El jefe del gobierno regional de Hong Kong, Tung Chee-hwa, no preveía antes del retorno del territorio a la soberanía de China hace un año, el 1 de julio de 1997, que el camino por el que se dirigía fuera tan accidentado.
Pero muy pocos en la entonces colonia de Gran Bretaña preveían una crisis financiera tan virulenta que se desataría un día después en Tailandia y que se extendería luego al sudeste de Asia, una de las regiones de mayor crecimiento del mundo, y a todos los mercados del planeta.
Hong Kong sintió el cimbronazo.
Tung pensaba, antes de asumir la jefatura ejecutiva de la región autónoma especial de Hong Kong, que dar vivienda, educación y pensiones a los ancianos y promover el desarrollo industrial bastaría para ganar el aprecio de los ciudadanos del territorio y del gobierno de China.
El funcionario creía que si cumplía con esas metas podría consolidar el respaldo público y obtener una buena excusa para sortear los eventuales reclamos de libertad política de la población.
Pero la debacle de las monedas que se originó el 2 de julio en Tailandia obligó a Tung a enfrentarse a problemas mucho más serios que los previstos.
Los expertos pronosticaron entonces que la crisis se aplacaría, pero la continua caída del yen de Japón frente al dólar de Estados Unidos asestó un nuevo golpe a las monedas asiáticas en las últimas semanas. Ahora, temen que la crisis ingrese a una segunda fase, aun más grave.
El índice Hang Seng cayó a 7.462 el día 15, luego de ubicarse a 16.673 puntos en agosto de 1997, y volvió a ganar terreno al final de este mes, hasta ubicarse a 8.460,71 este lunes.
El mercado inmobiliario cayó entre 40 y 50 por ciento, en parte debido a los planes de Tung de colocar 85.000 nuevos apartamentos por año, lo que se exacerbó con la crisis y la suba de las tasas de interés.
La crisis del crédito condujo a una caída de las inversiones, a lo que se sumaron los problemas de liquidez de las empresas.
Cada vez más compañías incapaces de sobrevivir a la crisis financiera se ven obligadas a cerrar y a despedir trabajadores, tanto pequeños como grandes comercios, entre ellos el tradicional Yaoban. Las cadenas japonesas Matsuzakaya y Daimaru anunciaron su cierre para este año.
El turismo, otra gran fuente de ingresos para Hong Kong, también se derrumbó.
Todos estos factores derivaron en una caída del producto interno bruto de dos por ciento en el primer trimestre en comparación con el mismo período del año anterior. El secretario de Finanzas de Hong Kong, Donald Tsang, admitió que la economía continuará cayendo algunos cuatrimestres más.
Si esto sucede, significaría que Hong Kong entró en recesión, la primera desde 1985.
Tung, criticado por su manejo de la crisis, anunció medidas para reanimar la economía, como la suspensión de las ventas de tierra hoy en manos del gobierno y cortes de impuestos destinados a detener la caída de los precios de las propiedades y aflojar la crisis crediticia al estimular el comercio.
El congelamiento de la venta de tierras, el primero en más de dos décadas, continuará hasta marzo, según distintas previsiones. Tung no prometió resultados rápidos para su paquete, y algunas de las medidas que dispuso no convencieron.
"Quienquiera que desafíe a Tung cuando llegue la hora de elegir nuevo jefe ejecutivo ganará, porque los resultados de su administración están por debajo de las expectativas. Es muy indeciso. Es un buen hombre, pero aún carece de destreza política", dijo un integrante del parlamento regional.
Hong Kong está más preocupada por la sobrevivencia económica que por la represión política de China, mientras ingresa en el segundo año de vigencia del principio "un país, dos sistemas". (FIN/IPS/tra-eng/mh/ral/ip if/98