ARGENTINA: Greenpeace filma cómo un gasoducto asesina una selva

Activistas de la organización ambientalista Greenpeace comenzaron hoy a filmar y a tomar fotografías de la construcción de un gasoducto a Chile que cruza uno de los dos mayores ecosistemas de Argentina, la selva de Yungas, y sus comunidades indígenas.

Claudia Acosta, vocera de Greenpeace, confirmó a IPS que los activistas instalaron en plena selva una estación que permitirá documentar el proceso de destrucción de la selva para difundirlo al publico, bajo la mirada amenazante de fuerzas de seguridad que levantaron allí su propio campamento.

La estación surgió como último recurso ante el fracaso de las acciones judiciales para impedir la construcción del gasoducto.

La justicia federal había aceptado el recurso de amparo presentado por ambientalistas e indigenas, pero el fallo quedó sin efecto tras una apelación. Ahora, la empresa puede hacer la obra y a Greenpeace se le prohibió efectuar protestas bajo amenaza de prisión contra sus integrantes.

En ese ambiente, que la comunidad kolla describen como "de guerra", comenzó a trabajar el consorcio Nor Andino, encabezado por la empresa belga Tractebel asociada con la estadounidense Sothern, la chilena Eldenor y la argentina Techint, para enterrar un ducto de 70 kilómetros que lleve gas al norte de Chile.

Las topadoras comenzaron a abrir caminos de 12 metros de ancho en plena selva, previa instalación de carteles de "peligro" junto a las viviendas de los kollas, cuya comunidad pronunció un rotundo "no" y sugirió un desvío cada vez que fue consultada sobre la realización de la obra.

"El problema de la empresa es que, si hace el trazado más al sur, quedará en evidencia la inviabilidad de este proyecto, porque otro consorcio, Gas Atacama, construye cerca de allí un gasoducto paralelo que tiene el mismo objetivo: proveer de gas al norte de Chile", explicó Acosta.

El gasoducto de Gas Atacama tiene un trazado más largo y, si bien no es totalmente inocuo, Greenpeace y los aborigenes lo prefieren.

Este grupo está constituido por la compañía estadounidense CMS Energy y la española Endesa. Con este solo proyecto, habría todavía una enorme producción de gas sobrante, aseguran los propios interesados.

Ambos consorcios tienen prevista una inversión de alrededor de 2.000 millones de dólares y cada uno espera llegar primero a Antofagasta, la ciudad del norte chileno hacia donde se dirigen en una carrera que para los ambientalistas es "absurda".

"Se trata de una guerra económica en la que se está sacrificando el ambiente", explicó Acosta.

El trazado no solo cruza la selva de Yungas, uno de los dos ecosistemas de mayor diversidad biológica del pais, sino que arrasa con sitios arqueológicos y cementerios de la comunidad kolla, que sobrevive hace siglos en la selva sin agua potable, luz ni gas.

Los ancestros de los actuales kollas se consideraban custodios del extremo sur del imperio inca.

Las Yungas es una selva de montaña de tres millones de hectáreas que abarca el sur de Bolivia y cuatro provincias del noroeste argentino: Jujuy, Salta, Catamarca y Tucumán.

Allí sobreviven los últimos 200 especímenes de yaguareté, el felino más grande de América del Sur.

También en Yungas (término que en lengua aborigen significa "abundancia") hay tucanes, ocelotes, pumas, ranas, insectos de una enorme variedad y 60 por ciento de la diversidad de aves que hay en toda Argentina.

El Ente Nacional del Gas, organismo encargado de autorizar el proyecto, dio su visto bueno tras haber contratado a un grupo de ambientalistas a los que ordenó expedirse en solo 15 días.

También Nor Andino contrató a especialistas y asegura que se asesoró para que el impacto ambiental sea mínimo, pero dirigentes de Greenpeace desconfían de los avales con que cuentan.

"Techint aporta 10.000 dólares anuales a la Fundación Vida Silvestre, y esa organización, que al principio nos apoyaba, se vio forzada a adoptar la decisión institucional de aceptar la creación de una reserva de Yungas, que para nosotros es solo 'maquillaje verde"', denunció Acosta.

Con la estación selvatica, Greenpeace advirtió que no se dará por vencida y que no permitirá que se desarrolle el proyecto, para lo cual confía contar con el repudio masivo de quienes apreciarán las imágenes de la selva devastada por la acción de las topadores triunfantes. (FIN/IPS/mv/mj/en/98

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