VENEZUELA: AD entra en la escena electoral por la puerta chica

El actor que faltaba en la campaña presidencial de Venezuela, el partido Acción Democrática (AD), entró hoy a escena con la proclamación como candidato del veterano Luis Alfaro, en un pequeño acto sin presencia popular.

El hasta ahora secretario general del mayor partido de Venezuela y el que más veces gobernó el país durante los 40 años de democracia, fue elegido por aclamación del Comité Directivo y no por las bases como establecen los estatutos internos.

Alfaro, de 76 años, sin título universitario, de menuda presencia y criticado como falto de carisma y amigo de controlar el poder desde bambalinas, pronunció un discurso vibrante frente a dirigentes que apostaron todo a su figura para escalar una dura pendiente en búsqueda del retorno al poder.

Las encuestas adjudican a Alfaro una simpatia que sólo bordea uno por ciento, pero AD aparece como la fuerza que concita el mayor apoyo del electorado, con cerca de 20 por ciento, pese al claro rechazo a la llamada partidrocracia, que dominó el modelo político instituido en 1958, y a su corrupta dirigencia.

El "caudillo", como es apodado Alfaro por su férreo control de un artido que llegó a tener 60 por ciento del electorado y en los comicios de 1993 tuvo 29 por ciento, dijo que aceptará el apoyo de todos los partidos democráticos durante un proceso crucial para sostener el Estado de derecho.

El favorito en los sondeos es el líder golpista Hugo Chávez, de 43 años, que en 1992 comandó un cruento alzamiento militar y aglutina un creciente contingente que busca deshacerse de una agotada clase política y lograr orden en la gestión del país y la defensa de sus pauperizadas condiciones de vida.

El candidato de AD a las elecciones de diciembre aseguró que en su triunfo está "la garantia de que Venezuela seguirá marchando democráticamente hacia el futuro".

"Aquí no va a haber guerra civil porque en mis manos está la garantia" de que "el sistema democrático no colapsará", dijo Alfaro, en alusión a declaraciones de Chávez, que este miércoles advirtió que el país estará en peligro de guerra civil si se desconoce su triunfo electoral.

Alfaro aseguró que frente a "la actitud destructiva" con que otros que no nombró buscan los votos en una sociedad sometida a dificultades, AD "ofrece un gobierno de esperanza (y el) uso de las enormes potencialidades del país y de la nueva savia de los jovenes".

Afirmó que será implacable en la persecución del delito y la corrupción y que restablecerá un gobierno con sentido de Estado y autoridad, en alusión a la dispersa conducción del actual presidente Rafael Caldera, quien, precisamente, ha tenido en una oscura alianza con Alfaro el apoyo parlamentario que le faltaba.

Alfaro se definió como un hombre "de decisiones, que no vacila" y prometió que con él, "Venezuela tendrá un gobierno y una mano firme", en lo que pareció buscar atraer al electorado que rechaza la falta de acción de este gobierno y demanda autoridad para enfrentar la delincuencia y la corrupción.

AD es el único de los partidos tradicionales que se definió por un candidato propio. La seguda fuerza del país, la socialcristiana Copei, apoya a la alcaldesa independiente Irene Sáez, al igual que el izquierdista Partido Radical.

El tercer partido tradicional, el Movimiento Al Socialismo, decidirá la próxima semana si respalda a Chávez o a otro candidato independiente, Henrique Salas. El pequeño partido de Caldera también apoyaría esa opción.

Las bases de AD se reparten entre Alfaro y otros dos candidatos que abanderan fuerzas escindidas de esa organización. Alfaro ofreció una amnistía a todos los cismáticos, con el propósito de lograr la dificil recomposición de su entorno.

Los maduros cuadros medios y altos de AD intentaron con sus coros, lemas y entusiasmo dar al acto aire multitudinario, pero fue llamativa la ausencia de la militancia del "partido del pueblo", un hecho no explicado y sin antecedentes en este tipo de acontecimientos de los socialdemócratas venezolanos.

"Ade-ade-ade-ade" coreaban los dirigentes, además de lemas más propios del acto como "adeco presente, Alfaro presidente" o "el faro ya ilumina" y "con el lucero vamos al cielo", que jugaban con los apellidos Alfaro y Ucero de su candidato.

Alfaro, enemigo de concesiones a su imagen, vistió un holgado traje de lino crudo, que rememoraba el estilo del fundador del partido, Rómulo Betancourt.

Pero los observadores pusieron en duda que un electorado eminentemente joven pueda establecer un paralelismo con Betancourt, del que sólo tiene referencias en libros de texto.

Otro elemento muy llamativo fue un video histórico sobre AD, que culminó con una atractiva joven vestida de blanco -color del partido- indicando orgullosa: 'Yo soy la nueva AD".

En ese video fue borrada toda alusión a los últimos tres gobiernos de AD. El de Jaime Lusinchi (1984-89) y los dos de Carlos Andrés Pérez (1974-79 y 1989-93), que soportaron cargos de corrupción al fin de su mandato. Pérez fue expulsado por Alfaro de las filas de la organización.

Los analistas creen difícil que AD vuelva al palacio presidencial de Miraflores con Alfaro, pero reconocen que ha movido el tablero electoral de la mejor manera para sus intereses.

Directivos de las principales encuestadoras señalan que tras la ola en favor de un "cambio light", representada por Sáez, los votantes pasaron a mostrar en marzo inclinación a una frontal ruptura, con su mayoritaria simpatía por Chávez,

Pero aducen que AD y Alfaro -con el encubierto apoyo de Caldera y de la cúpula militar, alarmada ante la opción de Chávez- podrían inclinar la balanza a su favor si logran presentarse como la opción de la gobernabilidad con autoridad. (FIN/IPS/eg/ff/ip/98

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