FUTBOL: Clima de rivalidad previo a partido Argentina-Inglaterra

Argentina e Inglaterra se enfrentan este martes en los octavos de final de la Copa Mundial de Fútbol en Francia, y a pesar de los esfuerzos por restarle connotaciones políticas al partido se teme que el recuerdo de la guerra en el Atlántico Sur (1982) desate incidentes entre fanáticos.

"Clima de guerra…", "Carga insoportable de rivalidad" o "En pie de guerra…" son solo algunas de las frases que emplean este lunes los medios periodísticos argentinos para aludir al partido que este martes definirá cuál de los dos equipos entra en la recta final y cuál vuelve a casa.

La presencia de los temibles "hooligans" (fanáticos ingleses) y de los "barrabravas" argentinos obligaron a los servicios de seguridad a reforzar la custodia en los estadios, y muchos habitantes de Saint Ettiene, donde será el choque, se aprestan para no salir de sus casas esa noche.

La prensa gráfica, la radio y la televisión, así como jugadores y técnicos, exhortan a los simpatizantes a dejar de lado recuerdos revanchistas de la guerra, cuando Argentina invadió las islas Malvinas, ocupadas por Gran Bretaña desde el siglo pasado, y fracasó en su intento por recuperarlas.

El técnico de la selección argentina, Daniel Pasarella, aclaró que en el partido no se define ninguna soberanía, pero los simpatizantes parecen decididos a afilar los sables a pesar de la voluntad por restarle dramatismo al choque.

"Las Malvinas son argentinas", reza la camiseta de uno de los jefes de los barrabravas de Argentina que viajó a Francia para alentar a la selección.

"En el espíritu colectivo se recuerda la guerra y no faltará el morbo de mezclarla con 90 minutos de fútbol", se lamentaba de antemano el diario Perfil en su edición de este lunes.

No obstante este espíritu colectivo de "rechazo al invasor", existe también una rivalidad deportiva que para algunos se mezcla con la reivindicación de soberanía argentina. Es que en el fútbol no hay colonizadores y colonizados, y la fantasía de vengar al ocupante parece estar en la mente de más de uno.

El periodista argentino Juan Zuanich, del diario deportivo Olé, admitió este lunes que "tiene un sabor especial ganarle a los ingleses, por la rivalidad deportiva y por la rivalidad histórica alimentada muchas veces por los prejuicios".

"Fuera de toda cuestión política, a los argentinos nos 'pone las pilas' enfrentar a los ingleses", reconoció Diego Fucks, de Radio Continental.

Vito Amalfitano, del diario La Capital, sostuvo que "no habría que mezclar, pero si la cultura forma parte de los pueblos, y el fútbol forma parte de la cultura, esa rivalidad, entonces, se entiende".

"No es una cuestión chauvinista, pero ganarles a los ingleses tienen un sabor diferente", agregó.

Los que se inclinan por la rivalidad deportiva, en la que hacen más hincapie los medios ingleses, fechan el inicio de hostilidades en el Mundial de 1966, disputado en Inglaterra, cuando el argentino Antonio Rattin fue expulsado de la cancha y estrujó una bandera británica.

Pero el recuerdo más vivo, reflejado sin pausa por la televisión británica en estos días, se remonta al mundial jugado en México en 1986 que ganó Argentina, cuando el astro argentino Diego Maradona hizo un gol con la mano a Inglaterra, sin que el árbitro lo anulara.

"La mano de Dios", como fue bautizado ese gol después de las explicaciones de Maradona, dejó afuera a Inglaterra. Hoy, 12 años después, el jugador admitió ante el diario británico News of the World que lamentaba lo ocurrido y que ese gol nunca debió haberse computado.

Pero, a pesar de las disculpas, de los esfuerzos de jugadores, técnicos y directivos, y de las crónicas que intentan enfriar el ambiente, las expectativas por el enfrentamiento de este martes insinúan que en el estadio francs se juegan muchas más cosas que la clasificación para la final mundialista. (FIN/IPS/mv/mj/cr/98

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