/BOLETIN-CIUDADES DEL MERCOSUR/ BRASIL: Economía pierde millones en calles congestionadas

El congestionamiento de las calles de las grandes ciudades de Brasil por el exceso de vehículos presenta un elevado costo económico, además de afectar la salud de la población y el ambiente.

Sao Paulo, el area metropolitana más congestionada, pierde 346,1 millones de reales (298,3 millones de dólares) al año, un costo que se suma a los problemas que el denso tránsito causa a los 16 millones de habitantes de ese centro urbano.

El cálculo pertenece al Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA), órgano del Ministerio de Planificación, y se basa en la pérdida anual en los atascos del tráfico de 198,4 millones de horas y de 198,5 millones millones de litros de combustible.

Así mismo, el tiempo adicional de 40 a 80 minutos que insumen los traslados determina una reducción de 14 a 20 por ciento de la productividad de los trabajadores, advirtió Ieda de Oliveira Lima, coordinadora de la investigación del IPEA.

El instituto estimó en un total de 474,1 millones de reales (408,7 millones de dólares) las pérdidas en 10 ciudades, siete de las cuales son centro de áreas metropolitanas.

Sao Paulo representa 73 por ciento de ese total y en segundo lugar figura Río de Janeiro, donde el perjuicio es de 72,7 millones de reales (62,6 millones de dólares).

Las pérdidas en Brasilia, la capital del país, que tiene 1,7 millones de habitantes, suman ocho millones de reales (6,9 millones de dólares). Se trata de una ciudad planificada, de largas avenidas, donde los vehículos circulan libremente.

El promedio de velocidad que permiten las ciudades indica la intensidad del congestionamiento en cada una. Los extremos son Brasilia, donde los automóviles circulan a 44 kilómetros por hora, y Sao Paulo, donde el promedio es de 17 kilómetros.

Los autobuses son más lentos: avanzan a 27 kilómetros por hora en las calles de la capital federal y a 12 kilómetros en Sao Paulo.

Dos tercios de los habitantes de Sao Paulo manifiestan el deseo de mudarse, preferentemente a una ciudad más pequeña, según una encuesta. El atascado tránsito es uno de los motivos expresados.

Washington Novaes, ex secretario de Medio Ambiente de Brasilia, afirmó que las pérdidas son en realidad mayores que las indicadas por el IPEA. Falta incorporar otros rubros al cálculo, explicó.

Los costos sociales, como los de salud y de desempleo, y la contaminación ambiental, elevan en gran medida las cifras, dijo Novaes. También recordó que el Instituto de Ingeniería de Sao Paulo había calculado en más de 6.000 millones de dólares anuales las pérdidas en esa metrópolis por su congestionamiento e irracionalidades.

La baja velocidad y la mayor quema de combustible aumentan la contaminación del aire y por ende la incidencia de enfermedades, principalmente de las vías respiratorias. La intransitable ciudad provoca el retiro de empresas y en consecuencia, desempleo.

Sao Paulo, de hecho, perdió muchas de sus industrias, que se trasladaron a ciudades del interior del mismo estado, lo que agravó el desempleo en el área metropolitana, que en los últimos meses llegó a 18,9 por ciento, según informó el Departamento Intersindical de Estudios y Estadísticas Socioeconómicas.

Como medidas para enfrentar el problema, Novaes, un conocido ambientalista y periodista, propuso otorgar total prioridad al transporte colectivo y una mejor gestión del agua y del suelo urbano.

Los mayores atascos son causados en Sao Paulo por el desborde de sus ríos, frecuente en los meses más lluviosos. Las principales vías de tránsito en la metrpoli son las llamadas "marginales", tendidas pricisamente a orillas de los ríos.

La sedimentación se acumula en el lecho de esos ríos, en los que se vierte basura, aguas servidas y tierra, y agrava las inundaciones, que son naturales y anteriores a la fundación de la ciudad. La primera inundación de la que se tenga registro en Sao Paulo ocurrió en 1560, señaló Novaes.

Lluvias de 50 milímetros significan la precipitación sobre la ciudad de 75 millones de litros de agua, calculó el economista Ladislau Dowbor, experto en gobernación local y ex secretario de Relaciones Internacionales de la municipalidad de Sao Paulo.

Esa cantidad de agua no encuentra salida e inunda avenidas, calles y barrios enteros.

En el Gran Sao Paulo circulan 4,5 millones de vehículos y la fuerte contaminación del aire que se registra en el invierno llevó las autoridades ambientales a imponer un sistema de rotación, de tal modo que cada día, entre el lunes y el viernes, se prohibe el uso de un quinto de los automóviles.

Los habitantes de la ciudad saludaron la decisión, especialmente porque redujo los atascos de tránsito.

Pero se trata sólo de un paliativo. En dos años más, la cantidad de vehículos en las calles será la misma que antes de imponerse la restricción, ya que 1.000 nuevos automóviles se incorporan cada día al tránsito de la metrópoli. (FIN/IPS/mo/ff/en/98

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