Unos 200.000 refugiados residentes en Kenia deberán entregar sus armas al gobierno por orden del ministro del Interior de este país de Africa oriental.
La orden, comunicada por el ministro Sharif Nassir durante el fin de semana, está dirigida a unos 200.000 refugiados de Ruanda, Burundi, Sudán, Etiopía, Eritrea, Uganda y República Democrática de Congo (ex Zaire). El funcionario no mencionó una fecha límite para la entrega de las armas.
Aunque no hay estimaciones sobre la cantidad de armas en poder de los refugiados, al gobierno le preocupa el contrabando que estas personas realizan desde países vecinos.
El mes pasado, en una reunión de dos días en la localidad de Wajir, en la frontera con Somalia, siete ministros y legisladores de la provincia del Nordeste, donde están los campamentos de refugiados de Ifo, Dagahley y Hagardera, exhortaron al gobierno a reabrir un cuartel militar en la zona para contrarrestar la inseguridad imperante.
Los refugiados de la zona se quejan de la acción de bandas de delincuentes. "Intimidan, saquean y violan a las mujeres", dijo a IPS un refugiado procedente de Ifo.
Las mujeres son blanco de la violencia porque a menudo tienen que caminar entre 10 y 20 kilómetros para buscar leña. Más de 74 violaciones fueron denunciadas en los campamentos el año pasado.
Para combatir esta situación, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados planea comprar leña por valor de 1,5 millones de dólares este año. El organismo gastó 740.000 dólares en 1997 para adquirir vehículos para la policía.
Las armas en poder de los refugiados provocaron varios enfrentamientos violentos en el pasado. Por ejemplo, en junio de 1996, 26 refugiados sudaneses murieron por heridas de bala y 18 resultaron heridos cuando grupos rivales se enfrentaron en el campamento de Kakuma, en la frontera con Sudán.
La situación se contuvo sólo cuando el gobierno envió a una fuerza policial a mantener el orden en el campamento.
Al gobierno de Kenia también le preocupa que la proliferación de armas entre los refugiados pueda provocar enfrentamientos con kenianos que, en algunas partes del país, se armaron contra ladrones de ganado.
Versiones sin confirmar indican que los nómadas de Pokot, de la provincia de Rift Valley, poseen más de 4.000 armas para defenderse contra los ladrones de ganado de la etnia karamoja, de la vecina Uganda.
Las raíces del robo de ganado en la zona de Pokot se extienden hasta la caída del dictador ugandés Idi Amin Dada, en 1979. Ese año, los karamojas saquearon el cuartel militar de Moroto, en la frontera con Kenia, y utilizaron las armas contra los pokot y turkana kenianos.
El gobierno entregó armas a los pokot en 1980 para su protección, pero en su lugar, las armas fueron utilizadas por los jóvenes para atacar a los marakwet de Kenia y realizar incursiones en Uganda.
Japeth Serem, alto funcionario de la localidad de Isiolo, en la frontera con Etiopía, ordenó el sábado a las personas con armas de fuego y municiones ilegales que las entreguen antes de fin de mes.
Pero el domingo, sólo nueve armas de fuego habían sido entregadas al gobierno de Isiolo, según informó Serem a la agencia oficial de noticias.(FIN/IPS/tra-en/mn/pm/aq-ml/ip/98