La muerte del cardenal que dirigió la apertura diplomática de la Iglesia a los antiguos gobiernos comunistas europeos y evitó una guerra entre Argentina y Chile no cambiará la política del actual papado, según fuentes del Vaticano.
El cardenal Agostino Casaroli, ex ministro de Relaciones Exteriores y ex secretario de Estado del Vaticano al servicio de cuatro papas, murió la noche del lunes en Roma a los 83 años.
En su calidad de ministro de Relaciones Exteriores, Casaroli tuvo en sus manos la mediación que Argentina y Chile le habían solicitado al papa Juan Pablo II en 1978 para la superación de sus problemas limítrofes. Esa gestión concluyó con éxito en 1984.
Era considerado el padre de la "real ostpolitik", política de apertura y negociación con los países comunistas de Europa central y oriental que caracterizó al Vaticano durante más de tres decenios.
Casaroli fue nombrado jefe de la diplomacia vaticana en 1967 por Pablo VI y durante los siguientes 24 años fue la figura más representativa de la política exterior del estado.
Fue calificado de hombre de diálogo, "audaz en la prudencia" y gran mediador que entendía las razones de los otros sin ceder en los principios de su fe.
El cardenal no renunció jamás a la política de pequeños pasos. "El mío es el método de la posibilidad y de la oportunidad", dijo.
Casaroli consagró su carrera eclesiástica al arte de la diplomacia. A inicios de la década del 60, por encargo del papa Juan XXIII, comenzó sus viajes por Europa oriental.
Eran los años de la guerra fría, durante los cuales desarrolló también misiones secretas, incluso vestido de civil, para establecer contacto con los representantes de la entonces llamada "iglesia del silencio" en el bloque soviético.
El religioso guió al Vaticano hacia el establecimiento de relaciones diplomáticas con Hungría, Checoslovaquia y Polonia, país natal de Juan Pablo II.
Hombre reservado, no olvidaba sus funciones sacerdotales y dedicó durante decenios su tiempo libre a la recuperación de los niños que habían terminado en la cárcel, algo que pocos sabían.
Apenas informado de la muerte de Casaroli, el Papa se retiró a su capilla privada a rezar por su ex colaborador y envió un mensaje al decano del Colegio Cardenalicio, Bernardin Gantin, en que destacó la labor del sacerdote fallecido a su servicio y el de Juan XIII, Pablo VI y Juan Pablo I.
Los telegramas de condolencia desde Moscú recordaron el impulso que Casaroli dio al diálogo, mientras la iglesia católica de China, controlada por el gobierno, anunció que rezará para que las puertas del paraíso se abran para el cardenal.
El presidente de Italia, Oscar Luigi Scalfaro, envió un mensaje al Papa desde Beijing, donde realiza una visita oficial, en el que recordó el empeño de Casaroli por la paz.
Ordenado sacerdote en 1937, comenzó su carrera diplomática en la Secretaría de Estado en 1940, en plena segunda guerra mundial, en el papado de Pío XII, colaborando con monseñor Jean Baptiste Montini, el futuro Pablo VI.
En los años 50 comenzó a viajar por Europa y América Latina. Entre 1956 y 1961, dictó clases en la escuela diplomática de la Santa Sede.
Juan XXIII lo nombró en 1961 subsecretario de la Congregación para asuntos extraordinarios, equivalente en el Vaticano a un ministerio de relaciones exteriores. A partir de entonces se transformó en embajador itinerante en los países del Este.
Su realismo diplomático le permitió obtener numerosos éxitos en la relación con los países comunistas, pero fue criticado por los sectores más conservadores de la Iglesia que le acusaban de hacer concesiones a los gobiernos marxistas.
En 1971 fue el primer alto prelado del Vaticano que traspasó las puertas del Kremlin para firmar el tratado internacional de no proliferación nuclear.
En 1979, algunos meses después de su elección, Juan Pablo II lo nombró secretario de Estado y cardenal.
En 1988 viajó de nuevo a Moscú, donde echó las bases para una visita del entonces presidente de la hoy disuelta Unión Soviética, Mijail Gorbachov, al Vaticano y el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos estados.
Casaroli se puso al frente del Vaticano el papa Juan Pablo II sufrió un atentado el 13 de mayo de 1981.
En 1989, año en que cayó el Muro de Berlín, cumplió 75 años y, como todos los obispos y cardenales, presentó la dimisión. Pero el Papa lo mantuvo al frente de la Secretaría de Estado hasta el 29 de junio de 1991, cuando fue reemplazado por el cardenal Angelo Sodano.
No volvió a asumir cargo alguno en el gobierno vaticano. Su única vuelta oficial a los palacios apostólicos fue el 24 de noviembre de 1994, cuando cumplió 80 años y el Papa lo recibió en audiencia.
Había nacido en 1914, en el pueblo Castel San Giovanni, en provincia de Piacenza, al norte de Italia.
Sus funerales solemnes, presididos por el Papa, se celebrarán este viernes en la basílica de San Pedro. (FIN/IPS/jp/mj/ip cr/98