La vieja asociación estratégica entre Rusia e India revivió cuando Moscú desafió a sus socios del Grupo de los Ocho (G-8) al firmar un acuerdo de tecnología nuclear con India la semana pasada.
El llamado G-8 agrupa al Grupo de los Siete países más industrializados del mundo, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón, y a Rusia.
Estados Unidos condenó el acuerdo de inmediato. "Es el mensaje equivocado en el momento equivocado, urgiremos a los rusos a que reconsideren (la decisión)", dijo a la televisión un portavoz del Departamento de Estado.
Los rusos anunciaron además que el acuerdo incluye tecnología para el programa nuclear de submarinos de India.
Según la publicación británica "Jane's Intelligence Review", el acuerdo por el reactor de 2.600 millones de dólares cubre asistencia rusa para el programa de submarinos en áreas como el diseño del casco y la navegación bajo agua.
La ayuda de Rusia incluiría el desarrollo de misiles submarinos "Sagarika", tecnología de turborreactores y tecnología de apoyo. Pero, según Jane's, no está claro si la tecnología para el motor del submarino será transferida o ya fue entregada.
La disposición de Rusia a entregar alta tecnología a India ante la presión de Estados Unidos fue evidente cinco años atrás, con la transferencia de motores criogénicos para el espacio y posibles aplicaciones en misiles.
Según Machat S.N. Menon, ex consultor de la otrora ocupada misión soviética en Nueva Delhi y experto en relaciones indorrusas, aún hay un fondo de buena voluntad para India entre los rusos que el régimen del presidente Boris Yeltsin no puede ignorar.
Según Menon, Rusia ahora teme seriamente a China, la que comienza a intervenir en Mongolia y mira con ojos codiciosos a las ex repúblicas soviéticas ricas en petróleo de Asia central.
No puede esperarse que Rusia se mantenga impávida ante la nueva asociación hegemónica en construcción entre Estados Unidos y China, la cual tiene serias implicancias para el futuro control del petróleo del centro de Asia.
El experto en energía R. K. Pachauri advirtió sobre el nuevo juego en el escenario de Asia central, esta vez protagonizado por Estados Unidos, hambriento de petróleo, a través de Pakistán, Afganistán y China.
En este escenario, el territorio de Cachemira, disputado por India y Pakistán, se vuelve muy importante.
Rusia no quisiera ver cambio alguno en su estatuto, dijo Menon, destacando las varias oportunidades en el pasado en que Moscú vetó la discusión sobre el territorio en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.
Pakistán, que controla un tercio de Cachemira, parte de la cual le cedió a China para la autopista de Karakorum hacia Tibet, demandó una mediación internacional para solucionar lo que considera como la principal disputa que mantiene con India.
India ha insistido en que Cachemira es un tema bilateral que no deja espacio para la mediación de una tercera parte. La semana pasada, India se negó a recibir en Nueva Delhi al enviado de la ONU Alvaro de Soto para discutir sobre el territorio.
Moscú jugó un papel clave en acallar las referencias a Cachemira de parte de las cinco potencias nucleares declaradas y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU como principal punto de rivalidad entre Pakistán e India tras la serie de pruebas nucleares rivales que ambos realizaron en mayo.
Pero la violación del acuerdo del Grupo de Abastecedores Nucleares para brindar a India reactores sin salvaguardias totales, e ignorar las sanciones ordenadas por las cinco potencias revela cuál es la elección de Rusia. (FIN/IPS/tra-en/rdr/an/lp/ip/98