La investigación oficial comenzada hoy hoy en Brasil sobre el laboratorio alemán Schering por la venta de píldoras anticonceptivas hechas de harina de trigo acentúa un prolongado conflicto entre el gobierno y la industria farmacéutica.
El servicio de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud inspeccionó durante cinco días las condiciones de producción en las instalaciones de Sao Paulo de Schering, uno de las siete grandes fabricantes de medicamentos en Brasil.
La medida fue dispuesta después de que cinco mujeres denunciaran hace una semana la ineficacia del anticonceptivo Microvlar, que no impidió su embarazo. Un análisis identificó en las píldoras harina de trigo, en lugar de la sustancia activa.
Schering de Brasil admitió haber envasado 2,26 toneladas de la mezcla con harina para probar y ajustar una nueva máquina envasadora. Ese volumen equivale a unas 170.000 cajas con 21 píldoras cada una. Vigilancia Sanitaria prohibió la venta de Microvlar y dispuso la incautación del producto en las farmacias.
La directora médica de Schering de Brasil, Sandra Abrahao, aseguró que ese material de prueba fue destinado a incineración bajo el control de técnicos de la empresa. "Aún es un misterio como una parte llegó a las farmacias para venta", confesó.
Las cinco mujeres embarazadas, que viven en el área metropolitana de Sao Paulo, anunciaron que demandarán a la empresa. Maria Seila Gonçalves, de 32 años y con dos hijos, teme que el falso medicamento provoque daños a su nuevo hijo y espera que Schering se haga cargo de la asistencia médica que sea necesaria.
El ministro de Salud, José Serra, instó a las damnificadas a reclamar indemnizaciones ante la justicia y se ofreció como testigo. "Los delitos contra la salud merecen un castigo ejemplar", dijo el ministro.
Agregó que el laboratorio responsable puede ser cerrado y que Schering podría haber incurrido también en evasión impositiva.
Ministro hace menos de tres meses, Serra llegó a decir el mes pasado que, si hubiera pena de muerte en Brasil, debería ser aplicada principalmente a los falsificadores de medicamentos.
Sus palabras se debieron a la irritación que le causó la comprobación de varias falsificaciones en el mercado de medicamentos. Algunos antibióticos figuran entre los productos adulterados, y ese hecho puede haber provocada varias muertes por infecciones no curadas.
Serra defendió en el parlamento un proyecto de ley aprobado de urgencia esta semana en la Cámara de Diputados y pendiente de votacin en el Senado que niega la libertad bajo fianza a los acusados por falsificación de medicamentos y alimentos.
El proyecto impone penas de 10 a 15 años de cárcel a los falsificadores, y el tiempo de reclusión puede aumentar al doble en caso de muerte de quienes ingieran esos productos.
Pero se trata de una iniciativa de represión de grupos criminales que adulteran medicamentos en laboratorios clandestinos. El nuevo caso, en cambio, involucra a una de las grandes empresas del sector, de capital extranjero y que domina el mercado de anticonceptivos químicos.
Schering vende otras cuatro píldoras anticonceptivas, incluso un producto denominado Triquilar, con los mismos componentes del Microvlar (etinilestradiol y levonorgestrel) pero a un precio superior, de 3,85 reales (3,32 dólares).
Microvlar, que se ofrece al público desde hace unos 25 años en Brasil, es el anticonceptivo de menor costo. Su precio es 2,90 reales (2,50 dólares) y por eso el de mayor venta. Los demás cuestan entre 9,26 reales (7,98 dóares) y 15,50 reales (13,36 dólares).
"Schering sacará el Microvlar del mercado. Será una forma de elevar los precios, eludiendo el control gubernamental" del sector, predijo a IPS el gerente de una farmacia que pidió el anonimato.
"No se entiende que dos medicamentos con el mismo principio activo, como es el caso de Microvlar y Triquilar, tengan precios distintos", observó el entrevistado.
La secretaria de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud, Marta Nbrega, recordó que hace dos meses, se comprobó que dos hombres muertos de cáncer de próstata utilizaban otro medicamento de Schering de Brasil, Androcur, que también había sido adulterado.
El gobierno enfrenta desde hace varios años problemas con la industria farmacéutica. Se trata del sector de mayor aumento de precios desde 1994, cuando Brasil logró estabilizar su moneda, poniendo fin a dos décadas de alta inflación.
La industria farmacéutica tuvo un fuerte crecimiento en los últimos años y su facturación anual supera los 10.000 millones de dólares. (FIN/IPS/mo/ff/he/98