MEXICO: Gobierno e iglesia superan diferencias sobre Chiapas

Las relaciones entre el gobierno de México y la Iglesia Católica parecen haber entrado en un nuevo periodo de estabilidad, luego de superadas las diferencias en torno al estado de Chiapas.

El signo más claro del entendimiento fue la audiencia que concedió el presidente Ernesto Zedillo en su residencia oficial al presidente de la Conferencia Episcopal Mexicano (CEM), Luis Morales Reyes, y al secretario general, Abelardo Alvarado Alcántara.

El principal objetivo de la reunión era la presentación del nuevo Consejo de la Presidencia del CEM y analizar la situación en Chiapas.

Iglesia y gobierno han sido partes activas en las negociaciones por la paz en ese estado del sur de México desde que estalló el conflicto el 1 de enero de 1994, con la aparición pública del guerrillero Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Las relaciones entre el gobierno y la Iglesia se dañaron en los últimos meses a causa de las actividades del obispo de Chiapas, Samuel Ruiz, que dirigió dos años la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI) que pretendía mediar entre el EZLN y el gobierno para alcanzar la paz definitiva.

Ruiz anunció el día 7 la desintegración de la CONAI, al tiempo que acusó al gobierno de impulsar una campaña de persecución religiosa contra la Iglesia, lo cual fue desmentido luego por la propia jerarquía católica.

A esto se sumaron las acusaciones de Zedillo en sus últimas visitas a Chiapas contra "teólogos de la violencia" a los que no identificó, a pesar de lo cual los obispos Ruiz y Felipe Arismendi rechazaron las declaraciones presidenciales.

Luego de la disolución de la CONAI, fuerzas del gobierno desmantelaron el día 10 uno de los 32 municipios "autónomos" que mantiene la guerrilla zapatista en la región, acción que tuvo como consecuencia un fuerte combate en el que murieron un policía y ocho civiles.

Además, fueron detenidas entonces 58 personas acusadas de atacar a los más de 1.000 soldados que participabaron en el operativo del municipio de El Bosque.

Desde el comienzo de la revuelta zapatista, el 1 de enero de 1994, en Chiapas, estado fronterizo con Guatemala, más de 300 personas han muerto a causa del conflicto bélico, según cálculos extraoficiales.

Zedillo justificó el día 12 las incursiones de la policía y el ejército en zonas de influencia de la guerrilla zapatista porque solo "puede haber paz con respeto a la ley".

Ruiz, a quien algunos grupos acusan de favorecer a la guerrilla y otros promueven como candidato al premio Nobel de la Paz, lamentó que el gobierno persiga a la Iglesia de Chiapas y afirmó que las autoridades "desisitieron del camino del diálogo".

Los partidos políticos de oposición, grupos humanitarios y un sector de la Iglesia Católica sostienen que el gobierno busca reactivar la guerra, pues no respeta la tregua militar con la guerrilla, establecida por una ley dictada por el Congreso en 1995.

Para el presidente del CEM, las diferencias entre el gobierno y la Iglesia se superaron con la desparición de la CONAI y la renuncia de Ruiz a mediar en el conflicto de Chiapas.

"Las fricciones se daban más bien con don Samuel y su diócesis. En todo caso, si los últimos acontecimientos crearon tensión con la Iglesia o con una parte de ella, esa tensión ha ido pasando", dijo Morales Reyes.

Ahora "volvemos a tener una relación como debe ser, cordial, respetuosa, pero libre por ambas partes. La jerarquía (católica) mantiene sus relaciones como estaban antes, y, si acaso hubo una tensión, ésta ya paso", agregó.

Por su parte, el cardenal Norberto Rivera Carrera negó enfáticamente en su última homilía dominical en la catedral de la ciudad de México que exista en el país una persecución religiosa, como había manifestado Ruiz. "Nadie nos ha perseguido", dijo.

Mientras tanto, el subsecretario de Asuntos Religiosos de la Secretaría (ministerio) de Gobernación (interior), Guillermo Jiménez, aseguró que en México hay un franco y cordial entendimiento entre la Iglesia Católica y el gobierno.

Morales Reyes enfatizó que las diferencias principales con el gobierno eran sostenidas por los obispos de Chiapas, que pertenecen a una de las minoritarias alas progresistas de la Iglesia y no a la mayoría conservadora.

Las declaraciones sobre los "teólogos de la violencia" efectuadas por Zedillo "tensionaron un poco y ya pasó, pero" el malestar "era parcial, no de la jerarquía" eclesiástica, pues "estaba muy localizada en los obispos de Chiapas", reiteró el presidente del CEM.

El prelado anunció que la Comisión para la Paz y la Reconciliación en Chiapas de la CEM, creada en 1994, continuará su gestión a favor de la pacificación, y reiteró que nueve obispos visitarán Chiapas entre el 10 y 12 de agosto.

El obispo Felipe Arizmendi informó que los sacerdotes se entrevistarán con los altos mandos del ejército y del EZLN con el fin de reabrir el camino del diálogo y alcanzar la paz en las comunidades indígenas.

Sin embargo, el cardenal Rivera Carrera manifestó que los chiapanecos son los únicos que pueden resolver sus problemas, incluso el conflicto armado que se vive en ese estado.

"Son los propios chiapanecos quienes tienen capacidad de resolver sus problemas", lo que "no requieren la intervención de una instancia internacional y ni siquiera de una intermediación nacional", sostuvo.

En la historia de las relaciones entre el Estado mexicano y la Iglesia Católica suelen destacarse tres períodos, el primero a finales del siglo pasado cuando el presidente Benito Juárez impulsó una reforma que separó a las dos instituciones.

Otra etapa fue la llamada "guerra cristera" en la década del 20, cuando grupos religiosos católicos se levantaron en armas contra el gobierno.

En la presidencia de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), el gobierno le abrio espacios a la iglesia. (FIN/IPS/fv/mj/ip hd cr/98

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