ZIMBABWE: La seguridad minera, legado de una tragedia

Hace 26 años, 427 mineros y algunos visitantes se sumergieron en las profundidades de la mina número dos de Kamandana, en la carbonera Wankie Colliery, de donde nunca más volvieron a salir debido a una explosión que los sepultó para siempre.

El accidente del 6 de junio de 1972 fue el peor desastre minero en Zimbabwe y el túnel sellado donde murieron centenares de personas se convirtió en la fosa común más grande del país sudafricano. Desde entonces, muchas cosas han cambiado en materia de seguridad.

"En el pasado la minería era una actividad insegura, no había garantías de que volverías a salir a la superficie… pero ahora estamos casi 100 por ciento seguros de que la persona que entra volverá", afirmó el actual director de la carbonera Wankie, Kudzai Bwerinofa.

En la mina ubicada a unos 800 kilómetros de Harare se pusieron en práctica estrictos mecanismos de supervisión para evitar nuevas tragedias. "Incluso tenemos competencias de seguridad y un comité de accidentes que es muy estricto", dijo Bwerinofa.

¿Qué sucedió en ese túnel hace 26 años? Nadie lo sabe con certeza. Un hombre que trabajaba en la mina en esos tiempos aseguró a IPS que fue un ataque político relacionado con la salida del entonces primer ministro de Rhodesia, Ian Holm.

Pero Bwerinofa sostuvo la tesis oficial que apunta a una explosión de metano, la cual a su vez habría causado un estallido de polvo de carbón.

"Nuestra legislación mejoró mucho desde esos tiempos", advirtió el subdirector de Ingeniería de Minas del gobierno, Jency Mandizha, quien dijo que ahora se le aplica a la carbonera la calificación de "mina inflamable", lo que obliga al uso de maquinaria especial para no producir chispas ni fuego.

En 1972, Wankie aún no estaba declarada como mina inflamable debido a que la mayor parte de la extracción se realizaba en la superficie, donde las concentraciones de metano son bajas.

"Ahora tenemos una serie de regulaciones para controlar la ventilación, el acceso a las minas es muy estricto y existen programas de emergencia", añadió Mandizha.

El funcionario aseguró que en este momento "las regulaciones en las minas de Zimbabwe suelen ser más estrictas que en Estados Unidos o Canadá". En este país hay 200 proyectos de extracción minera a gran escala y más de 1.000 operaciones a pequeña escala.

El vicepresidente de la Asociación de Mineros de Zimbabwe, Patrick Mushininga, coincidió en los avances logrados desde la tragedia de 1972, pero destacó que aún debe avanzarse más para reducir el número de accidentes.

Según dijo, cada año mueren alrededor de 45 mineros de un total de 60.000 que trabajan en este país africano. "Es una cifra demasiado alta. Creemos que debería bajar a tres o cuatro, incluso a cero", comentó Mushininga.

"Hemos desplegado todos los esfuerzos posibles para que las minas sean más seguras. Y aunque los accidentes ocurren, porque se trata de un trabajo riesgoso, el sindicato se preocupa por vigilar que se cumplan las normas de protección", agregó.

La Asociación estimula la creación de comités de seguridad que discuten sobre las condiciones de trabajo en cada mina, pero el secretario general de esta organización, Edmund Ruzive, aseguró que la situación aún no está controlada.

"Estamos bastante preocupados por la actitud que asumen los encargados de algunas minas. Ellos requieren más y más producción aún a costa de la seguridad, y eso es algo que no podemos permitir", planteó Ruzive. (FIN/IPS/tra-en/lm/pm/lc-ml/lb/98

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