El único gobierno derechista post-comunista de Europa central aún en funciones, el de la República Checa, está próximo a caer, de acuerdo con las encuestas previas a los dos días de elecciones parlamentarias que comienzan hoy.
Los sondeos pronostican que es muy difícil que la coalición derechista que gobernó desde 1989 conserve todo el poder y que, además, habrá semanas o meses de negociaciones políticas antes de que se instale una coalición inestable o un gobierno de minoría.
"Lo que en realidad necesitamos es una situación política estable", dijo Vaclav Klaus, el ex primer ministro cuya renuncia hace seis meses abrió el camino a las elecciones de este viernes y sábado.
"Lo que es en realidad importante es seguir adelante con la muy frágil creación que es este país después de ocho años de transición a la democracia", agregó Klaus.
La República Checa es la única nación en transición en Europa central cuyo gobierno no retornó a la izquierda desde la caída de los regímenes comunistas en 1989.
Aunque una coalición derechista regresó al poder en Hungría, socialistas y ex comunistas gobernaron este país dos años hasta el mes pasado y en la década del 90 hubo partidos izquierdistas al frente de los gobiernos de Polonia, Rumania, Bulgaria y Eslovaquia.
Las elecciones parlamentarias no serán la avalancha de votos izquierdistas que muchos preveían hace pocos meses. El Partido Socialdemócrata continúa al frente de las encuestas, pero su popularidad de forma drástica en las últimas semanas.
Los comicios fueron convocados luego de que el conservador Klaus, que gobernó el país en sus cinco primeros años como nación independiente, cayó en noviembre en medio de acusaciones de fraude financiero.
Los escándalos impulsaron el crecimiento de los socialdemócratas, que se ufanaban hace apenas unos meses de que alcanzarían la mayoría de los escaños en el parlamento, algo difícil dado el sistema de representación proporcional que rige en la República Checa.
Hoy se registra un resurgimiento de Klaus, mientras el respaldo otrora abrumador de los socialdemócratas cayó 10 por ciento desde el pasado invierno boreal.
Encuestas publicadas este viernes, último día en que podían ser difundidas de forma legal, pronostican que el Partido Socialdemócrata podría ganar 26,7 por ciento de los votos y el de Klaus, el Partido Cívico Democrático, obtendría 19,5 por ciento.
Detrás, figuran el Partido Comunista, con nueve por ciento, y otros cuatro grupos que tendrán dificultades en llegar al mínimo de cinco por ciento necesario para alcanzar representación en el parlamento.
"Los socialdemócratas estaban cosechando votos gracias a los errores desesperados del gabinete de Klaus, que ahora asciende por el fracaso de los socialdemócratas en demostrar que pueden gobernar el país", explicó el sociólogo Iván Gabal.
"El problema de este país es que no hay una nueva generación de políticos que hayan demostrado que saben gobernar", agregó Gabal.
El resultado que se prevé supone que el país no tendrá un partido o una coalición sólida en control de suficientes escaños parlamentarios para formar un gobierno.
Una situación así hace dos años derivó en semanas de tensas negociaciones hasta que Klaus fue capaz de negociar un gabinete al que le faltaban dos votos para la mayoría parlamentaria. Pero, con el respaldo tácito de los socialdemócratas, el gobierno sobrevivió al voto de confianza inicial.
Una vez instalado, Klaus tuvo dificultades para la aprobación de todas sus iniciativas en el parlamento.
En su campaña, Klaus califica a las elecciones de alternativa entre la continuidad de las reformas o el retorno al socialismo. Pero, a pesar de una fuerte dosis de retórica populista en algunos candidatos socialdemócratas, la dirección de la economía está garantizada.
El partido continúa adhiriéndose a los puntos básicos de la economía capitalista y no tiene planes de estatizar ninguna propiedad privatizar, revisar las operaciones ya efectuadas o reducir el papel del mercado en el desarrollo económico del país.
"Sabemos que la propiedad privada utilizada con eficacia es el mejor medio de incrementar la propiedad global de la sociedad y de generar valor agregado para su uso con fines sociales", dijo Ivo Svoboda, portavoz de los socialdemócratas en materia económica.
El peor peligro que afronta la economía checa es la inestabilidad política, no un eventual viraje a la izquierda en las elecciones. Tras dos años de bloqueo, todos en la República Checa creen que el país necesita un gabinete con suficientes votos en el parlamento para ejercer un gobierno real.
Incluso otro gobierno débil continuará con las reformas porque casi todos los políticos manifiestan interés en el ingreso del país en la Unión Europea (UE).
"La política en Europa central, en realidad, no importa, porque la región ya comenzó el proceso de integración a la UE, que es muy específica en sus aspiraciones en tal sentido. Es como ir por un corredor estrecho: no se puede elegir ninguna otra dirección", dijo Jiri Pehe, asesor del presidente Vaclav Havel. (FIN/IPS/tra-en/dr/rj/mj/ip/98