Siete cadáveres de inmigrantes aparecieron hoy en las costas mediterráneas de la ciudad de Ceuta, un enclave español en el norte de Africa.
En la costa opuesta, también del mar Mediterráneo, a escasos kilómetros del estrecho de Gibraltar y en territorio peninsular español, otros ocho inmigrantes marroquíes fueron detenidos cuando se aprestaban a bajar de una frágil embarcación.
Menos de 24 horas antes, el lunes, fueron detenidos otros 68 inmigrantes, 40 de los cuales viajaban en una embarcación de apenas siete metros de eslora (largo) por dos de manga (ancho). Todos ellos fueron confinados en centros policiales y serán repatriados.
En previsión de su arresto, unos 70 inmigrantes irregulares procedentes de Nigeria, Senegal, la República Democrática de Congo (ex Zaire) y Somalia que reclaman un permiso de residencia para evitar la repatriación se encerraron en la Catedral de la ciudad de Málaga, al sur de España.
Los viajes de inmigrantes del norte de Africa en embarcaciones frágiles y de poco calado, ocultos en dobles pisos o techos de camiones de carga o como polizones de barcos, deriva a menudo en accidentes, muchos de ellos mortales.
España se comprometió junto con el resto de los países de la Unión Europea a restringir el ingreso de inmigrantes y para ello ha adoptado una serie de medidas, aunque crece la convicción de que nada detendrá la desesperada avalancha.
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