La crisis económica en Tailandia fuerza a ajustar los cinturones a todos los sectores de la sociedad, incluyendo el clero budista, una de las instituciones más reverenciadas del país asiático.
En una medida sin precedentes, el Consejo Supremo Sangha, el organismo estatal religioso más alto, llamó a poner fin a las ganacias excesivas de los monjes y los comités de administración de los templos budistas.
El Sangha resolvió que todos los templos budistas deben abstenerse de hacer dinero con los funerales, y brindar gratis el servicio ritual a los fallecidos.
La propuesta del gobierno siguió a crecientes quejas ante la negativa de algunos monasterios budistas a realizar los ritos funerales ante la incapacidad de los familiares de los muertos de pagar los servicios.
Un modesto funeral budista puede costar unos 460 dólares, una suma considerable en un país en que muchas personas ganan 300 dólares al año.
El gobierno metropolitano de Bangkok se había quejado de la falta de cooperación de los templos locales en su campaña para brindar servicios fúnebres sin costo. De los 426 templos de Bangkok, sólo 21 participaron en el programa el año pasado.
"Las ganancias excesivas, la comercialización, el fraude de parte de los monjes están extendidos", escribió recientemente en el diario en inglés The Nation el columnista Thana Poopat.
Como observó un académico budista, "muchos monjes y monasterios budistas adoptaron el estilo de vida consumista de las clases medias durante la década pasada".
El budismo ha sido durante centurias la religión de las dinastías gobernantes, y jugó un papel dominante en la vida nacional.
A pesar de la abolición de la monarquía absoluta en 1932, el budismo continúa estando bajo control estatal e incluso fue utilizado como arma cultural por gobernantes militares para hacer frente a movimientos socialistas y comunistas en las décadas de los '60 y los '70.
Aunque el clero budista fue criticado en el pasado, las quejas en general se centraban en la supuesta conducta inmoral de algunos monjes.
El actual centro de interés en la excesiva comercialización de servicios religiosos es atribuido a la crisis económica que derrumbó el índice de crecimiento del producto interno bruto (PIB) nacional y dejó al menos a un millón de personas sin empleo.
Esta vez la dirigencia religiosa budista es atacada por tener la mente puesta en el dinero.
Una encuesta de 1996 del Centro de Investigación de Agricultores Tailandeses estimó que las ofrendas entregadas anualmente por el público en todo el país ascendían a 32 millones de dólares (en tasas de cambio previas a la devaluación del baht).
La venta de amuletos y objetos "para la buena suerte" también es un negocio rentable.
Analistas critican a los monasterios por despilfarrar dinero en la construcción de edificios más grandes y elaborados. En Tailandia hay unos 30.000 monasterios budistas, y se sabe que los templos compiten entre ellos por sus logros materiales y externos.
Observadores indican que, a menos que el clero budista realice reformas drásticas, la crisis económica resultará en una desilusión a gran escala del público con la institución religiosa.
La gigantesca tarea que estos cambios implicarían, sin embargo, fue evidente ante la falta de voluntad del Sangha para aceptar una reciente sugerencia del Departamento de Asuntos Religiosos.
El Departamento propuso realizar un auditoría como parte de los esfuerzos por suprimir la corrupción y asegurar la transparencia en la gestión administrativa de los monasterios.
En una declaración más apropiada para un organismo político que religioso, el Consejo Supremo Sangha dijo que pretendía "una audiencia pública sobre la propuesta en primer lugar, para evaluar la opinión pública antes de considerar la medida". (FIN/IPS/tra-en/ss/cb/lp/cr/98