AUSTRALIA: Extracción de uranio enfrenta derechos a la tierra

Una jefa tribal de Australia acusada de "invasión" del predio usado bajo contrato de arriendo por una compañía minera se defendió en la corte diciendo "tengo el derecho porque soy propietaria tradicional".

Yvonne Margarula, aborigen de 36 años, pertenece al grupo mirrar gagudju, del cual quedan escasos sobrevivientes, y es responsable de un clan de 27 adultos y varios niños en la región boscosa de Alligator Sur, en el Parque Nacional Kakadu, en el Territorio Norte.

Desde hace más de una década, Margarula se enfrenta a la empresa Energy Resources Australia (ERA), que ya controla la mina de uranio Ranger en tierras mirrar, y pretende prolongar sus operaciones en el parque hasta el 2027, con el inicio de un nuevo operativo en la zona cercana a Jabiluka.

Margarula y los mirrar alegan que las operaciones en Jabiluka contaminarán su hábitat, parte del principal parque nacional de Australia, al liberar millones de toneladas de desechos radiactivos.

Pero su lucha, además de defender el medio ambiente, se refiere a sus derechos a la tierra, los problemas sociales y económicos causados por la minería en su pequeña comunidad y, finalmente, sobre su supervivencia económica.

Como parte de su lucha, la semana pasada Margarula, quien es la depositaria legal de los títulos de las tierras que el gobierno entregó a los mirrar en 1980, prestó testimonio en una corte.

En mayo, la jefa indígena y otros tres activistas ingresaron al predio de ERA en Jabiluka para protestar contra el proyecto minero. Como consecuencia, Margarula fue detenida y acusada de invasión, y debió presentarse ante la corte la semana pasada.

Según Jacqui Katona, directora ejecutiva de la Corporación Aborigen Gundjehmi, creada en 1995 para velar por los intereses de los mirrar, la disputa por Jabiluka es parte de una larga historia de intentos de grandes corporaciones por extraer uranio en tierra mirrar.

"Los mirrar se opusieron consistentemente a esto, pero después de 20 años y numerosos informes del gobierno, las empresas mineras aún actúan como si fueran expertos", agregó Katona.

La explotación de ERA en el área comenzó en la década de 1970 en una mina Ranger.

La oposición pública a la minería del uranio forzó al gobierno a examinar el tema en un procedimiento legal que determinó que las tierras con contratos de arriendo para las minas Ranger y Javiluka pertenecen indisputablmente a los mirrar.

Pero debido a los beneficios económicos de la mina de Ranger, las autoridades alegaron que debería continuar operando, y la mina fue exceptuada de la legislación que requiere el consentimiento aborígen para la explotación y la minería de tierras indígenas.

Años después de la negocición, en noviembre de 1978, ERA y ancianos aborígenes firmaron un acuerdo para la explotación en Ranger.

Un segundo acuerdo para Jabiluka fue cerrado entre aborígenes y la empresa minera Pancontinental en 1982, pero el proyecto fue detenido al año siguiente tras la elección de un gobierno del Partido Laborista con una política que restringió el número de minas.

Aunque ERA compró el contrato de arriendo de Jabiluka a Pancontinental en 1991, no fue hasta la elección de un gobierno conservador en 1996 que la firma recibió la aprobación del gobierno federal y del estado para seguir adelante con la mina.

Ketona afirma que los acuerdos de Ranger y Jabiluka fueron logrados bajo presión y engaño de parte de los representantes de las empresas mineras, quienes prometieron durante las conversaciones que la explotación del uranio no implicaría la minería.

ERA está bajo intensas presiones comerciales para poner en funcionamento la mina de Jabiluka antes de fines de año, para colocar su producto en el mercado antes que sus rivales internacionales.

Phillip Shirvington, director ejecutivo de ERA, dijo que, aunque la empresa está dispuesta a alcanzar un acuerdo que favorezca a todas las partes, seguirá adelante sin tener en cuenta la oposición de los mirrar.

"Los mirrar simplemente no quieren que el proyecto siga adelante, así que desafortunadamente no hay nada que negociar", dijo.

Jabiluka es el mayor depósito de uranio sin desarrollar de Australia, y generaría miles de millones de dólares a ERA y el gobierno por la venta de uranio a compañías nucleares en Europa, Estados Unidos y Asia.

Además de los ingresos por exportaciones, Jabiluka brindará beneficios sustanciales a las comunidades aborígenes locales en la forma de regalías para salud, educación y vivienda, dijo Shirvington.

Estudios han revelado que las condiciones sociales de los pueblos aborígenes en Kakadu no mejoraron durante la última década. Los niveles de salud, educación y vivienda son tan malos como los de cualquier comunidad indígena en Australia, y pocos aborígenes fueron empleados por Ranger.

"Los mirrar ven señales de que el establecimiento de una segunda mina en Jabiluka sólo intensificará las presiones sobre su comunidad", dijo Katona.

La preocupación por la supervivencia de los mirrar no es un tema puramente hipotético. Muchos de los clanes y grupos familiares identificados en el relevamiento en Ranger en 1978 murieron, incluyendo grupos lingüísticos enteros.

Como parte de su lucha, Margarula forjó una coalición entre australianos indígenas y defensores del ambiente opuestos a la minería del uranio en el parque Kakady, con crecientes lazos con activistas antinucleares. Una alianza sin precedentes en la historia australiana, indican analistas. (FIN/IPS/tra-en/an/ral/lp/en hd/98

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