona.
Las exportaciones de la UE crecieron 250 por ciento en los últimos años en el cono sur de América Latina y las inversiones lo hicieron en 600 por ciento, recordó el jefe de la Comisión Europea.
Marín sugirió tratamientos diferenciados para los productos agrícolas, al comentar que "no es lo mismo la carne fresca, que la congelada o la refrigerada. Lo mismo cabe decir en cereales, no es lo mismo el trigo que el maíz".
Enrique Iglesias, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, quien el martes advirtió que la exclusión de la agrícultura podría echar por tierra un acuerdo con la UE, dijo el miércoles que "ahora hay que sentarse a conversar y empezar a negociar".
En el trasfondo de la negociación estará el recurrente tema de los subsidios que se otorgan en el mundo industrializado y sobre todo en la UE a los productores agrícolas, y que según el secretario de Agricultura de Argentina, Felipe Solá, ascienden a 280.000 millones de dólares al año. (FIN/IPS/ggr/mj/if/98