Los colonos judíos llegaron al alba, con ametralladoras y perros policía para desalojar a una mujer palestina de una vivienda en el Barrio Musulmán de Jerusalén.
Luego, en medio de las sombras, instalaron siete casas precarias de lata en un terreno cercano.
Entonces, cuando se hizo la noche sobre los muros de la Ciudad Vieja, se apoderaron de dos casas de piedra en el vecindario árabe de Silwan, en Jerusalén oriental, desplegaron banderas israelíes y arrojaron afuera las pertenencias de un morador palestino.
El objetivo de los grupos extremistas judíos Elad y Ateret Cohanim es establecer asentamientos en las áreas de densa población palestina de Jerusalén, en particular las zonas sagradas como Silwan, construida sobre la antigua Ciudad de David.
"Más de la mitad de la Biblia se escribió en esta área, por lo que es natural que los judíos querramos vivir aquí", dijo Dully Basok, portavoz de Elado.
Basok usa el solideo de lana tejida habitual entre los nacionalistas religiosos judíos opuestos a los acuerdos de paz que ceden partes del Israel bíblico a los palestinos.
"El profeta Jeremías dijo que Jerusalén se reconstruirá de sus ruinas. Estamos haciendo lo que se dijo hace 2.500 años que sucedería", agregó.
Armados de ortodoxia religiosa y visión mesiánica, estos grupos buscan en silencio viviendas de árabes cuya propiedad es dudosa o cuyos dueños desean venderlas o, incluso, están muertos o desaparecidos.
Varios palestinos acusados de vender predios a judíos fueron encontrados el año pasado asesinados, al parecer por otros palestinos.
Desde la firma de la paz interina entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en 1993, la acción de estos grupos cobró importancia.
La solución a la situación definitiva de Israel se negociará en mayo de 1999, y los problemas demográficos se tomarán en cuenta.
Los palestinos esperan que cualquier acuerdo les atribuya el gobierno de los barrios de la mitad oriental de Jerusalén, donde viven 180.000 de ellos. Israel, por su parte, pretende que la ciudad permanezca unida bajo su control.
Cualquier movimiento de Elad o Ateret Conhanim aleja la solución en torno a Jerusalén, mientras el gobierno de derecha de Israel, encabezado por Binyamin Netanyahu, manifestó su intención de abandonar 13 por ciento del territorio de Cisjordania.
Los activistas creen que estos dos grupos obtendrán más propiedades, pues durante más de un decenio se han apropiado de docenas de inmuebles árabes, a través de compras o de mecanismos judiciales.
Hoy, 60 familias pertenecientes a Ateret Cohanim viven en el Barrio Musulmán, al que ellos denominan Kotel, palabra hebrea que denomina el Muro de los Lamentos, el sitio más sagrado del judaísmo jerosolimitano.
Fuera de los muros de la Ciudad Vieja en dirección al este, los integrantes de Ateret Cohanim poseen otra media docena de terrenos.
Diecisiete familias pertenecientes a Elad, acrónimo en hebreo de "A la ciudad de David", se trasladaron hasta ahora Silwam. Ese número se elevará a 21 cuando cuatro familias se muden a dos casas ocupadas la semana pasada, una de ellas con tres entradas independientes.
En la mayoría de los casos, las propiedades caen en sus manos luego de prolongadas batallas judiciales. El juicio por una de las viviendas ocupadas en Silwan comenzó en 1991. "El juez dijo que nos pertenecía hace unos pocos días", dijo Basok, que se negó a informar cuántas casas reivindican en los estrados.
Los palestinos afirman que los colonos usan con frecuencia métodos inescrupulosos para obtener la propiead y sacar provecho de los arcaicos documentos y la ignorancia de los palestinos en la materia.
Una vez que alcanzan un eventual acuerdo con los colonos, los moradores palestinos son enviados, con frecuencia en secreto, a un sitio seguro en el extranjero.
El Ministerio del Interior declaró "ausente" al dueño de una vivienda que vive en Jordania, pero pasó por alto el hecho de que su hija aún vivía en ella y esperaba heredarla para poder venderla a Elad.
"Ocurren muchas cosas ilegales. El juez es sesgado y el gobierno usa la ley al servicio de los colonos", dijo Faisal Husseini, representante de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Jerusalén.
"Están destruyendo la posibilidad de paz. Es un desastre para ellos y para nosotros", dijo Ahmed Abdel Rahman, secretario general de la ANP.
Danny Seidemann, abogado de la organización izquierdista israelí IrShalem, dijo que la justicia actúa con "equidad" y de acuerdo con la evidencia presentada. Pero los palestinos están en desventaja, explicó.
"Los colonos han tenido acceso total a los registros del gobierno, algo que se ha negado a los palestinos. Eso significa que los palestinos están en desventaja desde el punto de partida", dijo Seidemann.
"De ese modo, los colonos encuentran las propiedades, el gobierno las toma y se las entrega. Si el gobierno de Estados Unidos tomara propiedades y las pusiera a disposición de una organización política con la que tiene vínculos, creo que sería ilegal", sostuvo el abogado.
El último golpe de los colonos fue el día 9, cuando Ateret Cohanim recibió permiso para construir 40 dormitorios para una yeshivá (escuela religiosa judía) en el poblado palestino de A- Tur, a diez minutos de Silwan.
Seidemann ha impedido que integrantes de Ateret Cohanim adquirieran el Bosque del Mufti, en el vecindario de Wadi Joz, Jerusalén Oriental, y un predio vacío en Abu Dis, localidad fuera del límite de la ciudad.
Los colonos niegan estar motivados por el deseo de bombardear las iniciativas de paz que podrían suponer la entrega de partes de Jerusalén a los palestinos. Ellos alegan que quieren vivir en lugares sagrados, pero adquirieron predios cerca del Monte de los Olivos, sin ninguna importancia para la religión judía.
"Su propósito es recuperar tierras con una visión mesiánica, pero también socavar el proceso de paz", opinó Seidemann. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/mj/ip/98
