El Sur en desarrollo se enfrenta al desafío de los cambios en el control de calidad de productos de la pesca dispuestos en el Norte industrial, destino de 80 por ciento de esas exportaciones, advirtió hoy la FAO.
La industria pesquera del Sur deberá aumentar inversiones para adaptar sus ventas a las nuevas exigencias del Norte, destacó la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).
La FAO, que tiene sede central en Roma, realizó el estudio con motivo del encuentro de su subcomité para la Industria Pesquera, que se celebrará en Bremen, Alemania, desde este miércoles hasta el sábado.
Delegados de unos 60 países y representantes de organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales discutirán en Bremen asuntos vinculados con el comercio internacional de productos pesqueros.
"El pescado es el alimento de exportación más importante de los países en desarrollo" y una significativa fuente de ingresos para muchos de ellos, señaló Ehrard Ruckes, especialista en pesca de la FAO.
El documento divulgado recuerda que la Unión Europea (UE) suspendió entre agosto y diciembre de 1997 su importación de mariscos frescos de Bangladesh, India Madagascar, Kenia, Mozambique, Tanzania y Uganda.
"El impacto de esas medidas fue muy grave para la industria marisquera de los países exportadores y se tradujo en la pérdida de puestos de trabajo y en la caída de ingresos", dijo Helga Josupeit, también de FAO.
"Las inversiones necesarias para adecuar un establecimiento de procesamiento de pescado a las nuevas normas son de notable entidad", indicó la organización.
Muchas empresas "consideran que la entrada en vigor de la nueva reglamentación (de la UE) sobre los productos pesqueros representa de hecho una barrera no arancelaria", observaron los autores del informe.
Otro obstáculo puede ser "el etiquetado con indicaciones ecológicas, como el certificado de que el pescado proceda de fuentes o recursos administrados de forma sostenible", agregaron.
"Existe el peligro de que los pescadores de pequeña escala de los países en desarrollo se vean en desventaja ante la exigencia de certificación de su producción", dijo Ruckes.
La exportación de productos pesqueros del Sur creció de 5.200 millones de dólares en 1985 a 17.200 millones en 1996. El Norte industrial absorbe 80 por ciento de esas exportaciones y los principales importadores son Japón, Estados Unidos y la UE, informó Ruckes.
La producción pesquera mundial, incluida la acuicultura, totalizó 121 millones de toneladas en 1996, y su valor superó los 120.000 millones de dólares.
El valor añadido por el transporte, el procesamiento final y la distribución elevan el monto a 250.000 millones de dólares, puntualizó Ruckes.
Hacia 1994, alrededor de 35 por ciento de los 200 caladeros marinos más importantes daban señales de descenso de su rendimiento. Mientras, el rendimiento había aumentando en 40 por ciento de las áreas consideradas y permanecía estable en el resto.
"El potencial de expansión ulterior de los recursos pesqueros es estrictamente limitado, a pesar de la ampliación de algunos caladeros a aguas más profundas", advirtió la FAO.
Ruckes señaló que varios países solicitan a la FAO que intervenga en la elaboración de los criterios de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), para evitar la sobreexplotación de la pesca.
La CITES subraya que, cuando una especie está amenazada hasta un punto cercano a la extinción, su comercialización internacional tendría que prohibirse o ser sometida a rigurosas medidas de control. (FIN/IPS/jp/ff/if en/98