La Unión Europea (UE) aceptó a Cuba como observador del proceso de negociación de la Convención de Lomé, que une al bloque a los 71 países de Africa, el Caribe y el Pacífico (ACP).
Los cancilleres de la UE acordaron el lunes pasado aceptar el pedido de Cuba para observar las conversaciones del mayor pacto comercial y de ayuda del mundo, que expira en el 2000 y debe ser revisado para cumplir con las reglas de libre mercado de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Pero Cuba deberá hacer "avances sustanciales" en derechos humanos, gestión de gobierno y libertad política si planifica integrarse como miembro pleno a la Convención de Lomé.
Los ministros de Relaciones Exteriores de la UE también respaldaron un mandato de negociación que subraya un nuevo régimen de ayuda basado en una red de áreas de libre comercio para reemplazar el actual pacto de Lomé. Las negociaciones formales entre ambos bloques comienzan el 30 de septiembre.
La integración de Cuba a ACP, grupo de ex colonias europeas, le permitiría obtener condiciones comerciales favorables, entre ellas acuerdos de tratamiento preferencial para exportaciones vitales como azúcar, ron, arroz y banano.
Aunque la UE es la principal fuente de ayuda humanitaria al pueblo cubano, Cuba es la única nación latinoamericana que no tiene un acuerdo de cooperación con el bloque.
Una docena de organizaciones humanitarias europeas trabajan en Cuba con el respaldo de la Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO), que entregó unos nueve millones de dólares anuales en 1996 y 1997, y brindaría una cantidad similar este año.
El canciller cubano, Roberto Robaina, dijo que el nuevo estatuto es "una oportunidad excepcional para aprender e intercambiar puntos de vista".
Ante un comité del Parlamento Europeo, Robaina sostuvo que Cuba otorga un valor estratégico a sus relaciones con la UE, pero que éstas no podrán desarrollarse sobre la base de condiciones políticas.
Indicó, además, que aún es prematuro definir si Cuba pedirá la integración como miembro de pleno derecho al pacto de Lomé.
Philip Lowe, de la Comisión Ejecutiva de la UE, dijo que "nada complacería más a Europa que el ingreso de Cuba a la Convención de Lomé", pero desatacó que el presidente Fidel Castro no está de acuerdo con la economía de libre mercado, la cual es un pilar del pacto de Lomé.
El miércoles, Castro dijo en un foro económico en la isla caribeña que la UE deber respetar la independencia de Cuba en lugar de hacer del tratamiento de los derechos humanos y la reforma política una condición para relaciones más estrechas.
Sostuvo también que Cuba no discutirá "sobre su soberanía, independencia, y su derecho a gobernar y adoptar los criterios de un sistema económico, político y social que consideramos más apropiado".
Grupos de derechos humanos critican el tratamiento que hace Cuba de esta cuestión.
La organización no gubernamental Human Rights Watch afirmó en su informe de 1998 que el gobierno cubano reveló el año pasado "un uso intransigente de la opresión política para acallar a la oposición interna mediante medidas represivas contra disidentes".
Además, La Habana no "amnistió a prisioneros políticos y continúa bloqueando la supervisión de los derechos humanos en la isla y la creación de nuevas leyes que restringen los derechos humanos".
"Fuerzas de seguridad acosaron y detuvieron arbitrariamente a un alto número de activistas no violentos", afirma HRW.
"La represión del gobierno tocó a amplios sectores de la sociedad civil, incluyendo académicos, activistas de los derechos humanos, organizadores de los trabajadores, líderes religiosos y partidos políticos no oficiales", agregó el informe.
Amnistía Internacional y Periodistas sin Fronteras dijeron recientemente en una declaración conjunta estar preocupados porque "decenas de prisioneros de conciencia aún están en prisión por expresar opiniones contrarias al gobierno o pertenecientes a grupos no oficiales".
Las ONG estimaron que el número de prisioneros de conciencia alcanza al menos 200, aunque es difícil determinar la cifra. (FIN/IPS/tra-en/ns/lp/if ip/98