Un acuerdo entre la Monsanto Company de Estados Unidos y el banco Grameen de Bangladesh para ofrecer micropréstamos a los agricultores del país de Asia meridional amenaza la supervivencia de sus destinatarios, según una organización especializada.
El plan pretende aumentar las cosechas y lograr la autosuficiencia alimentaria, pero podría "convertir a los agricultores pobres, aunque independientes, en campesinos más pobres y dependientes", advirtió la no gubernamental Fundación Internacional para el Progreso Rural (RAFI).
La fundación RAFI investigó las consecuencias sociales y económicas de nuevas tecnologías en sociedades rurales durante más de 20 años.
Los préstamos se otorgarán para adquirir tecnologías agrícolas "apropiadas y sensibles al ambiente", entre ellas herbicidas y tipos de arroz y algodón híbridos patentados por Monsanto. El arroz y el algodón son importantes cultivos en Bangladesh.
El banco y la transnacional compartirán la propiedad del Centro Grameen Monsanto de Tecnologías Compatibles con el Ambiente, ubicado en la sede de la institución financiera en Dacca.
Entre los primeros proyectos planeados se incluyen "granjas modelo" para probar cultivos de algodón, arroz y maíz de tipo híbridos, y técnicas de conservación, informó la portavoz de Monsanto, Diane Herndon.
En un principio, Monsanto invertirá 150.000 dólares en el Centro y aumentará su financiación a medida que apruebe nuevos proyectos, señaló. La compañía espera obtener "ganancias a largo plazo".
"En la próxima década nacerán en el mundo más de mil millones de personas, la mayoría de ellas en el Sur en desarrollo, y podrán o no ser nuestros socios comerciales", explicó Herndon.
Las semillas híbridas y manipuladas genéticamente (transgénicas) son diseñadas para tornarse estériles luego de la primera cosecha o para desarrollar deformidades genéticas indeseables.
Monsanto asegura que no proporcionará semillas transgénicas a los campesinos de Bangladesh porque el país carece de las normas necesarias para su autorización. Pero el acuerdo podría presionar al gobierno para adoptar disposiciones favorables a la transnacional, opinan analistas del mercado agrícola.
No todas las semillas híbridas son transgénicas, pero las autoridades aduaneras y agrícolas no suelen notar la diferencia.
Algunos científicos apoyan los cultivos transgénicos porque aumentan las cosechas, pero un número creciente de sus colegas consideran que esta ventaja obliga a los agricultores a comprar nuevas semillas todos los años.
Monsanto produce Round-up, un herbicida de "amplio espectro", y variedades de cultivos diseñadas para tolerar el producto químico.
Grameen, cuyo modelo de microcréditos se convirtió en una de las exportaciones más conocidas de Bangladesh, también podría utilizar su influencia sobre el gobierno a favor de Monsanto, según algunas fuentes. El banco podría emplear su dominio en el medio rural para obligar a abrir los mercados.
"Grameen funciona en 36.000 aldeas y suele ser la única vía de los agricultores al crédito. Los labradores pobres podrían sufrir intensas presiones para comprar las semillas y herbicidas de Monsanto", indicó el director ejecutivo de RAFI, Pat Mooney.
Monsanto es la mayor compañía agroquímica y la tercera empresa de semillas del mundo. En los últimos dos años gastó más de 8.000 millones de dólares para adquirir empresas de biotecnología y convertirse en líder mundial de ventas de semillas de algodón.
La transnacional se está fusionando con la compañía estadounidense American Home Products para crear una firma de "ciencias de la vida" por valor de 96.000 millones de dólares, que produzca cosas tan variadas como semillas, herbicidas, pastillas para el dolor de cabeza y purificadores de agua.
"Muchas de las transacciones se realizaron con el fin específico de ayudar a la compañía a penetrar con mayor rapidez en los mercados emergentes", sostuvo el brazo privado del Banco Mundial, la Corporación Financiera Internacional (IFC), que publicó un perfil sobre el presidente de Monsanto, Robert Shapiro.
Monsanto es inversor en Southeast Asia Venture Investments Co., un fondo de capitales de riesgo con sede en Singapur respaldado por la IFC.
Shapiro es un destacado impulsor de la Cumbre del Microcrédito, una campaña para proporcionar microcréditos a 100 millones de las familias más pobres del mundo para el año 2005, al igual que el fundador de Grameen, Muhammad Yunus.
Por el acuerdo con Monsanto, Yunus podría ser "recordado en la historia como el hombre que se unió a una transnacional contra los ciudadanos del mundo y que introdujo tecnologías destructivas y monopolios corporativos en Bangladesh", sostuvo la destacada ambientalista india Vandana Shiva.
Grameen comenzó un movimiento mundial que empleó "microcréditos para que las mujeres utilicen sus habilidades, sus conocimientos y sus recursos para erigir mercados para sus productos", reconoció Shiva.
Pero la asociación con Monsanto podría revertir los logros al beneficiar las tecnologías importadas a costa del conocimiento técnico local, aseguró.
"Las tecnologías de Monsanto endeudarán a los campesinos de Bangladesh porque deberán gastar más dinero en herbicidas, semillas, derechos de patente y honorarios de tecnología", predijo Shiva.
La activista agregó que "miles de agricultores se suicidaron en India" debido a las deudas ocasionadas por el fracaso de los cultivos híbridos.
El Consejo Indio de Investigación Agrícola pretende prohibir la importación de semillas que contengan el gen "terminator", que se autodestruye y esteriliza las semillas para que los agricultores no puedan almacenarlas en el futuro.
Monsanto está en proceso de adquirir la firma Delta y Pine Land Inc., creadora del terminator, conocido formalmente como un "sistema de protección de tecnologías". (FIN/IPS/tra-en/aa/aq/dv if/98