/BOLETIN-CIUDADES DEL MERCOSUR/ BRASIL: Hogar es más violento que la calle para mujeres y niños

El gobierno de Brasil y la ONU lanzaron una campaña contra la violencia en el hogar, importante causa de muertes de niños y mujeres, y de la creciente población infantil en las calles.

Entre los acusados de asesinato de mujeres en 1995 y 1996, el 66,3 por ciento eran sus propios compañeros, reveló una investigación del Movimiento Nacional de Derechos Humanos (MNDH).

Las denuncias hechas al SOS Niñez de Sao Paulo indican que 64 por ciento de las agresiones físicas sufridas por niños y niñas son practicadas por miembros de la familia. Ese índice sube a 75 por ciento en los casos de violencia sexual.

Las agresiones domésticas constituyen la mayor causa de heridas en mujeres de 15 a 44 años en el mundo, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). De 50 a 70 por ciento de los maridos agresores también violentan a sus hijos.

Los países ricos no están exentos. En Estados Unidos, cerca de 70 por ciento de las agresiones contra mujeres parten de familiares o conocidos allegados.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que últimamente pasó a estudiar el impacto negativo de la violencia en el desarrollo, estimó que de 25 a 50 por ciento de las mujeres latinoamericanas la sufren en sus propios hogares, variando según el país.

Brasil se encuentra entre los países de la región con peor situación, con 23 por ciento. Una encuesta hecha por investigadores del BID comprobó que 40 por ciento de las mujeres en Santiago de Chile y 52 por ciento en Managua sufrieron alguna agresión de sus compañeros en 1996.

La violencia doméstica no hace distinción de clases, ocurre tanto en las capas más pobres como en las ricas, señaló Ellen Cristina Geraldes, una de las autoras del estudio del MNDH en Brasil.

Hasta los 11 años, se muere más por la violencia familiar que por la callejera, si se exeptúa a los accidentes de tránsito. El hogar, "lugar de protección y afecto, es también fuente de riesgo", definió la investigadora.

Para los adolescentes, la situación se invierte y el peligro es mayor en las calles. A partir de los 12 años, los niños comienzan a enfrentar otro tipo de violencia, observó.

Pero muchos de los los niños y adolescentes que pasan a vivir en las calles lo hacen para escapar a las agresiones sufridas en la familia, añadió. Son por tanto víctimas indirectas del hogar inadecuado.

El inicio de la campaña brasileña el viernes coincidió con el quinto aniversario del asesinato de ocho adolescentes en las calles de Río de Janeiro, conocida como la "masacre de Candelaria", por haber ocurrido en las cercanías de la iglesia del mismo nombre.

El crimen fue cometido por un grupo exterminador de niños de la calle, constituido en su mayoría por policías militares, algunos de los cuales ya fueron condenados en primera instancia.

Los asesinatos ya son la principal causa de muerte entre niños de 10 a 14 años en Sao Paulo, según datos de la alcaldía local. De los 359 jóvenes de esa edad muertos el año pasado, 17,3 por ciento fueron asesinados, superando el 17 por ciento de accidentes de tránsito.

Para enfrentar el problema, Geraldes considera necesario convencer a maestros, médicos y otros profesionales que trabajan con niños y adolescentes de que informen a las autoridades cuando comprueben señales de violencia en sus alumnos y pacientes.

Las oficinas de SOS Niñez, existentes por lo menos en las grandes ciudades brasileñas, reciben en general denuncias anónimas, en su mayoría de vecinos.

Además, en Brasil no hay una legislación específica para castigar a los agresores domésticos, ya que el hogar es un área privada, donde no llega la justicia. Tres proyectos de ley sobre el tema están paralizados en el Congreso Nacional.

Todos los datos sobre violencia doméstica son precarios y en general están subestimados, porque se trata de un problema oculto. Por eso es también crónica, repetitiva, por falta o imposibilidad de reacción de las víctimas.

Las comisarías de la mujer, una exitosa iniciativa que se multiplicó por el país en los 10 últimos años, recibió 220.000 denuncias de mujeres el año pasado. Pero 30 por ciento de ellas regresaron en los días siguientes para retirar la denuncia.

El problema es que las víctimas en general son dependientes económicamente de sus agresores. Una investigación parlamentaria concluyó que 88,8 por ciento de las mujeres agredidas en el hogar son amas de casa, sin fuente propia de ingresos.

En el caso de los niños, la posibilidad de reaccionar es más difícil. La alternativa es refugiarse en las calles y en la marginalidad o soportar la violencia doméstica con todas sus consecuencias físicas y psicológicas. (FIN/IPS/mo/ag/hd-pr/98

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