México protestó por una pesquisa secreta sobre tráfico ilegal de plantas y animales efectuada en su territorio por Estados Unidos, cuando siguen abiertas las heridas que causó otra similar, la operación Casablanca, con la que Washington detectó lavado de dinero del narcotráfico.
La Procuraduría del Protección al Ambiente de México informó el martes pasado que protestó ante Washington por su investigación acerca del tráfico de especímenes de flora y fauna autóctona sin conocimiento ni participación de las autoridades del país, en contradicción con acuerdos bilaterales.
La protesta plantea que el combate al comercio de animales y plantas, cuyo rendimiento económico se considera tan o más cuantioso que el de cocaína, demanda mayor coordinación y respeto, dijeron portavoces de la Procuraduría.
Grupos ambientalistas denunciaron la semana pasada que México no reaccionó ante un informe publicado a fines de mayo, que indicaba que el Servicio de Aduanas de Estados Unidos realizó en los últimos tres años la operación Jungle Trade para combatir el tráfico de flora y fauna.
Al igual que en Casablanca, las autoridades estadounidenses prefirieron no decir nada a sus pares de México, a pesar de la existencia de acuerdos que obligan a trabajar en conjunto, tanto en materia ambiental como en el combate contra el narcotráfico.
Las acciones encubiertas como Casablanca son inadmisibles, pues contravienen el derecho internacional, violan la soberanía y "vulneran las bases de la cooperación bilateral", dijo en mayo el presidente Ernesto Zedillo.
La operación para detectar redes de lavado de dinero fue montada por agentes encubiertos que trabajaron desde 1996 tanto en Estados Unidos como en México.
Los agentes estadounidenses simularon ser narcotraficantes y ofrecieron a empleados bancarios mexicanos miles de dólares en sobornos para lavar dinero. Luego, los invitaron a inauguración de un casino en la ciudad de Las Vegas, donde los detuvieron.
La Procuraduría mexicana mantiene abierta una investigación planteada a iniciativa de Zedillo para descubrir los movimientos que los agentes realizaron en México y pedir su eventual extradición por delitos como uso de identidad falsa e incitación al delito.
Por el caso Jungle Trade, Estados Unidos detuvo a 40 personas, entre ellas varios mexicanos, y decomisó 662 ejemplares de fauna tropical.
"Es el caso de animales exóticos más importante y de mayor magnitud jamás conducido por el Servicio de Aduanas de Estados Unidos. Kilo por kilo hay más utilidad para los contrabandistas de aves exóticas que para los de cocaína", señala el informe de Washington.
Con Jungle Trade "parece no haber duda de que el gobierno de Estados Unidos desprecia olímpicamente los mecanismos de cooperación bilateral tantas veces festejados en las áreas de medio ambiente", declaró Iván Restrepo, portavoz del no gubernamental Centro de Ecología y Desarrollo.
Estados Unidos "sencillamente hace gala de su peculiar estilo para violar la soberanía, en tanto nuestras autoriadades guardan silencio", sostuvo Restrepo.
Ejemplares de alrededor de 105 especies de flora y fauna en peligro de extinción se venden en México y en el mercado negro de Estados Unidos, de acuerdo con investigaciones oficiales. El precio de cada espécimen oscila entre 20 y 10.000 dólares.
La Procuraduría de Protección al Ambiente decomisa alrededor de 5.000 ejemplares cada año. Las especies más cotizadas son los loros, pumas y algunas clases de mono.
En México están registradas 45 especies animales raras, 148 amenazadas, 146 en peligro de extinción y 82 en situación de protección especial.
La no gubernamental Asociación Pro Conservación de la Naturaleza indica que el tráfico ilegal de loros hacia Estados Unidos genera por sí solo ganancias anuales de más de 15.000 millones de dólares.
Según los ambientalistas, por cada animal exótico que se logra vender en México o el extranjero, al menos seis o siete mueren en la caza o en el proceso de traslado. (FIN/IPS/dc/mj/ip en/98