La saludable caída de la producción y la exportación de pasta básica de cocaína en Perú tiene una negativa contrapartida en el incremento del consumo local de drogas en todo el país.
El área sembrada de coca bajó entre 40 y 50 por ciento en los últimos años, como resultado de la severa interdicción de los vuelos que transportaban la droga desde aeropuertos clandestinos de la selva hacia Colombia, donde era procesada y enviada a Europa y Estados Unidos.
Las 14 organizaciones de narcotraficantes locales, que según las autoridades siguen exportando ilegalmente cocaína, han bajado sus precios de compra para compensar los mayores costos de un tráfico que ahora se realiza por vía fluvial hacia Brasil y Colombia, y por carretera.
Esta situación ha originado un alto stock de droga, que los narcotraficantes tratan de colocar en el mercado local, antes menospreciado por las bandas más poderosas.
La informacion sobre el incremento del consumo en Perú es proporcionada por el Estudio Epidemiológico Nacional Sobre Uso de Drogas, realizado por Cedro, la más importante organización no gubernamental que trabaja en el tema de prevención del consumo.
El estudio precisa que ha crecido el consumo de drogas ilegales (marihuana, cocaína y opio), pasando de una "prevalencia" (término que incluye el dato "aunque sea una vez") de 7,7 por ciento en 1995 al actual 12,6 por ciento.
Por otro lado, el hábito de consumo se ha "democratizado", y las más baratas -la marihuana (ocho por ciento) y la pasta básica de cocaína (4,7 por ciento)- tienen ahora adictos en los sectores más pobres de la población urbana y en algunas áreas campesinas tropicales.
El clorohidrato de cocaína (3,2 por ciento), cuyo precio es mayor que el de la pasta básica, se mantiene en la clase media, en tanto que el ínfimo consumo de opio (0,01 por ciento) se realiza en los centros nocturnos de balnearios al sur de Lima, a los que concurren jóvenes del más alto poder adquisitivo.
Maritza Castro, del centro de información de Cedro, dijo que uno de los factores de incremento en el consumo local de drogas es, justamente, la eficacia de la represión del narcotráfico internacional, que ha generado un excedente de pasta básica de cocaína que no ha podido ser exportada.
El excedente ha provocado una baja en el precio local de la pasta básica, que abarata las dosis de la droga en las ciudades y genera, inclusive, el surgimiento de un mercado de consumo en los valles productores de coca de la selva central, señaló la experta.
El crecimiento del consumo de pasta básica de cocaína entre los campesinos de la selva preocupa a los especialistas, pues ha pasado de ser consumida alguna vez por el 2,5 por ciento de la población en 1988 al actual 7,4 por ciento.
En Lima, el consumo de este tipo de droga barata -los llamados "ketes" se venden entre 10 y 13 centavos de dólar- ha aumentado de 3,6 de prevalencia en 1988 al 5,6 por ciento.
El informe epidemiológico realizado por Cedro contiene un mapa de las zonas de comercialización en Lima de pasta básica y de clorohidrato de cocaína. La dosis de un gramo de esta última, considerada "la droga de los ricos", cuesta entre cinco y ocho dólares.
"Ante la abundancia de la droga de menor precio y calidad, los microcomercializadores, que venden los 'ketes' en los barrios populares, son muy agresivos para expandir su mercado y tratan de penetrar inclusive en los colegios, para generar adictos en la población infantil y adolescente", dice el informe.
"Esta situación es grave, pues la pasta básica, que mantiene en su composición los componentes químicos utilizados en su elaboración inicial, no sólo es muy adictiva, sino que origina graves daños al sistema neuronal (…) Casi literalmente quema el cerebro de los consumidores", añade.
Cedro realiza actualmente una investigación sobre la relación entre este incremento del consumo y el de la violencia juvenil, las llamadas "barras bravas" del fútbol y las "pandillas" predelictivas en algunos barrios marginales.
La droga que se está vendiendo barata en Lima y en los valles de la selva corresponde a la producción obtenida hace dos años, antes que bajara el área destinada a cultivos de coca, afirmó Maritza Rojas, directora de Investigaciones de Cedro.
Por tanto, se estima que cuando el stock se reduzca considerablemente, los precios volverán a subir, aprovechando el mercado interno ya ganado.
"Estamos ante una coyuntura de contracción productiva, que debe ser aprovechada acelerando y acentuando los programas de sustitución de cultivos mediante políticas de desarrollo alternativo, para que los productores no retornen a los cultivos de coca", dijo la Rojas.
"Hay que trabajar también en el frente de la prevención y rehabilitación de adictos, para reducir el reforzamiento del mercado interno del consumo de drogas", concluyó la investigadora. (FIN/IPS/al/ag/ip/98