El hundimiento de los precios del petróleo ha helado la economía de Venezuela y calentado las protestas laborales y la crispación social, lo que alimenta la perspectiva de un voto contra el sistema político en diciembre.
Maestros y profesores de la educación pública, junto con médicos y profesionales de las demás áreas de la salud, participaron este jueves en una "toma de Caracas", en demanda de alzas salariales y otras exigencias.
Seis millones de alumnos de educación primaria y básica están sin clases desde el miércoles por una huelga de 72 horas, los médicos y las enfermeras amenazan con acciones similares, y radiólogos y bionalistas están ya en agitación y paralizados.
Cuando los manifestantes marchaban por el centro de Caracas y otras ciudades, la ministra del Trabajo, María Bernardoni, exhortó a los empleados públicos a asumir que el país depende altamente del petróleo y que los ingresos por este rubro han caído este año unos 5.000 millones de dólares.
Esta semana el barril de exportación del petróleo venezolano llegó a hundise a 8,43 dólares, un precio similar al que el crudo tenía 30 años atrás, cuando paradójicamente también estaba en su ocaso el primer mandato del actual presidente, Rafael Caldera.
El crudo venezolano no llegó a tener un valor tan bajo ni siquiera en 1986, cuando los precios del petróleo tuvieron su mayor crisis mundial desde que en 1973 un embargo petrolero impulsó su cotización, en una carrera frenada en 1983.
El deterioro socieconómico avivado por la debacle de los precios del petróleo tiene como consecuencia política que una mayoría aplastante del electorado requiera un cambio radical en la conducción del país, lo que favorece la candidatura del ex militar golpista Hugo Chávez a la presidencia.
Los ultimos sondeos muestran que 82 por ciento de la población quiere que las elecciones del 6 de diciembre aporten un profundo cambio en el sistema democrático venezolano, cuando en enero lo demandaba 63 por ciento.
Chávez, que recoge aliados de los extremos de la izquierda y la derecha, ofrece la disolución del Congreso y la creación de una Asamblea Constituyente para refundar la república, la recentralización del país y la revisión del Poder Judicial.
La candidatura de Chávez aumenta desde marzo su primacía en las encuestas, en inversa proporción a la caída de divisas y la imposibilidad del gobierno de enjugar con "petrodólares" la amargura social por la precarización del ingreso, el colapso de los servicios, la corrupción y la inseguridad ciudadana.
Inicialmente, el presupuesto de este año se basó en un precio del barril de 15,5 dólares y tras dos ajustes lo situó ahora en 13 dólares, un nivel que no podría cumplirse, ya que el valor promedio del barril para el año se ubica en 11,17 dólares.
En 1996, Venezuela vendió el cóctel de sus crudos a 18,39 dólares y, en 1997, a 16,32 dólares. El petróleo aporta 40 por ciento del presupuesto, 77 por ciento de las divisas y 22 por ciento del producto interno bruto.
El Consejo de Ministros emitió el miércoles un inusitado comunicado para explicar que en los cinco primeros meses del año los ingresos fiscales mermaron 2.569 millones de dólares, lo que fuerza a una austeridad extrema en el gasto.
Ante ello, ofreció a los educadores y los médicos, en una señal para todos los gremios públicos que prevén conflictos, como los de tribunales, que este año no podrá haber aumentos salariales y que los únicos incrementos posibles serán mediante la llamada "salarización" de los bonos adicionales en vigor.
Carlos Borges, presidente encargado de la Central de Trabajadores de Venezuela y líder de los 1,2 millones de empleados públicos, alertó este jueves al gobierno que el sector laboral "está próximo a colapsar"
El dirigente sindical dijo que era el gobierno el que debía ser consciente de que se está en la antesala de "una conflictividad incontrolable que amenazaría la institucionalidad democrática" si no se atienden algunas exigencias salariales.
Setenta por ciento de las familias de Venezuela viven en pobreza, según cifras oficiales, mientras la desocupación revirtió su caída por la crisis petrolera y atenaza a 13 por ciento de los nueve millones de personas económicamente activas, en una población de 23 millones de habitantes.
Más de 60 por ciento de los ocupados, a su vez, cobra el salario mínimo, el único fijado por el gobierno, que se sitúa desde mayo en 184 dólares, cuando la canasta de alimentos básicos está cerca de duplicar ese monto.
El gobierno de Caldera esperaba cerrar este año su gobierno con un crecimiento de la economía de seis por ciento, una inflación contenida en 25 por ciento y una ebullición de inversiones por la apertura petrolera a empresas extranjeras, que no fue desanimada por la crítica coyuntura de precios.
Pero el hundimiento petrolero hace prever ahora, según datos oficiales de esta semana, que la economía no petrolera bordeará la recesión, la inflación tendrá suerte si se contiene en 35 por ciento y el déficit fiscal trepará a 3,5 por ciento si el gobierno no encuentra rápidos recursos frescos.
Además, el Congreso negó el miércoles la posibilidad de incrementar los ingresos mediante un incremento del impuesto a las ventas, al mismo tiempo que sus esfuerzos para privatizar la producción de aluminio y el sector eléctrico afrontan obstáculos.
El ministro de Planificación, Teodoro Petkoff, precisó este jueves que en Venezuela sucedió este año un cataclismo por incontrolables causas externas, como el invierno en el Norte industrial más benigno del siglo y la crisis asiática.
En medio de la recreación de la tensión social y política y la falta de juego económico, el gobierno recibió finalmente este jueves la esperada noticia de que el Fondo Monetario Internacional aprobó un "acuerdo sombra" para supervisar la economía local, que no implica desembolsos.
Pero el acuerdo contiene obligaciones en materia de inflación y déficit fiscal difícilmente cumplibles y llega aparentemente tarde para neutralizar el impacto negativo sobre los operadores económicos, externos e internos, de los desajustes provocados por el hundimiento de los precios petroleros.
Bancas de inversión, operadores financieros y agencias calculadoras de riesgo mantienen una lluvia inclemente de análisis que recomiendan congelar las inversiones en Venezuela en tanto se define el resultado electoral, ya que Chávez en lo económico plantea una receta confusa y de controles estatales. (FIN/IPS/eg/mj/if en/98