El gobernante Partido Justicialista de Argentina está al borde de una ruptura como consecuencia de las disputas entre el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, y el presidente Carlos Menem, que procura un tercer período en el gobierno.
La crisis política del oficialismo, que tiene ya la virulencia de una pelea entre partidos, se aceleró en los ultimos seis días a medida que cada sector emitía señales abierto enfrentamiento, lo que aumentaba la brecha entre partidarios de uno y otro líder.
Empresarios, economistas y analistas temen que el conflicto en el partido que lleva casi 10 años en el poder derive en una crisis institucional que afecte la economía, cuando falta más de un año para las elecciones que, según la Constitución reformada en 1994, deberían poner fin al segundo y último mandato de Menem.
Menem aseguró que la crisis es "partidaria" y no debe afectar la marcha del gobierno, pero debió solicitar a los diputados justicialistas que sigan actuando como bloque para sancionar leyes consideradas claves para la continuidad del modelo económico.
Se trata de una reforma laboral, destinada a flexibilizar las normas de contratación, y otra de las leyes impositivas.
Pero el viceministro de Economía, Carlos Rodríguez, admitió que las disputas por el poder empañan el panorama económico a los ojos de los inversores externos que comienzan a preguntarse qué Constitución regirá al país el próximo año y quiénes serán los candidatos del oficialismo y de la oposición en 1999.
El economista Adolfo Sturzzeneger sostuvo que el enfrentamiento repercute en la confianza de los inversores.
Daniel Novak, de la firma Consultores Económicos de Empresas Industriales, coincidió en que los inversores perciben en torno a la disputa política un clima de incertidumbre y de inseguridad jurídica.
La banca de inversión Goldman Sachs advirtió a sus clientes que el clima político puede tensarse si el gobierno presiona a la Corte Suprema de Justicia para que habilite a Menem a un tercer periodo en momentos en que las encuestas señalan que hay una mayoría contra esa alternativa.
Menem y Duhalde compartieron la fórmula presidencial de 1989 que inauguró el primer período de gobierno justicialista tras la restauración democrática en 1983.
El presidente obtuvo en 1994 respaldo para una reforma constitucional que le permitió postularse para un segundo período consecutivo. Pero los reformistas establecieron que solo puede haber una reelección.
Cuando Duhalde se preparaba para postularse en 1999 como candidato presidencial del partido comenzaron los todavía tímidos intentos del menemismo para permitir que un tercer período de Menem al frente del gobierno.
Los allegados al presidente consideran una nueva reforma de la Constitución o una sentencia de la Corte Suprema que interprete que el segundo período de Menem es el primero de acuerdo con la Carta reformada en 1994.
Los escarceos fueron públicos ni explícitos hasta el viernes, cuando Duhalde convocó a un plebiscito en torno a una eventual reforma constitucional en la provincia de Buenos Aires, donde reside 40 por ciento de los votantes argentinos.
Este gesto, que podria ser considerado un favor al menemismo, fue un duro revés contra el presidente, pues las encuestas señalan que hoy en su populosa provincia más de 70 por ciento votaría contra Menem.
Algunos rechazan el intento de violación de la norma constitucional, otros rechazan a la gestión de Menem, y otros dicen creer firmemente que el país sólo sera confiable en la medida en que demuestre que es capaz de respetar la alternancia en el Poder Ejecutivo.
Menem replicó a la convocatoria al plebiscito en la provincia de Buenos Aires con una convocatoria al Congreso del Partido Justicialista para este viernes 17.
El Congreso podría decidir entonces la celebración de internas abiertas para el mismo día del plebiscito provincial e incluso la separación de Duhalde del partido.
El secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, admitió que quizá no tenga objeto convocar un plebiscito si la Corte admite que Menem gobierne un tercer período. Los analistas sospechan que cinco de los nueve miembros del tribunal votarán por autorizar a Menem, ya que responden al oficialismo.
El presidente de la Corte, Julio Nazareno, se vio obligado este miércoles a aclarar que este tribunal no tiene posición tomada sobre la llamada rereelección.
A pesar de la posibilidad de una ruptura que Menem intentó negar una y otra vez, Duhalde reiteró este miércoles que no suspenderá el plebiscito, mientras sus colaboradores ya comienzan a advertir que el enfrentamiento puede convertirse en una ruptura de la que ninguno de los oponentes saldrá victorioso.
Ante la pelea, la Alianza de oposición, creada en agosto de 1997 sobre la base de la Unión Cívica Radical y el Frente País Solidario, sigue siendo favorita para los comicios presidenciales de 1999.
La coalición teme, sin embargo, que los conflictos internos del justicialismo deriven en una crisis institucional que impida la finalización del segundo mandato de Menem. (FIN/IPS/mv/mj/ip/98