El arquero de la selección de fútbol de Paraguay, José Luis Chilavert, fue recibido en la capital de este país con honores de héroe nacional al regreso de la Copa del Mundo de Francia, y ahora tiene la intención de capitalizar su ascendencia para convertirse en presidente.
La admiración que genera en sus compatriotas por haberse ganado un lugar destacado en Buenos Aires, donde muchos inmigrantes paraguayos se sienten discriminados, colide con el rechazo a sus desplantes de soberbia.
El arquero tiene 32 años, pero según una versión nació en 1965 y su edad fue alterada por la Liga de Fútbol durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-89) para que pudiera integrar el equipo que salió campeón juvenil de América al límite de sus 18 años.
En 1985 llegó a San Lorenzo de Buenos Aires con un pase de 180.000 dólares y luego jugó en España, sin mayor éxito. Hoy sale del Campeonato Mundial con ofertas millonarias de Japón, Gran Bretaña, Francia y Argentina.
En Paraguay, muchos tardaron en perdonarle su expulsión innecesaria contra Ecuador en las eliminatorias para el Campeonato Mundial de Italia de 1990, pero volvieron a confiar en él tras salir campeón varias veces consecutivas con Vélez Sársfield de Argentina en esta década.
En el Campeonato Mundial de Francia, Paraguay finalizó segundo en el llamado "grupo de la muerte", detrás de Nigeria, y superando a España y Bulgaria.
La personalidad de Chilavert le ha provocado roces con jugadores, periodistas y público. Y como consecuencia de su influencia sobre la selección -que fue calificada de "heroica" tras perder con Francia en la prórroga en los octavos de final- ninguno de los jugadores paraguayos habló con la prensa.
Sin embargo, Chilavert no respetó su propia iniciativa y transmitió en directo y entrevistó a sus compañeros de equipo para el programa de televisión "El Día del Arquero", del cual es conductor.
"Todo pueblo se mira en sus triunfadores y el caso de Chilavert lo ilustra acabadamente", dijo a IPS Helio Vera, quien fundó una corriente bibliográfica sobre las características de la cultura paraguaya.
Su libro "En busca del hueso perdido" refleja la reverencia social al hombre providencial, que destrata y piensa por los demás, aludiendo a un pedido del dictador supremo Gaspar Rodriguez de Francia (1758-1840), que encargó a los médicos explicar por qué su gente bajaba la cabeza.
La Intendencia de Asunción impulsó el Proyecto Chilavert, que promueve el deporte en barrios de la capital para alejar a los jóvenes de la droga. Dos mil niños de ese programa fueron al aeropuerto a recibir a su ídolo, sumándose a las 100.000 personas que marcharon en caravana hasta el Estadio Defensores del Chaco.
El intendente Martín Burt, del opositor Partido Liberal Radical Auténtico, fue elegido en noviembre de 1996 con el apoyo del propio Chilavert, nacido en una humilde familia partidaria del Partido Colorado, que gobierna en Paraguay desde 1947.
El arquero también se negó a darle la mano al general Lino Oviedo en un hotel de Buenos Aires, durante su campaña electoral interna del Partido Colorado, y lo acusó de atentar contra la democracia.
"No creo que (Chilavert) encarne el paradigma del liderazgo criollo, que se relaciona más bien con lo mágico y con la capacidad de distribución", comentó Vera.
Aunque "a la gente le gusta que trate a los argentinos desde arriba, con petulancia, pues es como si le diera al porteño (habitante de Buenos Aires) su propia medicina", añadió.
Esto eleva "la autoestima popular, al mirarse en quien hace algo que muchos querrían hacer, pero no pueden", porque en Argentina "el paraguayo es mano de obra barata, maltratada, subestimada y tenida en menos".
Con el periodismo la relación es ambigua, porque Chilavert rechaza las críticas y su conducción se traduce en un liderazgo "a lo Stroessner", según analistas deportivos locales.
El arquero ha sido nominado dos veces en Alemania como mejor del mundo en su puesto y Rey de América en la edición 1996-97 de la encuesta continental del diario El País de Montevideo.
A estos galardones se suma su inusual capacidad de haber marcado una treintena de goles de penal y tiros libres, y desde el medio de la cancha. En Francia, su colega búlgaro impidió que concretara el sueño de ser el primer arquero en convertir un gol en un campeonato mundial.
Su imagen, mientras recogía del suelo a sus abatidos compañeros al finalizar el partido con Francia, recorrió el mundo como un símbolo de entereza.
"Dicen que soy polémico, pero si uno le demuestra al rival que se calla, ellos creen que son superiores", arguyó el futbolista.
El comentarista deportivo paraguayo Gustavo Rojas dijo que "tiene dificultades por su carácter pero su personalidad se distingue por la crudeza con que enfrenta las cosas, que quizás venga de su sufrida infancia".
Chilavert ha dicho reiteradamente que a los cinco años ya se levantaba de madrugada a ordeñar vacas en los distritos rurales de Luque, en el sur del país.
Rojas dijo que "explota con facilidad, llegó a echar al Director del Consejo de Deportes (de Paraguay) de la concentración en Francia y tiene potestad absoluta por culpa de los dirigentes".
"El es peor que Stroessner y lo reproduce en el fútbol", afirmó.
Entre la multitud agolpada frente al Panteón de los Héroes de Asunción, un joven agitaba una foto con Chilavert y repetía: "Este es papá, amigo, éste es papá".
Sabiendo que el golero dijo que desea ser presidente, Rojas concluye que
"Como político no lo veo, aún con el resultado fresco del Mundial", comentó Rojas en alusión a sus pretensiones presidenciales, "pues habría que ver si los chicos que salen a gritar por él efectivamente pueden votar".
Chilavert negó que quiera dejar el fútbol y aseguró que tiene "de jugador para rato" y aún habrá un Campeonato Mundial antes de las elecciones del 2003. Su meta inmediata es graduarse de director técnico en octubre y se afirma que desea dirigir a la selección en la Copa América de 1999, que se jugará en Paraguay.
El intendente Burt, quien afirmó que "Chilavert eleva el orgullo de ser paraguayo", suspendió para recibirlo una reunión con representantes de las Naciones Unidas, en tanto el presidente Juan Carlos Wasmosy postergó seis horas un encuentro con técnicos del Fondo Monetario Internacional. (FIN/IPS/cm/ag/ip/98