Un accidente ambiental ocurrido en una mina de la provincia de Veraguas, occidente de Panamá, desató una ola de críticas, protestas y demandas de cierre por parte de diversos sectores, entre ellos de la estatal Defensoría del Pueblo.
Un derrame de cianuro de una pileta de lixiviación (separación del oro de la roca mineral) en la mina Santa Rosa, ocurrido la semana pasada, contaminó varios ríos que abastecen de agua potable a unos 350.000 habitantes de la región central del país.
Los directivos de la mina, propiedad de varios inversionistas canadienses y panameños, así como las autoridades del país, trataron de minimizar el impacto ambiental del derrame de tóxicos, pero la intervención del defensor del pueblo, Italo Antinori, activó las protestas de la comunidad.
Durante una reunión de la Comisión de Ambiente del parlamento el jueves, Antinori pidió de forma oficial el cierre temporal o definitivo de la mina Santa Rosa para investigar la contaminación que afecta "a la población y el ambiente" alrededor del proyecto.
El defensor del pueblo visitó el fin de semana la ciudad indígena de Cañazas, ubicada junto a la mina, para comprobar la veracidad de las denuncias formuladas por lugareños y organizaciones ambientalistas sobre las actividades insalubres y peligrosas de Santa Rosa.
Antinori detectó en su visita malos olores en las quebradas y ríos cercanos a la mina y niños y ancianos que padecen diversas enfermedades que se manifiestan con vómitos, dolor de cabeza, diarreas y alergias.
Tras acusar a los responsables de la mina Santa Rosa de "actitud negligente e imprudente", Antinori advirtió la población de Santiago, la capital de Veraguas, "está bebiendo agua contaminada con algun porcentaje de cianuro" a causa del último derrame.
El funcionario sostuvo que la situación en Cañazas es "dramática". "Las casas están rajadas porque hay detonaciones de dinamita en la mina todos los días. El cianuro se siente en la piel de la cara y los niños de un internado amanecen todos los días con la vista nublada y mareados", denunció.
La denuncia de Antinori fue corroborada por el director del Sistema de Protección Civil, Roberto Velázquez, quien afirmó que luego del derrame de cianuro los funcionarios de su organismo recogieron más de media tonelada de peces muertos en el río Corita, cerca a la mina.
El río Corita es tributario del caudaloso río Santa María, que abastece de agua potable a Santiago, ciudad de unos 45.000 habitantes, así como a varias localidades de las provincias de Coclé, Herrera y Los Santos, en la zona central de Panamá.
Velázquez indicó que, como la mina Santa Rosa no advirtió a tiempo lo ocurrido a la población de Cañazas, es probable que los habitantes del lugar hayan consumido pescado contaminado y que los animales hayan bebido agua envenenada con cianuro.
Sin embargo, el ministro de Comercio e Industrias, Raúl Hernández, señaló que la cantidad de cianuro derramada no es suficiente como para producir daños a las personas.
Pero el reciente no es el único caso de contaminación de las fuentes de agua cometido desde la mina Santa Rosa.
El director de Recursos Minerales del Ministerio de Comercio e Industrias, Didier Pitano, confirmó que las autoridades habían comprobado antes al menos otros dos derrames de cianuro de las piletas de lixiviación de Santa Rosa.
Otra mina de esa misma zona, El Remanse, hoy paralizada por la caída de los precios del oro y la plata, tambien derramó cianuro sobre el río Corita en al menos dos ocasiones.
El Ministerio de Comercio e Industrias impuso una multa de 400.00 dólares diarios a la mina Santa Rosa por el tiempo que dure la reparación de la pileta de lixiviación que se dañó, informó Pitano.
Pero "el código minero no me permite" adoptar otras sanciones contra la empresa, se lamentó el funcionario.
Mientras tanto, los pobladores de Cañazas reclaman que se tomen medidas urgentes para la proteccíon de su salud, su vida y sus bienes.
Edorita Camarena, residente en los suburbios de Cañazas, dijo que cuando los trabajadores de la mina detonan dinamita, lo cual ocurre una vez por día a una hora fija, cae "gran cantidad de piedras" frente a su casa.
"Antes se nos avisaba con un toque de sirena para que nos protegiéramos, pero ahora todos tenemos que estar atentos cuando ocurre la explosión para buscar refugio", acotó Camarena.
Lo ocurrido en Cañazas preocupa a residentes de otras provincias del país donde se realizan exploraciones mineras, como la de Cocle, en la zona central del país.
Oscar Isaza, representante del distrito de Olá de esa provincia, reclamó a las autoridades un estudio de impacto ambiental sobre varios proyectos de extracción de oro en los ríos de ese lugar para evitar que ocurra lo mismo que en Cañazas.
"Nosotros no nos oponemos rotundamente a la conformación de eos proyectos. Lo que queremos es que se hagan los estudios del caso para que no ocurra nada como lo sucedido en las minas de Santa Rosa, donde no se tomaron en cuenta estos estudios y allí están las consecuencias", advirtió Isaza.
Mientras tanto, el Frente Nacional de Lucha Contra la Minería, conformado por unas 45 organizaciones indígenas, sindicatos rurales, grupos de ganaderos y religiosos, convocaron a una protesta para la próxima semana contra Santa Rosa y otras compañías que, a su juicio, "practican una minería sucia". (FIN/IPS/sh/mj/en/98