La cárcel y la deportación es el precio que pueden pagar los inmigrantes indocumentados en Francia si no aprueban una complicada prueba para recibir una amnistía.
Los inmigrantes indocumentados pueden solicitar el estatuto legal por un nuevo y complejo sistema de amnistía selectiva, introducido el año pasado por el primer ministro socialista Lionel Jospin.
Pero las organizaciones de apoyo a los inmigrantes estiman que menos de la mitad de los solicitantes serán legalizados y podrán permanecer en Francia. Para muchos de los extranjeros, los criterios para rechazar la amnistía suelen ser arbitrarios, injustos y ajenos a sus propios casos.
"La actitud del gobierno creó un enorme problema moral", sostuvo Mouloud Aounit, secretario general del Movimiento contra el Racismo y por la Amistad de los Pueblos (MRAP).
Muchos inmigrantes que solicitan la amnistía, son rechazados y enviados a la cárcel en espera de su inmediata deportación, señaló la organización.
Los indocumentados son obligados a dar pasos cada vez más desesperados para escapar de la red de burocracia y prejuicios que los acecha, expresó Aounit. Este mes, un grupo de 30 africanos y asiáticos, detenidos en espera de su deportación, iniciaron una huelga de hambre.
"Los actos de desesperación serán más frecuentes, habrá cada vez más huelgas de hambre", advirtió Aounit.
En junio del año pasado, poco después de que el Partido Socialista ganara las elecciones legislativas, Jospin ofreció la amnistía a ciertas categorías de inmigrantes indocumentados. Según el Ministerio del Interior, 145.000 solicitudes fueron recibidas y 123.000 fueron procesadas.
De los 123.000 pedidos analizados, el Ministerio espera que unos 70.000, o 57 por ciento del total, sean aprobados.
Pero organizaciones de apoyo a los inmigrantes estiman que, al final, sólo la mitad de los 145.000 pedidos serán aprobados, porque las autoridades aplazaron la decisión sobre los casos más complicados.
Las organizaciones de derechos humanos objetan que el Ministerio otorgó a la policía demasiados poderes arbitrarios. Aunque los uniformados son comprensivos con las familias, son demasiado severos con personas solteras o sin familia en Francia, incluso si los inmigrantes cumplen con los requisitos, aseguran.
El racismo abunda en Francia, uno de los países más racistas de Europa occidental, según mediciones nacionales e internacionales. Un informe del Consejo Europeo, organismo que promueve la democracia y los derechos humanos, señaló en junio que París no logra resolver el problema.
Varias investigaciones realizadas por organismos del gobierno francés llegaron a conclusiones similares. Una halló que 38 por ciento de los encuestados se describen a sí mismos como racistas. Sólo Bélgica tuvo una cifra superior entre los 15 países de la Unión Europea.
Los requisitos para que las personas solteras, o sin familia en Francia, accedan a la amnistía son al menos siete años de residencia, junto con los documentos que comprueben la estadía.
Veron Marioni (no es su nombre verdadero) vive en Francia desde hace 14 años y presentó todo tipo de documentos para comprobarlo.
Tras meses de espera, la inmigrante recibió una carta de la policía informándole que su pedido fue rechazado.
Las autoridades convencen a los extranjeros indocumentados de presentar sus datos personales y arriesgarse así a perder todo lo que consiguieron en Francia, indicó el MRAP.
Roy Clara presentó todos los documentos que pudo, facturas, cuentas de teléfono y electricidad, e incluso boletos de tren fechados para demostrar su estadía desde hace ocho años. Pero su pedido de amnistía fue rechazado y se le ordenó dejar el país en un mes.
"¿Por qué?", se pregunta Clara, indignado y sin poder creerlo. "¿Tendré que buscar otro apartamento? Ahora que sabe dónde vivo, la policía podría detenerme y deportarme".
Es inaceptable que, tras asumir esos riesgos, los inmigrantes sean rechazados, declaró el MRAP. "El gobierno aseguró que no organizará vuelos directos para deportar a los inmigrantes rechazados, pero tampoco les otorgará la residencia", explicó Aounit.
"También pretende luchar contra la inmigración indocumentada. ¿Qué va a hacer ahora con los 70.000 inmigrantes que rechazó?", preguntó.
Las organizaciones exhortan a las autoridades a reconsiderar los casos y dejar de deportar a quienes solicitan la amnistía de buena fe, pero no son aceptados.
Grupos como el MRAP expresan su preocupación por los inmigrantes de Argelia, con gran porcentaje de rechazados, y preparan una campaña a su favor.
El programa de amnistía incluye un tratamiento especial a las personas cuyas vidas corran peligro en caso de deportación. La mayoría de los argelinos presentaron sus pedidos en esta categoría, pero sólo se autorizó la residencia de algunos, según un abogado del Grupo de Información y Apoyo al Inmigrante (GISTI).
Francia y la mayoría de los países europeos ignoran la necesidad de proteger a los argelinos, que no pueden volver a su patria en condiciones de seguridad debido al enfrentamiento entre el gobierno y grupos islámicos radicales que causó unos 70.000 muertos en los últimos seis años.
En 1989, Francia concedió 800.000 visas a inmigrantes argelinos, pero la cifra se limitó a 103.000 en 1994 y a 40.000 en 1996.
"A mayor violencia, menor número de visas, y ello a pesar de las promesas de Jospin que, en septiembre, anunció la flexibilización de la política de inmigración. Seguimos esperando esa flexibilización", declaró el GISTI. (FIN/IPS/tra-en/ao/rj/aq-lp/hd/98