ARGENTINA: Seguridad por partido de Copa del Mundo contra Holanda

La policía de Argentina adoptará medidas de cara al partido que la selección de fútbol de este país disputará el sábado con Holanda por la Copa del Mundo en Francia, para evitar disturbios como los que siguieron en Buenos Aires al triunfo sobre Inglaterra.

Así lo anunció este miércoles el jefe de la Policía Federal, comisario Baltasar García. Los desórdenes del martes en Buenos Aires tuvieron un saldo de 127 detenidos, 58 heridos y varios locales saqueados.

Entre las medidas a tomarse se prohibirá la tradicional concentración de simpatizantes de la selección en torno del Obelisco, en el centro de la capital, y la instalación de pantallas gigantes de televisión en la calle. Además, se controlará la venta de bebidas alcohólicas.

La policía intervino el martes con carros lanzaagua y gas lacrimógeno para reprimir los disturbios estallados cerca del Obelisco.

El partido Argentina-Inglaterra en el estadio de Saint-Etienne, en los octavos de final del campeonato en Francia, concluyó con una victoria del país latinoamericano por seis goles a cinco, tras un alargue y tiros penales.

Un clima de expectativa tensa y rivalidad precedió al partido. No solo se definía allí cuál de los seleccionados ingresaba en la recta final y cuál volvía a casa. Entre Argentina e Inglaterra existe una fuerte competencia deportiva con trasfondo político, según los periodistas especializados.

En lo deportivo, Argentina venció a Inglaterra en los cuartos de final del campeonato de México en 1986 con un gol que el astro Diego Maradona reconoció haber empujado con la mano. Con ese triunfo, Argentina siguió compitiendo hasta obtener la Copa del Mundo.

Veinte años antes, Inglaterra le había ganado a Argentina en Londres por un gol a cero en un partido de cuartos de final que tuvo un cuestionado arbitraje cuyo punto culminante fue la expulsión del capitán y astro argentino Antonio Rattin.

En esa ocasión, la selección inglesa se consagró campeona.

Los ingleses introdujeron el fútbol en el Río de la Plata, aunque luego los "alumnos" adaptaron el juego a su estilo, convirtiéndolo en uno de los más celebrados del mundo junto con el de Brasil, Alemania, Italia y Holanda.

Pero existen otros antecedentes políticos que técnicos, jugadores y comentaristas quieren dejar fuera del estadio pero se mezclan con la competencia.

Se trata de la ocupación británica de las islas Malvinas, en el Atlántico Sur, que Argentina reivindica como propias desde hace más de un siglo.

La dictadura que rigió en Argentina entre 1976 y 1983 decidió en 1982 invadir las islas, lo que originó una guerra que perdió el país latinoamericano y en la que murieron unos 400 soldados.

Un número casi igual de víctimas hubo en Argentina en los 15 años siguientes por suicidios y muertes trágicas de soldados que combatieron en la guerra.

El columnista argentino Osvaldo Pepe señaló este miércoles en la página editorial del diario Clarin que el Mundial de fútbol pone en juego lealtades y orgullos nacionales. "No es lo mismo ganarle a Inglaterra, el viejo imperio de ayer, que haberlo hecho con Burkina Faso, Ucrania o las islas Fidji", resaltó.

Pepe citó a un sociólogo del deporte, el inglés Alan Tomlinson, para quien "el fútbol es uno de los ejemplos más nítidos y propios con que cuentan los países para afirmar sus idiosincracias en la cultura global de fin de siglo".

El nacionalismo imperante en el trasfondo del partido de fútbol del martes irrumpió tras la victoria argentina, con la quema de la bandera inglesa en el Obelisco y los letreros en un canal de noticias por cable Crónica TV que rezaban "Las Malvinas son Argentinas" y "Gringos go home".

En el Obelisco se reunieron miles de personas de todas las edades que se congregaron para ver juntos el partido en una pantalla gigante instalada por un particular, y luego festejar.

Pero un nutrido grupo que haba tomado gran cantidad de alcohol comenzó con los disturbios. Arrojaron piedras y otros proyectiles a la policía y contra los escaparates de los negocios, saqueando ropa y bebidas en más de una decena de locales hasta dos horas después del partido.

El encuentro paralizó al país como si se tratara de una final. Por más de dos horas, la capital argentina quedó en silencio con excepción de los momentos en que el equipo conseguía un gol ante Inglaterra, y entonces todo parecía estallar.

Se prevé que el partido del sábado entre Argentina y Holanda también puede encender pasiones y generar violencia.

Argentina se consagró por primera vez campeón del mundo al ganarle a Holanda en Buenos Aires en la final de la Copa del Mundo de 1978, en plena dictadura militar.

Un triunfo de Argentina ubicaría a esta selección entre los cuatro primeros del total de 32 países que intervinieron en el campeonato en Francia, y el ambiente vuelve a calentarse. (FIN/IPS/mv/mj/cr/98

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