(Arte y Cultura) JAMAICA: Inmigrantes en Gran Bretaña recuerdan sus raíces

El barco de transporte militar "Empire Windrush" atracó hace 50 años en un muelle de Londres y dejó a 492 jamaiquinos, la vanguardia de una oleada de millares de caribeños que cambiaron para siempre el rostro de Gran Bretaña.

El Windrush llegó a Londres el 21 de junio de 1948. Medio siglo después, el gobierno británico decidió declarar 1998 como "El año del Windrush" para rendir tributo a esos primeros inmigrantes negros.

La fecha también fue propicia para el lanzamiento del libro "Windrush", escrito por Trevor y Mark Phillips, de ascendencia guyanesa, en el cual se retrata la lucha de los primeros inmigrantes negros en Gran Bretaña y la forma en que se incrustaron en una sociedad intolerante.

El libro fue un éxito de ventas y dio origen a una serie de televisión. "Me gustaría que lo leyeran en las universidades; sería una buena fuente de información", comentó Trevor Phillips.

Los dos hermanos pasaron más de un año investigando para el libro, y entre otras cosas descubrieron que casi no hay sobrevivientes del Windrush. "Invertimos mucho tiempo tratando de encontrar alguna pista", recordó Phillips.

Por esa razón algunas fuentes del libro no pertenecen a ese primer grupo de jamaiquinos, sino a los que llegaron en los años 50, cuando aumentó en forma vertiginosa la inmigración desde el Caribe.

Muchos testigos recuerdan la cantidad de prejuicios que debieron enfrentar en un país donde eran ciudadanos de segunda clase.

Pero Phillips advirtió que si bien los más viejos tienen muy vivos los recuerdos de su difícil inserción en Gran Bretaña, la nueva generación de británicos negros de ascendiente caribeño acepta plenamente al país en el cual nacieron.

"A muchos de ellos se les ha enseñado que no tienen historia", opinó Trevor Phillips.

Sin embargo, esa historia existe. Los primeros capítulos de Windrush se refieren a los años que siguieron a la segunda guerra mundial, cuando el gobierno británico buscó mano de obra en las colonias y de esa forma creó una especie de tierra prometida para los caribeños asediados por la pobreza.

La bienvenida no siempre era amable, ya que algunos británicos manifestaban su rechazo a los recién llegados y demandaban "una Inglaterra blanca". Para los inmigrantes, llegaba el momento de la verdad.

La mayoría de los caribeños tenían oficios, pero pronto descubrieron que los trabajos disponibles eran solamente aquellos que los británicos se negaban a realizar, como barrer las calles, hacer turnos nocturnos y otras labores para mano de obra no calificada.

"Eran tiempos muy duros, yo trabajaba en las minas de carbón de Gales y Escocia, donde solíamos dormir en las estaciones de trenes o en los baños porque nadie quería arrendarnos un departamento", recordó Aloysius "Lucky" Gordon.

Los 492 jamaiquinos del Windrush fueron alojados en un refugio abandonado, pero no pasó mucho tiempo antes que se mudaran a la zona de Brixton, un barrio obrero del sur de Londres donde aún viven sus descendientes.

Aparte de lidiar con el racismo y condiciones de vida muy precarias, los inmigrantes caribeños enfrentaron duros desafíos como el clima británico o el cambio de la dieta, en un país que aún sufría la escasez de posguerra.

La escritora Pat Cumper, que escribió "Una niña brillante" sobre la educación de su madre en Inglaterra antes y después de la guerra, descubrió cosas sorprendentes durante su investigación.

"Tenían que comer cosas terribles, como ballena o caballo", dijo Cumper, cuya madre Gloria Compton estudió en Cambridge antes de convertirse en una de las abogadas más destacadas de Jamaica.

Después de la llegada del Windrush se desató la migración masiva hacia Gran Bretaña. Desde el Caribe llegaron miles y miles de jamaiquinos, y un número similar de trinitarios que se establecieron en Notting Hill, cerca de Brixton, a comienzos de los 50.

La influencia de los caribeños comenzó a sentirse en esa nación europea. En las calles sonaba el ska y en los clubes nocturnos surgían las primeras estrellas negras, mientras se producían las primeras parejas interraciales, especialmente entre hombres negros y mujeres blancas, un hecho inaceptable en aquellos tiempos.

En la actualidad, 40 por ciento de los hombres negros están casados con mujeres blancas.

Ocurrieron muchas cosas en los 50 años que pasaron desde la llegada de los 492 jamaiquinos, entre ellas los motines raciales de 1958 en Notting Hill.

En 1968, el político Enoch Powell advirtió al parlamento británico que si continuaban llegando inmigrantes los caminos del país se convertirían en "ríos de sangre".

Pero su predicción fue errónea, y con el pasar de los años los hijos y nietos de los primeros caribeños que irrumpieron en esta nación europea superaron muchos obstáculos y ahora se identifican con la sociedad que una vez los rechazó.

El músico Jazzie B, del grupo Soul II Soul, lo dice muy claramente: "Soy negro, y soy completamente británico". (FIN/IPS/tra-en/hc/mk/lc-ml/cr-pr/98

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