Los empleados públicos de Rusia, encabezados por los mineros, intensificarán la campaña para obligar al Estado a pagar miles de millones de rublos en salarios adeudados.
El Estado prometió pagar la deuda el lunes 15, pero si no lo hace, y muchos sospechan que ese será el caso, entonces a Rusia le espera un largo verano de descontento social.
Las manifestaciones de los mineros tuvieron un papel fundamental en la caída del régimen soviético hace casi una década, y en impulsar al presidente ruso Boris Yeltsin al poder.
Esta vez, Yeltsin es el objetivo y las protestas cuentan con el respaldo de la cámara baja del Parlamento (Duma), controlada por la oposición, que ya votó para comenzar los trámites formales del juicio político.
La Constitución prácticamente no brinda posibilidades de expulsar a Yeltsin de la presidencia, pero las protestas le están brindando una imagen pública a la creciente pérdida de apoyo nacional del líder.
La campaña encabezada por los mineros para que el Estado pague lo que adeuda no es política ni tiene por meta a Yeltsin, destacó Alexander Sergeyev, presidente del Sindicato Independiente de Mineros del Carbón de Rusia.
No obstante, indicó "no podemos impedir que los trabajadores demanden la renuncia de Yeltsin, ya que el presidente no cumplió sus deberes constitucionales y no garantizó el pago a tiempo de los salarios".
Más de 200 mineros en protesta del distrito rico en carbón de Vorkuta en el norte de Rusia llegaron el jueves a Moscú, para marchar hacia la sede del gobierno de la Federación Rusa.
Con pancartas con consignas como "Incluso los esclavos son alimentados", los mineros instalaron un campamento provisorio frente a la sede del gobierno. Las autoridades municipales de Moscú se mostraron tolerantes, permitiendo la medida.
Sergei Kalashnikov, presidente del comité de trabajo de la Duma, dijo que es poco posible que las protestas de los mineros finalicen pronto, y alertó que "las medidas podrían desatar una ola de desobediencia civil en toda Rusia".
La principal organización minera de Rusia, el Sindicato Ruso de Trabajadores de la Industria del Carbón, Rosugleprof, tiene 780.000 miembros y es considerado uno de los más militantes de los sindicatos rusos.
En mayo, los mineros iniciaron una "Guerra en los Rieles" y bloquearon importantes líneas. Cientos de mineros de Kemerovo montaron una barricada cerca del pueblo de Anzhero-Sudzhensk, casi deteniendo todos los servicios entre la Rusia europea y su lejano oriente.
Mineros en Vorkuta y la región sur de Rostov detuvieron el tráfico local, y mineros de Rostov interrumpieron los viajes de tren con el Cáucaso.
El problema es causado por la incapacidad del Estado para pagarle a empresas del sector público por falta de dinero. Un sistema de dominó de deudas entre los gobiernos nacional y regional, la industria estatal y el abastecimiento de energía enterraron a las minas bajo una pila de recibos sin pagar.
El gobierno insiste en que su responsabilidad en la deuda es mínima, y acusa a los crecientes costos de producción y a intermediarios que controlan la mayoría de los contratos del carbón. Los mineros sostienen que los ministros deben resolver el problema.
De las 260 minas en el país, las 120 más productivas producen 88 por ciento del carbón ruso, anunciando el cierre de al menos 100 minas menos viables.
El Banco Mundial estima que casi la mitad de los 470.000 mineros rusos dejarán la industria en los próximos 10 años, y ofreció a la industria un préstamo de 800 millones de dólares para cubrir los costos de cierre.
El plan de cierre propone programas de capacitación y creación de empleos para personal de las minas, y ayudar a las municipalidades a brindar los servicios de seguridad social que los gigantescos complejos mineros solían ofrecer.
No obstante, la industria minera sigue siendo clave en el sector energético ruso. Casi la mitad de la electricidad rusa es producida en plantas alimentadas con carbón. Las reservas totales de carbón rusas se estiman en tres millones de toneladas.
Un problema adicional es que muchas de las minas que generan pérdidas están ubicadas en regiones aisladas donde no hay otras fuentes de empleo. Casi la mitad de los depósitos de carbón del país se sitúan en Siberia occidental y un tercio en Siberia oriental.
Los mineros enfrentan la perspectiva de migrar a otras regiones, pero la actual crisis económica en Rusia continúa haciendo difícil que encuentren trabajo en otras regiones. (FIN/IPS/tra-en/sb/rj/lp/lb/98