INDONESIA: Lecciones desde Manila para terminar con un imperio

El nuevo gobierno de Indonesia anunció que investigará la riqueza del ex presidente Alí Suharto y sus familiares, pero la experiencia en Filipinas demuestra que ir tras el imperio empresarial de un dictador es adentrarse en un laberinto político y legal.

Los 32 años del régimen de Suharto, quien renunció a la presidencia el 21 de mayo bajo presión popular, dieron suficiente tiempo para que su imperio floreciera.

El fiscal general de Indonesia, Soedjono Atmonegoro, anunció el lunes que el presidente Bacharuddin Jusuf Habibie investigará la "riqueza de funcionarios de Estado", una clara referencia a Suharto y sus allegados.

"La riqueza (de Suharto) obtenida por medios ilegales debe ser reintegrada el Estado", dijo el líder musulmán Amien Rais, quien sostiene que no debe permitirse que el ex presidente salga de Indonesia.

Estudiantes activistas que jugaron un papel clave en la caída de Suharto, no piden menos que el juicio del ex dictador, quien, según la revista Forbes, ocupa el lugar 16 entre las personas más ricas del mundo, con una red que vale unos 16.000 millones de dólares.

Una situación similar se vivió hace 12 años en Filipinas, cuando la consigna contra el dictador Ferdinando Marcos fue "La riqueza robada debe volver a la nación".

Los indonesios pueden aprender varias lecciones de Filipinas, que después de la revolución de 1986 buscó recuperar miles de millones de dólares supuestamente saqueados por Marcos, su familia y allegados durante los 20 años de su régimen.

Pero 12 años después de la revolución del "poder popular", Filipinas aún no recuperó por completo los activos en el mundo de la familia Marcos, estimados entre 5.000 y 18.000 millones de dólares.

Manila recibió hace poco, después de años de disputas legales, más de 300 millones de dólares que los Marcos habían depositado en cuentas en bancos suizos.

El congelamiento de activos o acciones en compañías que podrían haber sido propiedad de la familia Marcos o testaferros demostró ser un proceso delicado y lleno de oportunidades para la corrupción.

Después de la revuelta de 1986, el gobierno de Corazón Aquino creó una comisión presidencial para recuperar la riqueza de Marcos. Pero lo que inicialmente fue pensado como organismo temporal se mantuvo debido a las dificultades legales.

Aunque hay diferencias claves entre la riqueza de los Marcos y el imperio empresarial de los Suharto, el punto es que los esfuerzos por recuperar la riqueza corrupta de un dictador no es una tarea sencilla.

El Centro de Datos Empresariales de Indonesia estima la riqueza de Suharto y su familia en unos 20.000 millones de dólares.

Si sólo la mitad de esta cantidad fuera recuperada y volcada en los cofres estatales, el país estaría en buenas condiciones para hacer frente a la crisis económica que atraviesa y precipitó el fin del régimen de Suharto.

En especial, Yakarta podría superar la carencia de alimentos que afecta a la gran mayoría de los 200 millones de indonesios, dijo Christianto Wibisono, director del centro.

"Deshacerse de Suharto el político puede haber sido la parte fácil. Deshacerse de Suharto el empresario será mucho más difícil", dijo Michael Backman, autor de un próximo libro sobre corporaciones y gobierno en Asia.

Mientras los Marcos se limitaron a tener "gran cantidad de acciones pasivas" en empresas y reservas de oro y efectivo en el extranjero, "los activos de Suharto son muy diferentes', dijo Backman.

Debido a su participación en la economía, "liberar a la economía de Indonesia de los Suharto no será cuestión de simplemente transferir sus acciones", explicó.

La indignación popular contra los Suharto se mueve más allá de las medidas oficiales por el escrutinio de su riqueza. Semanas atrás, saqueadores atacaron negocios en que familiares de Suharto tienen acciones. Los retiros masivos golpean a un banco propiedad de un amigo de Suharto, Liem Sieo Liong.

La semana pasada, el hijo de Suharto Bambang Trihatmodjo renunció como presidente-director del conglomerado de la familia PT Bimantara Citra. Su cuñado, Indra Rukmana, renunció como presidente.

Pero muchos alertan que una caza de brujas atemorizaría a los inversores y dañaría los esfuerzos hacia la estabilidad económica.

El fiscal general Soedjono urgió a los indonesios a evitar "demasiada desconfianza y condena" en el caso de Suharto, mientras el economista Frans Seda advirtió que la investigación sobre la riqueza de Suharto podría conducir a la "venganza". (FIN/IPS/tra-en/js-ky/lp/ip/98

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