Más de 700 desplazados, en su mayoría mujeres y niños, murieron en los últimos dos meses en el campamento de Masingbi, unos 260 kilómetros al norte de la capital de Sierra Leona, afirmaron trabajadores humanitarios.
Unos 20.000 desplazados que huyeron de los combates entre la fuerza de intervención de Africa occidental, ECOMOG, y lo que queda del derrocado Consejo Revolucionario de las Fuerzas Armadas en el distrito oriental de Kono, viven en unas 2.000 chozas improvisadas.
Las condiciones del campamento son pavorosas y el número de víctimas fatales continúa en aumento.
"El promedio de muertos es de 10 por día, principalmente mujeres y niños", señaló el comandante del campamento, Sahr Fengai, quien apeló a las organizaciones humanitarias para que brinden "ayuda urgente a los desplazados o todos morirán de hambre y enfermedades".
Un equipo integrado por funcionarios de Unicef, el Programa Mundial de Alimentos, CARE International, la Cruz Roja de Sierra Leona y la Agencia Adventista de Ayuda para el Desarrollo visitó el campamento la semana pasada para evaluar la situación.
El equipo halló al campamento superpoblado y "en condiciones alarmantes". El mismo día en que el grupo llegó al lugar, murieron siete personas.
"Entre abril y junio se registraron 761 muertes entre los desplazados, la mayoría relacionadas con la desnutrición", informó a IPS Pa Roke Komeh, jefe tradicional de Masingbi, donde está situado el campamento.
Las chozas de barro tienen goteras y la situación empeorará con la estación lluviosa, que ya comenzó, agregó Komeh, quien advirtió que "esta gente precisa medicinas, alimentos, agua potable y prácticamente todo".
Los desplazados sobreviven a base de camote. Además, niños y adultos se aventuran en los bosques cercanos al campamento para recoger leña que venden para obtener ganancias.
Las enfermedades más comunes entre los desplazados son infecciones del tracto respiratorio, sarampión, tos, erupciones cutáneas y desnutrición.
"La situación es patética, y la mayoría de los desplazados no tienen adónde volver porque las fuerzas rebeldes incendiaron y destruyeron todas las aldeas del distrito de Kono", explicó Tamba Kasor, de CARE International.
La mayoría de los habitantes del campamento son agricultores tradicionales, pero ahora sólo se preocupan por sobrevivir.
"Esta es la temporada de plantación y yo debería estar en mi granja, pero los rebeldes saquearon todos mis granos y plántulas que almacenaba en el granero", lamentó Musu Mattia, una mujer de 34 años que reside en el campamento con sus cuatro hijos.
El equipo prometió proveer a los desplazados cubiertas de plástico para los techos de sus chozas. El problema se complica por la ausencia de clínicas, ya que el centro de salud más cercano queda en Magburaka, a unos 50 kilómetros de Masingbi, donde 135 desplazados desnutridos ya son tratados.
CARE International prometió construir pozos de agua para los residentes del campamento, que consumen agua de un arroyo cercano.
Los desplazados esperan la ayuda de organizaciones humanitarias, pero es improbable que puedan volver a sus hogares, ya que la prolongada lucha entre los rebeldes y ECOMOG dejó en ruinas a la mayor parte del distrito agrícola y diamantífero de Kono. (FIN/IPS/tra-en/lf/mn/ml/pr/98