La desinformación de los jóvenes sobre la sexualidad, por falta de orientación en la escuela y en el hogar, ha provocado en Panamá un aumento descontrolado de embarazos no deseados.
Estadísticas de la Contraloría General de Panamá cuantificaron en 20 por ciento el nacimiento de hijos de menores de edad en 1997, lo cual supone un importante incremento respecto al 15 por ciento registrado a principios de esta década.
Ramón Hernández, de la no gubernamental Asociación Panameña para el Planeamiento de la Familia (Aplafa), atribuyó el fenómeno al "conflicto generacional" que aún prevalece en este país en torno de la sexualidad de los jóvenes.
"Todavía hay personas que consideran que la educación sexual legalizada puede abrir los ojos a los jóvenes y hacer que aumente la incidencia de relaciones sexuales tempranas", dijo Hernández.
Panamá y Colombia son los únicos países de América Latina que aún no han legalizado la educación sexual en las escuelas debido, entre otras cosas, a la cerrada oposición de la Iglesia Católica.
El resultado de "esos tabúes" es una población juvenil que mantiene relaciones sexuales prematuras y sin tomar medidas de prevención, lo cual termina en embarazos no deseados "y muchas veces en abortos", subrayó Hernández.
La mayoría de esos abortos "se practican en casa, no forman parte de las estadísticas" y son "altamente peligrosos y traumáticos para las adolescentes", que en muchos casos "son obligadas a abortar por sus propios padres".
Otro aspecto del problema deriva de la cultura "machista" de importantes sectores de la población, particularmente en el área rural, donde se menosprecia a las hijas por considerlas ineptas para las faenas agrícolas.
Hernández advirtió que, en el medio rural, algunos padres "que han canjeado a sus hijas menores por un caballo, o las han cedido a dueños de tiendas (de comestibles) para pagar favores o deudas, con lo que abren la posibilidad de embarazos a corta edad".
Veintidós por ciento de los alrededor de 560.000 hogares constituidos en Panamá estám a cargo de mujeres solteras que hacen las veces de madre y padre, debido a la paternidad irresponsable.
Aplafa realiza desde hace alrededor de 30 años una labor de educación sobre la sexualidad y las consecuencias del embarazo a temprana edad, pero sus programas y métodos de prevención no son respaldados por el gobierno.
No obstante, diversos centros escolares oficiales acuden a Aplafa para solicitarle que imparta conferencias fuera de curriculo a los adolescentes.
Hernández acotó que Aplafa considera que ha llegado el momento de abordar el tema "en forma clara y sin tabués", y no sólo entre adolescentes de sectores populares, donde ocurre la mayor cantidad de embarazos no deseados, sino entre "todas las clases sociales".
Además de las consecuencias sociales del embarazo a edad temprana y de la existencia de uno de cada cinco hogares a cargo de mujeres, en su gran mayoría sin empleo fijo, el embarazo precoz también afecta la salud física y mental de las adolescentes.
La obstetra Aura Jaén, quien lleva más de 30 años ejerciendo su profesión en hospitales de Panamá, advirtió que la mayoría de las niñas embarazadas "presentan frecuentemente un trabajo de parto prolongado, lo cual constituye un riesgo de muerte tanto para la madre como para su hijo".
Tras indicar que el problema no es exclusivo de los sectores sociales más pobres, Jaén indicó que sin educación sexual en la escuela y en el hogar resultará muy difícil superar el problema "que ya está adquiriendo caracteristicas alarmantes".
La psicológa Rosa Rodríguez destacó por su parte que también se presentan problemas emocionales, pues muchas niñas embarazadas o madres solteras a temprana edad sufren "el rechazo de sus padres y de la sociedad".
Luego de advertir que en la mayoría de los casos hay negligencia por parte de los padres, Rodríguez señaló que los casos de embarazo de adolescentes "generalmente tienen un trasfondo común: la falta de educación". (FIN/IPS/sh/ff/pr/98