El presidente de Indonesia, Bacharuddin Jusuf Habibie, ordenó la liberación de 15 presos políticos de Timor Oriental, un cambio evidente respecto de la mano dura con la que su predecesor, Alí Suharto, manejó este territorio.
Muchos timoreses aprovecharon la oportunidad para presionar por más libertad política.
Habibie, quien asumió tras la renuncia de Suharto el 21 de mayo, sostuvo luego que podría liberar al líder de la resistencia independentista de Timor Oriental, Xanana Gusmao, así como retirar las tropas del territorio y darle una autonomía especial.
"Si Gusmao sale de la cárcel será porque su liberación integraría una solución total para la cuestión de Timor Oriental", dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Alí Alatas.
Pero los activistas rechazaron las ofertas porque interpretaron que Yakarta reclama como condición el reconocimiento por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de la integración de Timor Oriental, de mayoría católica, a Indonesia, de predominio musulmán.
La ONU no ha reconocido la incorporación a Indonesia de Timor Oriental, que ocupa la mitad de la isla de Timor, ubicada a 2.500 kilómetros al este de Yakarta, y considera a Portugal potencia administradora de ese país.
Timor Oriental declaró su independencia de Portugal el 29 de noviembre de 1975, pero fue invadido nueve días después por Indonesia, que en julio de 1976 lo anexó a su territorio. Su población fue duramente reprimida por el ejército indonesio, que mantiene 20.000 efectivos en el territorio.
Se trata de una de las regiones del mundo "sin gobierno autónomo", según el Comité de Descolonización de la ONU.
Más de 200.000 personas, la tercera parte de la población con que contaba Timor Oriental antes de la invasión indonesia, fueron muertas por las fuerzas de ocupación, pero el separatista Frente de Liberación de Timor Oriental Independiente (Fretilin) mantiene su presencia en las montañas.
La comunidad internacional ignoró la lucha independentista hasta noviembre de 1991, cuando tropas indonesias abrieron fuego en un cortejo funeral en Dili, capital del territorio, matando hasta 200 personas.
"El anuncio de la posible liberación de Xanana-Gusmao, del posible retiro de tropas y de una autonomía especial a Timor Oriental es un intento de chantaje", dijo Rob Wesley-Smith, portavoz de la organización Australianos por Timor Oriental Libre, radicada en Darwin.
La propuesta "debería ser rechazado por los gobiernos mundiales, los dirigentes timoreses y sus simpatizantes", agregó Wesley-Smith.
Los timoreses están presionando al límite para que se convoque a un referéndum que decida el destino del territorio como nación, un reclamo que Suharto rechazó una y otra vez antes de verse obligado a renunciar luego de 32 años en el poder acosado por la crisis económica y el descontento popular.
Suharto antes y Habibie ahora están contra cualquier medida que pueda conducir a la secesión, pues descartan cualquier posibilidad de independencia.
Alatas sostuvo que el gobierno mantendrá su decisión con firmeza. "Los timoreses han resuelto hace mucho tiempo la anexión" a Indonesia, sostuvo, en referencia a la Declaración de Bilbao aprobada por la denominada "Asamblea del Pueblo" en 1976.
El funcionario indonesio reivindica la validez de esta declaración, rechazada por la comunidad internacional, y manifestó en tal sentido que "celebrar un referéndum representaría un retroceso".
Pero Xanana-Gusmao, quien cumplió seis años de la condena a 20 por el delito de rebelión armada, dijo que sólo un referéndum sobre la autodeterminación resolverá la cuestión.
"El problema de la autonomía no es relevante, pues la autonomía es apenas una consecuencia de la integración y no una solución alternativa", dijo Xanana-Gusmao a periodistas indonesios que lo entrevistaron en la cárcel el sábado.
"No habrá solución sin un referéndum. Es algo que el gobierno indonesio debe entender. Sólo un referéndum garantizará una solución que sea justa, estable y duradera", agregó el líder independentista.
La organización de derechos humanos Amnistía Internacional sostuvo en su informe anual que las detenciones políticas, secuestros y asesinatos a manos de fuerzas de seguridad continúan en Timor Oriental.
Pero así como muchos timoreses procuran una libertad genuina, otros consideran que la secesión es una perspectiva inquietante.
"A menos que querramos ver una guerra civil, la integración con Indonesia sigue siendo el mejor camino hacia el progres del territorio", dijo el presidente del Centro de Estudios para el Desarrollo de Timor Oriental, Domingos Soares.
El ex gobernador timorés Mario Vegas Carrascalao dijo que quienes pretenden la convocatoria del referéndum deberían considerar las consecuencias de una eventual independencia. "Sería un suicidio. Timor Oriental no tiene capacidad para mantenerse a sí mismo", aseguró.
Un millar de estudiantes timoreses radicados en varias ciudades convergieron el día 12 frente al Ministerio de Relaciones Exteriores en Yakarta para presionar por la celebración de un referéndum. También hubo una manifestación en Dili.
"Indonesia no logró conquistar el corazón de los timoreses porque solo da oportunidades económicas y políticas a cierto sector de la población cuya lealtad a Yakarta está asegurada. Es una especie de paranoia", explicó Carrascalao.
"Quienes se convierten en funcionarios del gobierno son casi todos integrantes de un partido que ya ha demostrado respaldo total a la integración a Indonesia", agregó.
Indonesia ha construido carreteras, escuelas y otras instalaciones públicas a un ritmo que supera con creces el de la antigua metrópoli portuguesa, pero "los timoreses no creen que esa infraestructura, en realidad, les pertenezca". (FIN/IPS/tra- en/ky-si/ral/mj/ip hd/98