El presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, deberá llegar hoy a Moscú para escuchar una advertencia, aunque la televisión estatal en esta capital calificó la visita como "una invitación del presidente ruso Boris Yeltsin".
Milosevic se reunirá este martes con Yeltsin, quien le transmitirá que Occidente quiere ver el fin de las operaciones militares de Belgrado en la separatista provincia de Kosovo.
Este lunes la OTAN (Organización del Tratado del Atlántco Norte) envió su propio mensaje de guerra a Milosevic. Sus cazabombarderos y helicópteros de ataque realizaron un ejercicio militar sobre Macedonia y Albania, sobre las fronteras con la provincia separatista.
El operativo, llamado Halcón Decidido, involucró 84 aviones de guerra de la OTAN de 13 naciones. "Necesitamos demostrar a las personas exactamente lo que podemos hacer", dijo el domingo a la prensa el coronel estadounidense Emerson Gardn.
La respuesta del portavoz de Milosevic Ivica Dacic, fue que "la OTAN tendrá que solicitar nuestro acuerdo antes de hacer algo en nuestro territorio", y agregó que "las amenazas contra Serbia, incluyendo ataques aéreos de la OTAN, sólo sirven como un estímulo para terroristas y separatistas".
La provincia sur de Kosovo, donde 1,8 millones de albaneses de Kosovo superan a los serbios en una proporción de nueve a uno, es escenario de la guerra entre la policía paramilitar serbia respaldada por unidades del ejército yugoslavo y la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK).
Serbia amaneció diferente este lunes, con poco del ferviente nacionalismo visto cuando comenzaron las guerras en Eslovenia, Croacia y Bosnia-Herzegovina.
La gente no arrojó flores a los tanques que se encaminan hacia Kosovo, como en 1991, cuando los serbios enviaron tropas a la región croata de Vukovar. Tampoco hubo una ola de voluntarios como sucedió en la guerra en Bosnia en 1992.
"La euforia de la guerra sólo puede verse en la televisión estatal", dijo Ivan Torov, columnista del diario independiente Danas. "Está claro para todos que la política orientada a la guerra, agresiva y autista del régimen ha fracasado", agregó.
"Pese a todo lo que se dice sobre la lealtad de la policía con el régimen, no puede esperarse que la policía respalde y lance una guerra que no tiene un propósito político claro ni respaldo en la forma de un consenso nacional", indicó en Belgrado el analista Milos Vasic, del semanario independiente Vreme.
Según el diario independiente de Belgrado Dnevni Telegraf, 363 policías serbios en Kosovo renunciaron en los últimos 10 días, incluyendo a ocho miembros de un comando policial de elite, en lugar de sumarse a la lucha.
Unos 23 efectivos murieron en la lucha desde febrero, dos de ellos el domingo.
Más cerca de Kosov, hay mayor malestar en Montenegro, el único socio de Serbia en lo que queda de la Federación Yugoslava, y donde el presidente Milo Djukanovic es un duro crítico de Milosevic.
Autoridades montenegrinas objetaron públicamente el despliegue en Kosovo de unidades del ejército yugoslavo basadas en Montenegro.
"Es inaceptable para nosotros ver a nuestros hijos luchando para Milosevic en Kosovo", opinó la semana pasada el diario independiente Vijesti en Podgorica, la capital montenegrina, y urgió a Djukanovic a adoptar una posición más firme. (FIN/IPS/tra-en/vpz/rj/lp/ip/98