La globalización económica mantiene y en algunos casos agrava los problemas que sufre la niñez de América Latina, por lo que ser requiere un urgente diseño de modelos alternativos de desarrollo, coincidieron expertos.
Marta Mauras, directora regional de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), consideró en un seminario que organizó la agencia en la capital de México que los programas que hoy aplican los gobiernos de la región para favorecer a los niños y niñas sufre rezagos imporantes y deben revisarse.
El modelo económico adoptado en el continente y el proceso de globalización que hoy lo acompaña acentuó la mala distribución del ingreso y la pobreza entre la población, así como el deficiente acceso a los servicios sociales y a la seguridad alimentaria, dijo Mauras.
Al participar en el seminario sobre políticas públicas e infancia celebrado entre la semana pasada, la funcionaria recalcó que si bien en los últimos años mejoraron algunos los indicadores macroeconómicos en América Latina, esto no benefició con claridad a la infancia.
El Instituto Interamericano del Niño informó que de los alrededor de 200 millones de niños y niñas de la región, 15 millones viven en la calle, seis sufren desnutrición y 30 millones trabajan sin amparo legal.
Además, 70 por ciento de las víctimas de la violencia son menores, la mayoría de niñas.
ooVemos ahora un resurgimiento de la violencia y la inseguridad familiar y ciudadana, y esto tiene que ver evidentemente con un modelo que margina y que excluye a un gran porcentaje de la poblaciónoo, declaró Mauras.
La funcionaria urgió a los gobiernos de América Latina a diseñar modelos alternativos para resolver los problemas de la infancia.
En el seminario, al que asistieron representantes de 19 países de América Latina y el Caribe, la secretaria de Educación y Salud del gobierno de la capital mexicana, Clara Jusidman, advirtió que niños y niñas sufren en la actualidad la incertidumbre que les ocasiona ser víctimas de violencia, exclusión e inequidad.
Se estima que una cuarta parte de los niños y niñas del mundo trabajan y a menudo en condiciones difíciles, unos esclavizados, prostituidos o miserablemente pagados por realizar tareas domésticas y en construcciones y fábricas.
Jusidman dijo ser partidaria de impulsar modelos de protección para las familias más pobres. Sin duda, la niñez es la que más resiente los efectos de la transición y la crisis social, cultural, económica y política que en estos momentos vive América Latina, expresó.
Según estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), unos 17,5 millones de niños trabajan en la región, de los cuales gran parte, sobre todo en Brasil y Venezuela, realizan labores domésticas.
El argentino Alberto Milujin, de la oficina de Unicef para América Latina y el Caribe, con sede en Colombia, señaló a IPS que el organismo pide desterrar el trabajo para los menores de 12 años e imponer que las tareas a cumplir por adolescentes entre 13 y 17 años tengan algún perfil formativo.
En el caso de Brasil, por ejemplo, se ha tratado de reducir el número de niños trabajadores de la calle brindando capacitación a los adultos de la familia para que obtengan mejores empleos y dándoles becas en efectivo para facilitar los estudios de los hijos, destacó el experto.
Milujin lamentó que las políticas sociales en la mayoría de los países de América Latina es percibida en la actualidad como una compensación de las políticas monetaria y económica a las que sí asignan prioridad.
Otro de los problemas debatidos en el seminario fue el combate a la corrupción, que según dijo a IPS el representante de la Unicef para México y Cuba, José Carlos Cuentas-Zavala, constituye uno de los factores que vulnera la capacidad del Estado para proteger a los niños.
Cuentas-Zabala mencionó otros fenómenos, producto de la globalización, que afectan a los menores en la actualidad como son la prostitución infantil y la pornografía.
El funcionario sostuvo que Unicef se había despreocupado del manejo de la política social del Estado y por eso organiza ahora seminarios como el de México. En estos momentos es necesario proponer políticas y programas alternativos que contrarresten los efectos negativos de la globalización, manifestó.
Al margen del impacto negativo de la globalización en la infancia, algunos funcionarios participantes en la reunión reconocieron que América Latina dio pasos importantes en la atención a los niños menores de seis años en materia de salud, educación y nutrición.
En ese sentido, la propia Mauras destacó el ejemplo de México, donde se ha hecho avances importantes en problemas como sobrevivencia infantil y reducción de la mortalidad infantil y de la malnutrición.
Eduardo Bustelo, consultor de Unicef, explicó a IPS que no sería justo afirmar que los gobiernos latinoamericanos no han hecho nada en favor de la infancia aunque el ciudadano común sienta lo contrario.
Bustelo sugirió que los gobiernos de la región deben asumir hoy retos que van desde la creación de un mayor número de empleos e incremento de la inversión en sistemas educativos, hasta la ejecución de programas para evitar la prostitucion, pornografia y trabajo infantil. (FIN/IPS/rr/mj/dv/98