La comunidad maya de Belice se opone a los planes del gobierno de construir una carretera que vincule las tierras de los indígenas con el resto del país de América Central.
Para el gobierno, el proyecto significa la modernización de la comunidad maya de Toledo, en el interior del país, pero para algunos indígenas, la obra atenta contra sus tierras ancestrales y permitirá la "invasión" de los turistas.
"Cuando la carretera esté terminada, los extranjeros vendrán y comprarán toda la tierra", sostuvo Pio Coc, coordinador del Consejo Cultural Maya de Toledo, organización que defiende la causa de este grupo indígena en el país.
El distrito de Toledo tiene 445.000 hectáreas, y aunque el gobierno asegura a los 20.000 habitantes que la carretera no perturbará la vida de los mayas, ellos no están convencidos.
"Las tierras de la comunidad no van a aumentar ni disminuir. Eso lo aseguró el primer ministro Manuel Esquivel a los mayas", dijo Lindsay Belisle, secretaria permanente del Ministerio de Recursos Naturales.
La iniciativa, financiada con 12,75 millones de dólares por el gobierno de Gran Bretaña, es conocida como el Proyecto Carretera Austral.
"El aislamiento actual de gran parte de la población de Belice impide a la gente acceder a servicios básicos como la enseñanza y la atención médica. El proyecto se propone remediar esa situación", declaró la secretaria de Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, Clare Short.
La carretera vincularía una zona conocida como el "distrito olvidado" con el resto de la ciudad. El distrito está ubicado en el sur del país, en la zona de Punta Gorda, donde los caminos suelen ser intransitables.
Punta Gorda, a dos horas de viaje en barco desde la vecina Guatemala, es el hogar de habitantes originarios de India, mayas, garífunas y creoles. La comunidad amerindia representa siete por ciento de la población de 230.000 habitantes.
Los creoles, de origen principalmente africano, representan 40 por ciento, mientras los garífunas, o caribes negros, producto de la mezcla de amerindios y africanos, son ocho por ciento. Los mestizos, de sangre maya y europea, ascienden a 33 por ciento de los habitantes.
El gobierno considera que la construcción de la carretera mejorará en gran medida la calidad de vida de la población indígena, señaló la secretaria permanente del Ministerio de Desarrollo, Yvonne Young.
Por ejemplo, los indígenas podrán trasladar sus productos agrícolas a los mercados de la ciudad de Belice con mayor facilidad. La carretera tendría un impacto positivo en la industria turística y brindaría a los mayas mayor acceso a escuelas y centros de atención médica.
En los años 80, Belice intentó desarrollar su industria turística basada en la herencia maya, apelando principalmente al mercado de Estados Unidos.
El país también montó una industria de turismo ecológico basada en sus recursos naturales, como las selvas tropicales y el segundo mayor arrecife de coral en el mundo.
En 1990 se inició un ambicioso programa de construcción hotelera, pero no tuvo el éxito esperado debido a la recesión imperante en Estados Unidos. La industria mostró cierta mejoría en 1992 con el ingreso de 248.000 turistas. Ese año, el turismo representó 16,8 por ciento del producto interno bruto.
El gobierno pretende que la tendencia continúe, pero los mayas se oponen a aceptar el proyecto de carretera.
A algunos la iniciativa les trae recuerdos de 1996, cuando el gobierno concedió una licencia de explotación por 20 años a una compañía nacional, Atlantic Industries, con el respaldo de firmas de Malasia, para talar árboles en las comunidades indígenas.
Una vez que comenzó la tala, a los mayas no se les permitió el acceso a sus tierras. Algunos temen que, en aras del desarrollo, la situación pueda repetirse.(FIN/IPS/tra-en/rc/cb/aq/en dv/98