Los efectos de la caída del yen en Japón podrían ser más amenazadores que la crisis monetaria que arrasó a la mayor parte del sudeste de Asia el año pasado, alertan analistas.
El otrora todopoderoso yen cayó 11 por ciento contra el dólar de Estados Unidos desde el comienzo del año, y los economistas predicen una reducción mayor a 160 o incluso 170 por ciento en el otoño (boreal). El yen se cotizó este lunes a 145 frente a un dólar.
El efecto inmediato, indicaron los economistas, son exportaciones más fuertes, pero esto también significa un fuerte control de las importaciones, un escenario nada auspicioso para la mayor parte de Asia, que vende muchos productos a Japón.
Para aumentar los males de Japón, la producción interna se redujo 1,3 por ciento por segundo trimestre consecutivo en marzo.
La caída del yen se atribuye parcialmente a la incapacidad de los bancos japoneses de tratar con préstamos entregados en la década de 1980, cuando los préstamos especulativos se llevaron a cabo contra precios de la propiedad inflados. Se estima que estos préstamos alcanzan al menos 550.000 millones de dólares.
Los banqueros japoneses, según informaciones oficiales, prestaron hasta 120 por ciento de valor colateral en los años 80.
Pero los japoneses aprendieron una lección más amarga. Los precios de los inmuebles en el centro de Tokio cayeron 75 por ciento o más desde 1989, haciendo de Japón un muy buen negocio para inversores occidentales.
Aunque la caída del yen aumentará las ganancias de las compañías exportadoras, incluso estas están disgustadas con la rápida desvalorización de la moneda.
Las ganancias aumentarán en el corto plazo, pero la situación actual es desalentadora porque es vista como señal del profundo estancamiento de la economía japonesa, con consecuencias aún peores en el resto de Asia, dijo un portavoz de Sony Corp, el principal productor de electrónica de Japón.
Se estima que las ganancias de Sony aumentarán unos 41,3 millones de dólares. Pero el portavoz afirma que los fabricantes japoneses estarían felices en fijar una tasa de cambio de entre 110 y 120 yenes frente al dólar, y no están preparados para hacer frente a grandes cambios.
Lo que se necesita para fortalecer la economía es una reforma estructural más rápida del mercado japonés. El débil yen aumentaría las ganancias, pero socavaría la reforma estructural, explicó el portavoz.
Toshiba, otra importante compañía electrónica, señala que 50 por ciento de sus ingresos depende del mercado local y, si la demanda interna no aumenta, las ganancias de sus ventas en el exterior no ayudarán mucho.
El débil yen dañará las exportaciones asiáticas a Japón, que representan 70 por ciento del producto interno bruto de Asia.
Los analistas afirman que Japón reducirá las importaciones de Asia porque el yen debilitado hará a los productos asiáticos menos competitivos en el mercado japonés, una tendencia que dañará la recuperación de las tambaleantes economías asiáticas.
Las importaciones de cada uno de los países asiáticos cayeron este año. En marzo, las importaciones de la región se contrajeron 7,5 por ciento, según revelan las cifras.
Los comerciantes minoristas japoneses afirman que si aumentan los precios para pasar los efectos de la depreciación del yen a los consumidores, terminarán con menos consumidores y menores ganancias.
La caída continua del yen desató una venta de acciones y desató temores de que China se viera obligada a devaluar su moneda, el yuan.
Los inversores occidentales ricos en efectivo, sin embargo, buscan oportunidades y se apoderan de los préstamos por propiedades o relacionados con ellas tan rápido que los bancos japoneses pueden presentarlos en atractivos paquetes.
El Nikkei, principal diario financiero de Japón, informa que hasta 40 inversores institucionales occidentales tienen el ojo puesto en préstamos relacionados con la propiedad de bancos japoneses. La lista incluye a grandes como Merrill Lynch and Co., Cargill Inc., y Goldman Sachs and Co.
Los inversores occidentales intervinieron después que se retiraran jugadores asiáticos, golpeados por su propia crisis financiera el año pasado, afirmó el diario.
Morgan Stanley compró 1.200 unidades de condominio a Daikyo, un gigante de la construcción, por casi 83.000 millones de dólares, o alrededor de 34 por ciento del precio original de venta.
Goldman Sachs compró a Yamato Mutual Life Insurance Co. bienes raíces asegurados por unos 413 millones de dólares por alrededor de entre 10 y 30 por ciento del precio original.
"La situación me recuerda a finales de los 80, cuando todos se volcaron al mercado de bienes raíces, con la excepción de que ahora son los estadounidenses que llegan a Japón", comentó Takashi Ishizawa, economista del Instituto de Investigacion LCTB, afiliado del Bando de Crédito de Largo Plazo de Japón. (FIN/IPS/tra-en/sk/ral/lp/if/98